SantosEsto era de ver y no creer. Hace unos minutos Emmanuel narró a los policías los sucesos, ahora los agentes se encontraban hablando con David y Jaime. Guillermo se encontraba al lado de Blanca quien trataba de consolarlo, aún no sabíamos nada de Natalia y esto era un verdadero martirio.En la otra banca se encontraban los padres de Naty y su hermano. Todos a la espera de noticias. De mi parte me sentaba, levantaba, caminaba de un lado al otro, no sé qué se dice en estas situaciones, me mantengo aquí para darle apoyo a mi amigo y sepa que podía contar conmigo en este trago amargo de su vida.Pero, por otro lado, no dejo de pensar en ¿Cómo estará mi pulga? Ya mañana se cumpliría ocho días de no verla y en esta situación, muy seguro lo haga. Miré por la ventana hacia la parte interna de un pequeño lugar donde había bancas y vegetación, era un jardín muy bonito, paseaban a algunos pacientes.Ya que estoy en Colombia, aprovecharé en viajar a Bucaramanga para hablar con mis hermanas,
Guillermo¿Cómo se tomaba una decisión de esas?, Naty estaba tan ilusionada con nuestro hijo que sería una traición. No podía hablar, no podía soltar una sola palabra después del grito que salió de mí, en ese momento una mano llena de arrugas me tomó del brazo.—Benjamín déjame hablar con Guillermo, estaré en la capilla.—Está bien padre.Me dejé arrastrar, no había llorado, me había mantenido firme desde que recibí esa nota de amenaza, caminaba al paso pausado del padre Castro. Para estar en los ochenta años se veía fuerte, con más vitalidad que un joven universitario. Cruzamos pasillos, bajamos escaleras, pasamos por un largo corredor; de un lado había habitaciones y del otro quedaba unas bancas, era un jardín bonito, con árboles, al fondo se vislumbraba la capilla.—Esto lo construyó Alejo, Benjamín sacó un espacio para que el enfermo encontrara consuelo y los familiares pudieran realizar sus oraciones, luego se fue convertido en una capilla pequeña donde oficializo la misa los sáb
Santos Desde que el padre se llevó a Guille había tenido a mi pulga abrazada a mí, era como si nos habláramos, ella no había dejado de llorar, tampoco sé en qué momento nos alejamos o si la gente se alejó para darnos un espacio. Besé su cabello, la aferré más a mi cuerpo, no iba a perderte Pequeña, pero ahora no estaba listo.—¿Te estás despidiendo Santos?No quería hacerla esperarme, no seré tan egoísta para retenerla, porque aún no sé qué pasará en mi vida.—Tengo demonios que matar primero, María Constanza. —Sus lindos ojos enrojecidos me miraron.—¿Tardarás mucho? —Se fue alejando poco a poco.—Lo que deba tardar, —el silencio volvió a reinar—. No me esperes, —intentó hablar—. No voy a someterte a una espera. Conoce, vive, sigue dando luz a la gente que te rodea.Como me dolieron estas palabras, pero no iba a someterla a una espera, yo no sé si lo haga en meses o en años.—Entonces, ¿esto es un adiós definitivo? —El labio le tembló.—Sí, cuando esté listo te buscaré.—Y si ya
María ConstanzaGuillermo llegó con los ojos rojos, evidencia de que se desahogó por medio del llanto. Blanca lo volvió a abrazar y David los abrazó a los dos.—¿Todo bien, hijo? —Estaba cerca y pude escuchar.—Sí, papá, hablo con Benjamín y debo ir a la iglesia del padre. ¿Y tú?—Carlos me está gestionando un permiso para poder ir a ver a Egan, si me presento en la fiscalía no me dejarán ingresar, dicen que hay mucha gente, así que nuestro abogado apeló a que es un representante por individuo y él es el abogado de todos. Apenas me den el aval, me voy.—Adara…—En la noche llega y paso a recogerla. —Mi amigo afirmó.—Santos se queda en casa mamá. —Se sentaron en las bancas delante de mí.—Bien hijo.¿Cuánto tiempo se quedará en Colombia? Todo esto era muy triste, y por el abrazo que nos dimos supe que había amor, no sé si me alejó para bien o para mal. En todo caso no le daré mente a eso. Lo dejaré todo en manos de Dios, la vida y el tiempo, que ellos hagan lo que yo no podía. Benjamí
