CAPÍTULO 111: SOSPECHOSA DE ASESINATO.—Entonces, ¿tú no sabías nada? —preguntó Isabella, con una mezcla de incredulidad y preocupación.Lucy, mirando a su amiga con una expresión de vergüenza y sorpresa, respondió con vehemencia:—¡Por supuesto que no! Elijah nunca dijo nada, aunque sí había escuchado algo sobre Gemma y su enamoramiento por él. Pero esto me tomó por sorpresa, al igual que a ti.Isabella suspiró profundamente y negó con la cabeza.—Pues tu primo fue muy cruel con ella, le dijo cosas… tan duras… Nunca pensé que Elijah fuera así —confesó Isabella.—Yo tampoco —admitió Lucy, su tono suave, pero cargado de tristeza—. Pero… si sirve de algo, Gemma le pidió el divorcio, así que… Elijah no volverá a lastimarla.—¿Se van a divorciar? —Isabella parecía asombrada por la noticia.—Sí, antes de que volvieran a New York, pasé por el hospital, ella misma me lo dijo, y se escuchaba muy decidida.—Pues me parece bien, ninguna mujer debería aceptar que la humillen de esa manera —afirmó
CAPÍTULO 112: UNA MUJER PELIGROSA.La sala de juntas estaba sumida en un silencio sepulcral. Todos los presentes observaban al oficial con incredulidad.―¿Asesinato?―Sí, señor Philips, encontramos pruebas que vinculan a su hija con el occiso ―dijo el oficial con firmeza.Rodrik negó con la cabeza, la incredulidad pintada en su rostro.―No, debe haber un error… mi hija no sería capaz de hacer algo así.―Pues eso tendrá que demostrarlo delante de un juez. Ahora, por favor, necesitamos que nos diga su paradero. Tiene que ser llevada a la estación de policía para su declaración, ―insistió el oficial.La tensión se apoderó de Rodrik. Todo lo que estaba experimentando parecía una pesadilla, la más horrible de todas.Recordó la llamada de su hija.«Papá, voy a estar fuera de la ciudad unos días. Pero tienes que hacer algo, Sebastián está mintiendo. Lo más probable es que quiera sacarme de la empresa»Rodrik comenzaba a pensar que el repentino viaje de Inesa tenía una explicación.―Señor Phi
CAPITULO 113: YO VOY A PROTEGERLOS.Sebastián contestó al segundo tono.―Amor…―Sebastián, tienes que venir al hospital. Es urgente. Nicholas… él… alguien intentó hacerle daño ―dijo Isabella, su voz temblando con una mezcla de miedo y rabia.―¡¿Qué?! ¿De qué estás hablando? ―preguntó Sebastián, claramente alarmado.―Fue Inesa. Estoy segura de que fue ella ―respondió Isabella, casi en un susurro.Sebastián miró a Rodrik y sus ojos se volvieron furiosos.―Voy para allá, cariño. No salgas sin mí ― ordenó Sebastián antes de colgar.Una vez que lo hizo guardó su teléfono y se acercó amenazante a Rodrik, los oficiales aún estaban en la sala de juntas.―Tu hija esta vez fue demasiado lejos, Rodrik ―Sebastián lo señaló ―Y si se atreve a volver a acercarse a mi familia, entonces la mataré yo mismo.―Señor Ashford, le aconsejo que… ―habló uno de los oficiales.―No necesito que me aconseje nada ―lo interrumpió ―Más bien deberían irse y encontrar a esa loca psicópata.―Lo haremos, señor Ashford,
CAPITULO 114: NOTICIAS INESPERADAS.Nicholas jugaba en el salón de la casa cuando, con una expresión de curiosidad, preguntó:—Mami, ¿cuándo volverá papá?Isabella, tratando de ocultar la insatisfacción que sentía por dentro, sonrió forzadamente y respondió:—Hoy mismo, cielo. Papá fue a atender unos asuntos.Aunque sonreía, su corazón estaba lleno de descontento. Ella había estado de acuerdo con Louis y no quería que Sebastián viajara, pero él había hecho oídos sordos y se había ido de todas formas.Coraline, con preocupación, aprovechó el momento para preguntar:—¿Han sabido algo de Inesa?La pregunta hizo que Isabella se tensara de inmediato.—No, aún no. La policía dice que desapareció de la ciudad, así que… aún tenemos que seguir viviendo con esa loca allá afuera.En ese preciso instante, una de las empleadas se acercó con voz respetuosa:—Señora, alguien quiere verla.Isabella frunció el ceño, dudosa.—¿Quién?La empleada titubeó antes de responder:—Es… es el señor Davenport.—¿
