Sebastián. Vamos en el taxi, con rumbo a la casa de mi Daphne, se ve bastante preocupada, y está callada, no suelto su mano, sé que las palabras de mi padre la tiene así. —¿Por qué será que mi padre es tan despreciable?—pienso. El taxista me indica que hemos llegado, pago y nos bajamos. Estando adentro de su casa, la abrazo con todas mis fuerzas —Tranquila Amor, mi padre no, nos separará. —Amor...Tu padre es hombre muy influyente, tengo miedo. —No lo tengas, yo siempre estaré a tu lado. —Júramelo, que aunque las cosas se pongan difíciles, no me dejarás —¡Te lo juro! —Ven vamos a dormir. Subimos a su recámara, nos cambiamos y nos metemos a cama, nos abrazamos, nos quedamos así hasta que nos dormimos.Despierto y mi chica me está observando, raro en ella, siempre duerme hasta tarde. —¡Buen día preciosa!, ¿Cómo dormiste?—pero por su cara, veo que no muy bien. —No muy bien, la verdad; lo que pasó ayer con tu padre me tiene preocupada. —Amor tranquila, lo peor que puede hacer
Daphne Sebastián me carga en sus brazos y me lleva a la recámara principal, en estos momentos soy la mujer más feliz de esta tierra. Solo somos él y yo, en el ambiente se siente nuestro amor, nuestra pasión y deseo.¡Nunca me cansaré de esto! Me baja suavemente, nos empezamos a besar, pero no es un beso lento, es sensual, y demandante, suelto un gemido, lo deseo tanto. Lo acaricio, y le voy desabrocho los botones de su camisa, cuando por fin termino, se la quito, toco sus fuertes brazos. Él me quita el vestido, y me dice en mi odio: —¡Muy bonito!—. Traigo puesto: Lencería de encaje negro, muy pequeña y reveladora, escogí este conjunto, porque sé que le encantaría, y no me equivoque.Me acaricia un pezón, y lo pellizca, y enseguida siento esa corriente tan deliciosa, que tanto me gusta. —Te deseo tanto preciosa.—Y yo a ti, mi vida.Lo empujó en la cama, lo comienzo a besar su espectacular torso, lamo su abdomen, llegó hasta su miembro, y lo beso despacio, y introduzco todo en mi boca
Sebastián Estamos en la casa se Diego, en una fiesta de despedida, ya que se irá a Nueva York a estudiar, estamos tomando en la sala, platicando, tengo en mis piernas a mi chica. Suena una canción que le encanta a Daph se levanta, y me dice:—Ven vamos a bailar—me levanto, y caminamos a la pista de baile, ella comienza a mover sus caderas, mi chica es una gran bailarina, como me encanta verla—Te amo Sebastián, gracias por este año, a sido maravilloso.—No, gracias a ti por darme la oportunidad de estar contigo.Bailamos y cantamos, nos divertimos como nunca. Estamos cansados de tanto bailar, así que decidimos ir por algo de tomar, vamos por una cerveza, estamos platicando. Vemos que está Samantha con una de sus odiosas amigas, pero no le hacemos caso.—¿Ya tienen el departamento dónde vivirán tortolos?—dice Anthony.—Si—digoEn esos escucho la voz irritante de Samantha:—¡QUÉ! ¿Te vas ir a vivir con esta golfa barata,?—No te permito que le hables así a DaphneSe pone como loca arro
Daphne.Estoy dando vueltas y vueltas, y no consigo calmarme.— ¡Cómo fui tan estúpida! Si sabes que el tema de su madre es muy delicado, porque no sé lo preguntaste primero—me recrimina mi subconsciente.Le marco nuevamente, pero no me contesta, me manda directo al buzón. Apago su celular ¡Maldición! Y si algo le pasó. Salió furioso de aquí, y si lo salgo a buscar, pero a dónde. ¡Hay Daphne la cagaste! Pero si bien bonito. 10 horas después… No ha llegado, y su maldito celular sigue apagado, no puedo más con esta angustia, voy a salir a buscarlo.Me cambio, y estoy apunto de salir, cuando la puerta se abre, es él, ¡Gracias a Dios!Sé que esta enojado, pero me lanzo a sus brazos.—Amor estás aquí, no te pasó nada, perdóname, no fué mi intención hacerte sentir mal.Me abraza tan fuerte y me uno dice: —Perdóname tú, no tuve que haber reaccionado así. ¡Te amo Daphne! Si te perdiera me muero.—Eso no va pasar, yo estoy aquí y siempre estaré. ¡¿Bebiste?!—Si sólo un poco.—Ok, ve a bañart
