Alessandra Cavani.Sus palabras erizan mi piel, pero no dejo de mirarlo. No hago gesto alguno, no me muevo. Le mantengo la mirada todo el rato, hasta que es él quien desvía su atención y se enfoca otra vez en su hermano.En una revelación increíble, me repito que Dylan jamás confiará en mí. Su primer gesto de desconfianza siempre estará relacionado conmigo. No tengo dudas de que él cree que fui yo la que le dio la dirección a Ryan. Y la verdad, qué ganaría yo con eso.Con Ryan solo trato lo mínimo, además del tema de la foto que aún no quiere explicarme. Eso sería lo único que me ate a él y todo por resolver una parte de mi vida que no recuerdo, que me persigue sin cansancio.—Ya Alessandra se iba —declara, con una orden solapada.«Cobarde». Es la palabra que me viene a la mente. Porque no, no me iba, estábamos demasiado concentrados en lo que estaba sucediendo entre nosotros, pero ya veo que tengo que ubicar mi lugar en su vida y tenerlo claro.—Puedes ir con Cristoff —dice, mirándom
Dylan O’ Conell.¿Cómo puedo creerle a mi jodido hermano si luego hace algo como esto?Cierro mis manos en puños y aprieto mis dientes en cuanto lo escucho. Lo único que evita que yo me le tire encima y le golpee el maldito rostro, es que estamos en medio del improvisado estudio, con todo el equipo de trabajo a nuestro alrededor. Y la mayoría, se muestran emocionados con la participación de mi hermano en el proyecto que me lanzará como empresario.El productor aplaude entusiasmado y sin esperar respuesta, se acerca a Ryan y comienza a alabar todas sus características físicas, que compaginan con las de Alessandra. Y no sé que es peor, el hecho de que tengan que actuar juntos en mi video promocional o que alguien de fuera hable sobre lo bien que se verán.Creo que mi gruñido brusco sería capaz de escucharse en todo el edificio si lo soltara como quiero. Suficiente tengo ya con lidiar con todo lo sucedido con Alessa, para que ahora se sume la presencia de mi maldito hermano entre nosotro
Alessandra Cavani.Trato de permanecer tranquila en compañía de Ryan. Trato de disimular la mezcla de emociones que me cubren. Porque él significa nada y todo en este momento.Nada, porque quisiera desaparecerlo de este lugar y hacer que Dylan pueda disfrutar de lo que lleva tres años guardándose para lanzar en el momento indicado. Todo, porque él es el sujeto de la foto, la única pista que tengo y que podría llevarme de vuelta a mi pasado.Estudio el corto guion más veces de las necesarias. Ya me lo sé de memoria, pero Ryan insiste en que él necesita más de mi ayuda. Estoy por mandarlo al carajo, pero mi imagen no puedo verse adulterada delante de todos, menos de personas que se codean en las altas esferas, así que soporto estoica su intensa cercanía. A veces siento como si estuviera haciéndolo a propósito.—Señora O’ Conell, por favor, ¿puede venir un momento? —me llama el productor y yo me alejo de Ryan para ver qué necesita.Llego a su lado y él me explica con una expresión emocio
Dylan O’ Conell.«Jodida mierda». Cierro los ojos y siento que la maldita bilis me sube a la garganta, cuando algo me dice que es Annabelle la que está detrás de mí.Suelto a Alessandra con lentitud, porque ya todo se fue a la mierda y de nada me sirve tratar de negar algo que quedó claro. No me permito mirar a Alessa a los ojos, pero cuando me giro para enfrentar a Annabelle, me quedo delante de ella, tapándola.¿De qué? No lo sé.El rostro de Annabelle está rojo de indignación, pero su labio inferior tiembla, no sé si de rabia o terror por lo que acaba de ver. Ni siquiera puedo alcanzar a entender lo que es esto para ella.Alessandra, la mujer que se entrometió en la fiesta de compromiso, el motivo por el que Anna se fue lejos de mí, para evitarse la humillación, otra vez se aparece en su vida. Solo que esta vez, es mi culpa. No puedo pretender culpar a Alessandra de algo que propicié yo, porque ya las ganas de besarla, de marcarla, me estaban matando.—Dylan —susurra, con media voz