CAPÍTULO 115: MAL PRESENTIMIENTO.Isabella caminaba de un lado al otro, visiblemente nerviosa. Mientras, su suegra trataba de tranquilizarla.Iba por el tercer té desde que recibió la noticia.—Isabella, por favor, todavía no estamos seguros de que sea Sebastián —dijo Coraline con voz suave.Isabella recordó la última vez que vio a Sebastián, su sonrisa y su promesa de volver pronto. La idea de perderlo para siempre era insoportable. Negó con la cabeza y la miró con sus ojos llenos de lágrimas.—Tú lo viste, era su helicóptero y las autoridades dijeron…Rogert, que había estado haciendo unas llamadas, colgó el teléfono y se giró hacia las mujeres. Su voz era quebrada y su rostro mostraba una mezcla de preocupación y dolor. Aunque trataba de mantenerse firme.—Acabo de hablar con el agente encargado del caso en Indiana. En efecto, es… es… —tragó y tomó una respiración profunda para poder continuar— el helicóptero de Sebastián. Los registros dicen que despegó del helipuerto pocos minuto
CAPITULO 116: DECLARACIÓN DE AMOR.Después de que Sebastián les explicara a sus padres, finalmente todos subieron a sus habitaciones. Él había preguntado por los niños, pero Isabella le dijo que estaban dormidos. Después de escuchar de la reacción de Nicholas, Sebastián se sintió tentado a despertarlo, no obstante, cambió de opinión y se prometió que estaría a su lado antes de que despertara.Se quitó la ropa y se metió a la ducha. Necesitaba relajarse; había sido un día agotador. Mientras regresaba a casa, había escuchado las noticias del desplome de su helicóptero en la radio. Había olvidado su celular dentro del helicóptero, así que la ansiedad por regresar y estar con su familia había hecho mella en él.Se metió bajo el cabezal de la ducha y dejó que el agua tibia mojara cada parte de su cuerpo, queriendo hacer a un lado las preocupaciones y temores.Con lo que acababa de pasar, le quedaba claro que Inesa era un peligro latente en sus vidas. No bastaba con sacarla de la empresa; a
CAPITULO 117: NO ERES MI PADRE.Un mes después…Rodrik Philips estaba en el estudio de su casa en Chicago cuando su teléfono sonó.—¿Bueno? —contestó él, con voz grave.—¿Papá? —La voz al otro lado de la línea era inconfundible.Rodrik no dijo nada por un momento, pero reconoció rápidamente la voz de su hija.—¿Inesa?—Sí, papá, soy yo.Rodrik tragó saliva y se llevó una mano al pecho. Había pasado un mes desde el accidente de Sebastián y, por supuesto, él estaba al tanto de que Inesa había tenido algo que ver con ello. No podía creer que su hija estuviera tan mal mentalmente, pero seguía siendo su hija.—¿Papá, estás ahí? ¿Me estás escuchando? —La voz de Inesa sonaba ansiosa.—Sí, sí, cariño. Aquí estoy —respondió Rodrik, tratando de mantener la calma.Del otro lado, Inesa miraba a todos lados nerviosa. Sabía perfectamente que estaba siendo buscada por las autoridades, pero se había quedado sin dinero, así que no tuvo más remedio que llamar a su padre. Si utilizaba algunas de sus tar
CAPÍTULO 118: PERSECUCIÓN.—¡Los llamaste! ¡Me traicionaste! —Inesa gritó, con los ojos llenos de furia.Rodrik apretó los labios sin sentir culpa. Había llamado al oficial de la policía después de que ella le diera la dirección. Aunque fuera su hija y le doliera saber que era inestable mentalmente, no podía permitir que siguiera haciendo daño.—No, no soy un traidor, Inesa. Lo hice porque te amo. Hija, estás fuera de control.La furia explotó dentro de ella, quien sin poder evitarlo presionó el gatillo.—¡No vuelvas a llamarme loca! ¡Nunca más!El disparo resonó en el lugar abandonado y Rodrik cayó al suelo, sintiendo la sangre fluir de su cuerpo. Su hija le había disparado, sin embargo, no era el disparo lo que estaba acabando con su vida, sino su corazón. Inesa le había disparado en el hombro, pero él estaba teniendo un ataque cardíaco. Sin embargo, Inesa no se inmutó, ni se quedó a ayudarlo.Simplemente, lo miró una vez más antes de girarse y salir corriendo.—Inesa… Inesa… hija…