CAPÍTULO 115: MAL PRESENTIMIENTO.Isabella caminaba de un lado al otro, visiblemente nerviosa. Mientras, su suegra trataba de tranquilizarla.Iba por el tercer té desde que recibió la noticia.—Isabella, por favor, todavía no estamos seguros de que sea Sebastián —dijo Coraline con voz suave.Isabella recordó la última vez que vio a Sebastián, su sonrisa y su promesa de volver pronto. La idea de perderlo para siempre era insoportable. Negó con la cabeza y la miró con sus ojos llenos de lágrimas.—Tú lo viste, era su helicóptero y las autoridades dijeron…Rogert, que había estado haciendo unas llamadas, colgó el teléfono y se giró hacia las mujeres. Su voz era quebrada y su rostro mostraba una mezcla de preocupación y dolor. Aunque trataba de mantenerse firme.—Acabo de hablar con el agente encargado del caso en Indiana. En efecto, es… es… —tragó y tomó una respiración profunda para poder continuar— el helicóptero de Sebastián. Los registros dicen que despegó del helipuerto pocos minuto
CAPITULO 116: DECLARACIÓN DE AMOR.Después de que Sebastián les explicara a sus padres, finalmente todos subieron a sus habitaciones. Él había preguntado por los niños, pero Isabella le dijo que estaban dormidos. Después de escuchar de la reacción de Nicholas, Sebastián se sintió tentado a despertarlo, no obstante, cambió de opinión y se prometió que estaría a su lado antes de que despertara.Se quitó la ropa y se metió a la ducha. Necesitaba relajarse; había sido un día agotador. Mientras regresaba a casa, había escuchado las noticias del desplome de su helicóptero en la radio. Había olvidado su celular dentro del helicóptero, así que la ansiedad por regresar y estar con su familia había hecho mella en él.Se metió bajo el cabezal de la ducha y dejó que el agua tibia mojara cada parte de su cuerpo, queriendo hacer a un lado las preocupaciones y temores.Con lo que acababa de pasar, le quedaba claro que Inesa era un peligro latente en sus vidas. No bastaba con sacarla de la empresa; a
CAPITULO 117: NO ERES MI PADRE.Un mes después…Rodrik Philips estaba en el estudio de su casa en Chicago cuando su teléfono sonó.—¿Bueno? —contestó él, con voz grave.—¿Papá? —La voz al otro lado de la línea era inconfundible.Rodrik no dijo nada por un momento, pero reconoció rápidamente la voz de su hija.—¿Inesa?—Sí, papá, soy yo.Rodrik tragó saliva y se llevó una mano al pecho. Había pasado un mes desde el accidente de Sebastián y, por supuesto, él estaba al tanto de que Inesa había tenido algo que ver con ello. No podía creer que su hija estuviera tan mal mentalmente, pero seguía siendo su hija.—¿Papá, estás ahí? ¿Me estás escuchando? —La voz de Inesa sonaba ansiosa.—Sí, sí, cariño. Aquí estoy —respondió Rodrik, tratando de mantener la calma.Del otro lado, Inesa miraba a todos lados nerviosa. Sabía perfectamente que estaba siendo buscada por las autoridades, pero se había quedado sin dinero, así que no tuvo más remedio que llamar a su padre. Si utilizaba algunas de sus tar
CAPÍTULO 118: PERSECUCIÓN.—¡Los llamaste! ¡Me traicionaste! —Inesa gritó, con los ojos llenos de furia.Rodrik apretó los labios sin sentir culpa. Había llamado al oficial de la policía después de que ella le diera la dirección. Aunque fuera su hija y le doliera saber que era inestable mentalmente, no podía permitir que siguiera haciendo daño.—No, no soy un traidor, Inesa. Lo hice porque te amo. Hija, estás fuera de control.La furia explotó dentro de ella, quien sin poder evitarlo presionó el gatillo.—¡No vuelvas a llamarme loca! ¡Nunca más!El disparo resonó en el lugar abandonado y Rodrik cayó al suelo, sintiendo la sangre fluir de su cuerpo. Su hija le había disparado, sin embargo, no era el disparo lo que estaba acabando con su vida, sino su corazón. Inesa le había disparado en el hombro, pero él estaba teniendo un ataque cardíaco. Sin embargo, Inesa no se inmutó, ni se quedó a ayudarlo.Simplemente, lo miró una vez más antes de girarse y salir corriendo.—Inesa… Inesa… hija…