SantosGuillermo se había sentado a mi lado después de la eucaristía, el padre nos invitó a almorzar, luego continúa con la misa de tres y yo tomé la decisión de viajar a Bucaramanga. Entre más rápido haga lo que necesitaba hacer, puede que sea más rápido el regresar por mi Pequeña.—¿Entonces pudiste verla? —Nos sirvieron la sopa.—Sí, ver que está viva, escuchar el corazón de mi hijo, decirles cuanto los amo y que estoy lo más cerca que me lo permiten, fue tranquilizante.—Me alegra hijo, te veo diferente a como te dejé en la capilla al igual que a otro, ¿a qué horas viajas a Bucaramanga?—En el vuelo de las seis. Compraré una muda de ropa en el aeropuerto, —ni me he bañado.—Si quieres bañarte puedes hacerlo, luego es solo comprar algo, pero no lo hagas en el aeropuerto a tres cuadras hay un centro comercial.—Gracias, padre.—Buen provecho y… Guille, entrega todo en manos de Dios, y Santos, me alegra que alguien lograra llegar a tu centro, por fin decidiste romper cadenas. No pier
María ConstanzaAsí es como le generan a una, un paro cardíaco, lo vi sonreír, acunó mi rostro.—El padre me dijo varias cosas, y entre esas, es; ¿por qué te alejo mientras sano? —el labio me tembló—, todo lo que me escribiste en esa carta destruyó mis barreras, el que me dijeras que Roció ganó hizo mella en mi alma Pequeña y por eso te escribí la palabra «gracias.» Lograste hacerme reaccionar.—Me alegra. —Le sonreí.—Puede que yo te haya enseñado a moverte sobre un pene, —me puse roja y besó mi mano—. Escúchame, pero tú me enseñaste a amar y te quiero a mi lado para ir dejando atrás todo el rollo que me hice por la culpabilidad. —surgieron mis lágrimas—. Quiero pedirte que viajes conmigo en este momento, pero sería muy egoísta, sin embargo, quiero decirte que puedes llegar a la casa de mi hermana, puedes hacerlo a cualquier hora, te mandaré la dirección a tu celular.—Santos…—Te voy a estar esperando, eso sí, te llamaré todo el tiempo. Te quiero en mi vida, puede que las embarre mu
SantosMe sentía feliz, el padre tenía razón, ¿por qué alejarla cuando podía sanar y enfrentarme a mi pasado con ella a mi lado?—Serás mi esposa pulguita. —sonreí mientras caminaba los pasillos para llegar a la sala de abordaje.El vuelo no tuvo contratiempo, llegué a Bucaramanga, tomé el taxi, iban a ser las siete, ¿qué dirá Adriana cuando me vea? Desde la muerte de mis padres, la casa quinta que tenían la vendieron y cada una de mis hermanas ya casadas vivían en apartamentos en buenos barrios de Bucaramanga.—¿A dónde señor?—Al barrio Cabecera del llano, yo le indico para llegar.Mientras el taxi emprendía el camino, no pude evitarme sentir nervioso. Le mandé un mensaje a mi novia.«Ya voy en camino al apartamento de mi hermana Adriana. Cuando llegue, te mando la ubicación exacta.»«Me alegra que llegaras bien. Estamos reunidos hablando con Julián, quien llegó con la plástica de su novia, y mi hermanito Samuel, muy seguro, se quede varios meses en prisión. El padre de Pablo demand
GuillermoHabían pasado quince días, tenía los nervios al borde de un precipicio, en contadas horas sacarán a mi esposa del coma inducido. Había reaccionado muy bien, Eros fue su médico de cabecera, Emmanuel también pasó a su lado en contra de los médicos por su herida, lo incapacitaron por un mes, a pesar de tener esa tremenda cortada en su ante brazo, gracias a él mi mujer e hijo seguían con vida.Fui a visitar a los chicos en la cárcel donde los tenían, al menos Carlos logró que no los llevarán a la cárcel modelo, mientras llegaba el juicio se quedarán recluidos en una de las casas fiscales. Esos muchachos eran un cuento, hasta se la estaban pasando como un retiro espiritual. No creo que cambien, pero casos se han visto. En la sala de espera nos encontrábamos casi todos, menos Santos, me llamaba todos los días, se encontraba con sus hermanas, eso nos tenía a más de uno reconfortado, estaba sanando sus más fuertes heridas que ocasionaba esa personalidad indiferente, Maco hizo un gr