Nikolay PetrovVer a Ivonne dispuesta a todo por complacerme de la misma manera en que yo lo había hecho antes, me encendía de maneras inimaginables. Verla de rodillas frente a mí, masajeando mi miembro y llevárselo a su boca, o sentir cómo llevaba mi mano a su nuca para que yo controlara el ritmo, dios mío, sabía perfectamente cómo hacerme perder el control por completo.— Um… Amor. — gemí mientras movía su cabeza marcándole el ritmo que quería y ella no se negaba. — Dios… que rico se siente, princesa. — agregué sonriendo de lado echando mi cabeza hasta atrás, sentía que en cualquier momento me iba a venir dentro de su boca, pero no quería hacerlo. Mis movimientos siguieron hasta que ya no pude y di un paso atrás para quitarme de su alcance.— ¿Qué sucedió? ¿Te lastimé? — preguntó ella mirándome con timidez, sonreí de lado y la miré con ternura y malicia a la vez. — Nikolay. — agregó nuevamente.— Lo has hecho perfecto, amor. — mencioné mientras la ayudaba a levantarse y besaba sus l
— Lo sé, Nikolay, pero también sé que hablará, si no es el dolor, será el deseo desesperado por seguir manteniéndose con vida. — agregó provocando que mi mente vacilara, esta no es la mujer tierna de hace un rato. — Nikolay sé lo que piensas solo con ver tu rostro en estos momentos, no estoy corrompida, solo haría lo que fuese por no perder a mi familia. — mencionó nuevamente esperando que le creyese.— Está bien amor. Iré contigo de una vez para que interroguemos a esa mujer. Confío demasiado en tu instinto, hermosa. — mencioné sonriendo, salimos por la puerta trasera en dirección a las bodegas, la mujer que se encontraba allí no era para nada la que habíamos conocido aquel día del parto de Ivonne. Esta estaba toda demacrada, llena de sangre, esperando su muerte. — Hola, veo que nos has extrañado. — mencioné sonriendo de lado mientras ella peleaba por mirarnos fijamente a la cara.— Veo que no has dormido muy bien, ¿No te parece bien la habitación que escogimos para ti? — preguntó Iv
— Buenas noches, querida. — dije mientras tomaba un martillo de la mesa donde se encontraban cada una de las herramientas de tortura. Ella no despertó, o al menos eso quise creer, seguramente se estaba haciendo la dormida. — No me has escuchado, ¿O es que ha sido inoportuna mi visita? — pregunté nuevamente, golpeé la madera al lado de su cabeza con el martillo que tenía en mis manos. — ¡Maldita loca! — mencionó la mujer gritando exasperada. — ¿Qué m****a estás haciendo aquí? ¿No crees que podrías tener problemas al salir de noche por aquí? — agregó sonriendo de lado. — Vea mujercita, aquí en esta casa yo hago lo que desee, ahora bien, estoy acá porque esta tarde tú y yo dejamos algo pendiente, necesito que me digas quien carajos te envió. — mencioné sonriendo de lado. — Quiero que me lo digas ya. — agregué. — Tic—Toc. — dije moviendo mis dedos de un lado a otro, la única luz de este lugar era incluso más oscura que las lámparas de noche que teníamos en la habitación de nuestros bebés
Nikolay PetrovDormir al lado de mi mujer, rozando nuestros cuerpos, su piel con la mía, era una sensación excitante, terminaría explotando de deseo por la culpa de estos días en los que tendríamos que dejar de tener intimidad por el bienestar de Ivonne, sonreí de lado mientras dejé inundar mis fosas nasales por el aroma a arándano de sus cabellos, una fragancia algo extraña, pero de igual manera deliciosa.Me quedé dormido abrazándola contra mi cuerpo, sonriendo porque estaba justo en el lugar donde tenía que estar, junto al amor de mi vida, junto a la madre de mis hijos, nunca, ni siquiera en otra vida, podría llegar a encontrar a una mujer que me haga sentir la mitad de lo que siente mi corazón cada vez que la veo.Por la noche, no sé qué hora debe haber sido exactamente, sentí la cama vacía, Ivonne se ha separado un poco de mí, estiré la mano para atraerla nuevamente, sonreí de lado mientras sentí la necesidad de enterrar mi rostro en su cuello, pero nunca la encontré, me incorpor
