Peter, cabizbajo en su celda, seguía con el corazón en un puño.

No sabía lo que harían con él.

No tenía ni idea de cuál sería su final.

Pensativo, oyó pasos aproximarse.

Alzando la mirada vio aparecer al mismo Ulfhednar de la noche anterior y que le propuso pagar su culpa siendo siervo de la familia que Gerrick había roto y por los lobos caídos en la lucha.

-Enhorabuena humano- dijo sonriendo aquel Ulfhednar rubio y de cabello rizado abriendo la reja.

-¿En-enhorabuena por...por qué?- quiso saber Peter.

-No morirás- señalando hacia delante, Eska pidió -Ven conmigo-

Peter, notando cómo su corazón daba saltos de alegría, salió de su celda y caminó tras él.

-Qué pasa- expidió Neilan.

Lo había mandado llamar Keerd pero Daylhan prefirió ir personalmente en su busca.

-Sé que... estás destrozado y que no quieras hablar de ello pero soy el Alf...-

-Ejem, ejem- tosió Daylhan interrumpiendo a