CAPÍTULO 119: BUENAS NOTICIAS.Sebastián se puso de pie y miró a Mateo, que estaba sentado frente a él en la oficina.—¿Están seguros? —preguntó con voz firme, mientras sostenía el teléfono contra su oído.Mateo levantó la vista, curioso.—Bien, manténganme informado. Necesito estar seguro de que esa mujer está muerta —colgó el teléfono y se giró hacia su amigo.—¿Quién está muerta? —preguntó Mateo, con un tono de intriga.—Inesa —dijo Sebastián, yendo a servirse un trago—. Al parecer su auto cayó por una ladera, se incendió y su cuerpo se despedazó y se quemó. Tardarán en corroborar que es ella.Mateo guardó silencio, procesando la información.—Entonces, ¿no están seguros de que es ella? —preguntó finalmente.—Según el oficial, sí es ella, pero yo necesito estar seguro al 100 %, Mateo. Esa mujer es un peligro andante.Mateo asintió lentamente.—Sí, quién diría que detrás de esa cara atractiva había una mente perturbada. Una lástima, Inesa… no estaba nada mal.Sebastián frunció el ce
CAPÍTULO 120: ¿CUÁL ES TU ELECCIÓN?El ambiente en la mansión Ashford era de total alegría. Otro mes había pasado y ese día sería el día. Después de que Sebastián aceptara la propuesta de matrimonio de Isabella, ella se encargó de planificar su boda. El jardín de la casa de los padres de Sebastián estaba decorado con un estilo romántico y elegante: guirnaldas de luces colgaban entre los árboles, flores blancas y rosadas adornaban cada rincón, y un camino de pétalos de rosa conducía a un altar cubierto de tul y flores frescas. Los empleados del catering y los organizadores trabajaban en los últimos detalles.Sebastián estaba en su habitación terminando de vestirse, acompañado de su amigo Mateo y también su otro mejor amigo, uno que no había visto en mucho tiempo: Giovanni D’ Ángelo.—Nunca pensé que vería este día —dijo Giovanni, un hombre de cabello castaño y porte elegante, mientras bebía un trago de su whisky y miraba divertido a Sebastián—. Recuerdo que dijiste que nunca pasarías p
CAPITULO 121: ¡NO VA A CASARSE CONMIGO!El ambiente en el jardín de la mansión era alegre, festivo y romántico. Coraline sonreía mientras sostenía a su nieta, que llevaba un lindo vestido rosa. Rogert conversaba con algunos viejos amigos y Nicholas no se apartaba de la mesa de los chocolates. Sebastián esperaba en el altar, su rostro era nervioso y contenido. A su lado, sus padrinos y también sus amigos le daban ánimos.—Vamos, deja esa cara, ya te has casado antes, los nervios son para los inexpertos —se burló Giovanni.Sebastián solo le dio una mirada reprobatoria y el hombre se echó a reír. Mateo sí estaba preocupado; la expresión de Sebastián había cambiado radicalmente.—¿Qué te pasa? Estás tenso y nervioso —le dijo en voz baja.—Nada, estoy bien —Sebastián trató de tranquilizarlo.—Déjalo —Giovanni volvió a la carga—, está nervioso de que su futura esposa se arrepienta y lo deje plantado.Mateo contuvo una carcajada.—¿Isabella? ¿Dejarlo plantado? No, puede caerse el mundo, pero
CAPITULO 122: UNA PRUEBA.Se conectó al tercer tono.—Señor Ashford...―¡Son unos inútiles! —fue lo primero que dijo, estaba enojado y asustado.—¿Perdón? ―dijo el agente.—¡Lo que escuchó! ¿Qué clase de cuerpo policial son? ¿Escuchó el maldito mensaje que le dejé?El agente miró a su compañero, confundido.—La verdad no.—Pues no se moleste, yo le voy a decir. ¡La maldita loca de Inesa Philips está viva! ¡Viva!—¡¡¡¿Qué?!!!—Sí, así como lo oye. Llamó a mi mujer y la amenazó, y para colmo, por culpa de su ineptitud ¡se canceló mi boda!Las sienes de Sebastián latían, sus manos se apretaban tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos.—Qué clase de policía son, ¿eh? Llamaron para decir que era ella la quemada. ¿Y qué? ¡¿Resucitó como Jesucristo?!El agente estaba en shock.—Señor Ashford, no sé qué decirle. Las pertenencias eran de ella y el señor Phillips reconoció el collar y los forenses...―¡A la mierd@ sus excusas!¡No había malditas pruebas científicas! Y por su negligencia,