— ¿Qué? — preguntó Ivonne abriendo los ojos con sorpresa y sentándose en la cama. — ¡Nikolay estoy desnuda! — dijo ella alarmándose y cubriéndose con las mantas mientras miraba a su alrededor en búsqueda de los pequeños. Le tendí su ropa y su brasier.— Casi desnuda, amor. — mencioné sonriendo. — Pero no completamente. — dije burlándome de ella, pero su mirada seria me hizo estremecer inmediatamente. — Lo siento, pero míralos, quieren pasar tiempo en familia, últimamente hemos estado un poco alejados de ellos y nos necesitan, amor. — agregué, ella asintió entregándome una leve sonrisa.— Está bien cariño, vente con ellos mientras me visto, supongo que hoy será un día en familia. — mencionó ella besando tiernamente mis labios.Terminé separándome de ella por falta de aliento mientras sentía la necesidad de lanzarme encima de ella y seguir comiéndola a besos, pero no debíamos, mucho menos con los niños viéndonos, sonreí y me aparté justo cómo ella había dicho antes, me dirigí al cuarto
— Creo que es mejor que nos vayamos a casa. — mencioné en apenas un susurro cuando me separé de sus labios por falta de aire. Mi amado asintió en respuesta y besó mi frente para luego fijar su vista en nuestro hijo quien seguía durmiendo, esperaba que siguiera haciéndolo hasta que llegásemos a casa, darle pecho por el camino sería algo bastante complicado, en primer lugar, porque tendría que pasármelo al asiento del copiloto. Nos subimos a la camioneta de mi esposo y él condujo hasta que llegamos a casa, una vez allí todos se encontraban esperándonos, Antoine se acercó rápido a nosotros. — ¿Qué sucede padre? — pregunté mientras bajaba de la camioneta. Antoine se acercó y me abrazó.— ¿Qué sucede aquí? — preguntó Nikolay a mis espaldas, ninguno tenía idea de porqué todos se encontraban tan felices de vernos, después de todo solo nos habíamos ido por un par de horas, no era la gran cosa, ¿O sí? — ¡Díganme de una maldita vez! — preguntó nuevamente, esta vez, perdiendo por completo la pac
— No tengo problema, al contrario, me interesa que la seguridad de Aleric no se vea comprometida en ninguna circunstancia, es más, yo misma ayudaré a cuidarlo. — mencionó con cierto tono de irritación en su voz chillona. Sonreí amablemente. — Tranquila, tenemos muchos empleados que se encargan de la seguridad de las personas que viven aquí, no es necesario que hagas su trabajo. — mencioné sonriendo. — Creo que por ahora es mejor dejar descansar a Aleric, ya podrás verlo apenas despierte. — agregué mientras la miraba, Nikolay se me quedó viendo, tratando de hallar una explicación para mi comportamiento, pero es que no quería que la encontrase, solo necesitaba que creyese en mí y que no comenzase a desconfiar cómo alguna vez lo hizo. Cuando llegó Antoine sabía perfectamente que podía confiar en él para encomendar la tarea del cuidado de Aleric. — No quiero que nadie se le acerque sin mi autorización, en especial esa chica, no puede quedarse sola con Aleric, papá, no puede. — mencioné
Nikolay Petrov Perdí el control de mi propio ser, solo quería avasallar a Ivonne por nombrar a Aleric en este momento tan íntimo que estábamos teniendo, como si de esa manera pudiese evitar pensar que desde que llegó, hoy, herido de bala, casi muerto, no ha hecho más que acaparar toda la atención de mi mujer… él tiene la suya y, a pesar, que es un poco desconfiada de las personas que se encuentras a su alrededor, es completamente comprensible. — Amor, por favor, dime que estás bien. — mencioné esperando que la mujer que se había encerrado en el baño apenas dejé libre de mi agarre me respondiera, no era nada fácil esperar aquello. — Amor, no aguanto que estés allí encerrada por mi culpa. — agregué nuevamente. — Creo que necesito estar sola. — comentó ella detrás de la puerta del baño. M****a, la había cagado, ¿Y si no se encontraba bien y quería ocultármelo? No podía dejar que me hiciese eso, no ahora, no después de todo lo que habíamos estado haciendo, necesitaba saber si estaba bie