Dylan O’ Conell.—Soy una estúpida, ¿no? —reclama Annabelle, con tono triste, resignado y molesto—. A pesar de toda la humillación de hace un año, regresé porque pensaba que estaba siendo injusta. Pero ya veo que hice bien en irme.Levanto mi cabeza y veo sus ojos claros, cristalinos, con las lágrimas no derramadas. Sus mejillas están rojas y en su boca, un puchero tembloroso se forma.—No digas eso. Que te fueras fue un golpe duro para mí.Anna suelta una carcajada.—Eso se nota, Dylan —declara, con evidente sarcasmo.Doy un paso adelante, para tratar de acercarme, pero ella da un paso atrás. Espero una reacción dolorosa en mi cuerpo ante su rechazo, pero solo siento culpa. Culpa por saber que tiene razones para estar molesta.—Lo siento, ¿vale? —declaro, medio desesperado.Soy una tormenta de emociones encontradas en este momento, sobre todo, porque no siento lo que debería por ella. Es frustrante darme cuenta de esto, en este preciso momento. Y enfrentar la decepción en su mirada,
Dylan O’ Conell.Entro a la habitación donde tienen internada a Alessandra y aunque veo a mi hermano demasiado cerca de ella, avanzo hasta llegar a su posición. Lo aparto de mi camino con un empujón y me inclino sobre Alessa, para ahuecar su rostro con mis manos.—¿Estás bien? —Mi voz casi no es escucha.Es una mezcla de desaliento con alivio. No sé identificar nada, solo siento que mi cuerpo cede un poco a ese miedo atronador que sentí por unos angustiantes minutos.Sus ojos brillan y sus labios están entreabiertos. Me da ganas de besarla, solo para sentir que respira. Pero me aguanto. Es instinto, el primero de todos, pero aun así, no hago nada.—Solo…solo un poco adolorida. —Se escucha ronca.La observo con atención, está magullada y lleva una escayola en el brazo izquierdo. Y aunque a primera vista no se ve mucho daño, la tensión en su cuerpo es evidente.Paso mis pulgares por sus mejillas en un gesto cariñoso, pero también confortado. Los latidos de mi corazón poco a poco se van
Dylan O’ Conell.El doctor me explica fuera de la habitación los pasos a seguir. Además de confirmar que Alessandra debe pasar la noche en observación. Todo el rato lo miro y asiento, como si estuviera prestando atención de verdad, pero la verdad es que mi atención está dividida y gran parte, está dentro con Alessandra y Ryan solos. No por Alessandra, sino por mi jodido hermano que está más molesto de lo normal. No sé qué carajos está buscando.El doctor se va y nos despedimos con una sacudida de manos. No pierdo el tiempo y entro a la habitación otra vez, solo para encontrarme a Ryan pegado a la cama donde yace Alessandra. Ella está dormida, pero él la observa de cerca, sin perderla de vista.Ni siquiera el ruido de la puerta al cerrarse lo hace levantar la mirada.Aprieto mi mandíbula, cansado de la atención excesiva que está dándole. Es como si buscara provocarme o no le importara realmente mi posición en todo esto.—¿Qué te traes entre manos, Ryan? —pregunto, manteniendo a raya, p
Alessandra Cavani.Pensé que Annabelle se atrevería a entrar estando Dylan conmigo en la habitación y atendiéndome, además, pero no lo hace. La mirada que me dedicó a través de la abertura de la puerta no me gustó nada, tampoco quise profundizar mucho en el motivo por el que vino hasta aquí. Aunque seguro que lo hizo para quedar bien delante de todos, como siempre intenta.Después de su visita a mi casa no confío en sus intenciones y tengo que cuidarme las espaldas, porque a esa se le ve que es de las que clava puñales y retuerce luego sobre la herida.Dylan se va cerca de una hora después, cuando se asegura de que estaré bien. La asistente que consideró el abuelo Fran llega y solo así, él se queda tranquilo.No sé qué pensar de todo esto que está sucediendo con nosotros. Hay mil cosas que no comprendo, pero no puedo negarme que me gusta su compañía, su sonrisa suave y socarrona, su intento de portarse bien. Sobre todo, después de haber sido tan imbécil desde…siempre.Con mi cabeza ap