SebastiánEstás últimas dos semanas han sido…Un verdadero infierno.. No sé que hacer, la culpa me carcome. Estoy a lado de mi Daphne esta desnuda, ¡Cómo me encanta tenerla así! ¡Soy un hijo de la gran puta! Cómo la pude engañar, pero no recuerdo nada, he tratado de recordar lo que pasó, pero mi mente está en blanco.No puedo perder a Daphne, sin ella, no podría seguir, ella es: Mi motor, mi luz, mi fuerza y el amor de vida.¡Ay Dios mío! Mándame una señal de lo que debo hacer, porque me siento perdido.Trato de dormir, pero no consigo, veo el reloj, y son más de las 5:30 a.m. Me levanto, y me pongo un pants, quizás ir a correr me ayude a despegarme tantito. Antes de salir, le doy pequeño beso en los labios a mi Chica, ella se queja, pero sigue durmiendo.Corro, lo más rápido que puedo, pero no dejó de pensar en todo lo que hice, lo que le hice a mi chica. ¡Joder Sebastián! Termino de Correr, y me siento en una banca del parque. Estoy sentado aproximadamente 10 minutos, y escucho mi ce
SebastiánSiento que el alma me sale del cuerpo, siento un dolor inmenso en el pecho, solo miro cómo tratan de reanimar a mi Daphne, todo parece cómo en cámara lenta, esto es lo peor qué he visto. Solo puedo hacer escuchar la voz del doctor diciendo:—Otra vez, ¡Anda Daphne! Tú puedes.Veo que por fin, el monitor tiene los latidos, estos 2 minutos han sido los más largo y horribles de mi vida, siento que mi alma regresa a mi cuerpo. Una enfermera me saca, y no puedo evitar llorar, cómo un niño pequeño. No puedo parar de llorar.Una enfermera se me acerca, y mi dice:—Joven tranquilo, venga vamos a la sala de espera.Me lleva hasta la sala de espera, estando ahí todos me miran, y se me acerca su madre, y me dice:—¿Qué pasa Sebastián? ¿Cómo está mi hija?—me sacude.—Señora mi Daphne se fué por unos minutos. No puedo sin ella, me muero.Nos abrazamos, y lloramos juntos. No sé cuánto tiempo pasa, y nos separamos hasta escuchar la voz del doctor:—La Señorita Daphne, tuvo un infarto, pero
DaphneDespierto desorientada, me arden los ojos, la luz me lastima demasiado, me duele mi garganta , siento que mi cabeza me va explotar, y el dolor en mi pierna es fuerte pero soportable. Miro a mi alrededor, y no reconozco dónde estoy, quiero moverme pero no lo consigo. Me empiezo a sentir, cómo la desesperación se apodera de mi. En eso se acerca mi madre, y me dice:—Mi niña, por fin despertarte gracias a Dios, voy por una enfermera.Por fin me doy cuenta que estoy en un hospital, pero ¿Cómo llegué aquí? Empiezo a tener recuerdos: Samantha y Sebastián juntos, el accidente, y dolor. ¡Oh Sebastián! ¿Por qué me hiciste eso? Llega la enfermera, y me quita un especie de respirador. ¡Joder eso si que dolió!—En un momento vengo señorita, voy por el doctor para que la revise, por favor no se mueva.Accedo con la cabeza, porque me duele demasiado mi garganta. Mi madre se acerca, y me toma la mano.—¡Gracias a Dios! Estás bien, estuviste muy mal—,y sus lágrimas empiezan a salir, quisiera
Daphne Hola soy Daphne Lazcano, tengo 17 años, vivo con madre Sara, en un pueblito al sur de California, estoy cursando el último año de preparatoria; mi vida es bastante tranquila y sencilla, soy una de la mejores estudiantes de mi escuela, trabajo medio tiempo en la cafetería más popular de mi pueblo y me encanta bailar ballet clásico; cómo dije mi vida es tranquila. Estoy dormida y suena mi alarma a las 6:00 a.m., estiró mi mano para apagar el maldito celular para seguir durmiendo un poco más odio levantarme temprano, si yo pudiera me quedaría dormida hasta las 12 p.m., me estoy quedando nuevamente dormida cuando escucho a mi mamá gritando: - Daphne ya levántate vas a llegar tarde al trabajo. - 5 minutos más ma, estoy muerta.- Anda ya levántate no seas floja. Me avienta un cojín. -Ma, no seas así , por favor déjame dormir - Voy a hacer el desayuno, así que levántate no quiero volver a subir. Ella sale de mi cuarto y escucho que baja las escaleras. Mi madre es una gran muje