Nikolay PetrovNi siquiera sabía que mierda estaba haciendo, si hacía bien en revelarle lo que me hacía sentir, porque ni siquiera yo sabía que estaba sintiendo en estos momentos, simplemente sabía que aquella mujer me volvía completamente loco de diferentes formas, pero estaba claro en algo, esta noche quería volver a hacerla completamente mía, igual que la noche anterior, deshacerme de cada una de sus prendas y recorrer con mis manos su piel.—Ah… Nikolay más, por favor. —gimió ella debajo de mi cuerpo provocando que cada musculo de mi cuerpo se tensara, yo también quería más, mucho más—. Así… —volvió a gemir, esta vez moviendo su cuerpo contra el mío para intensificar las estocadas que le proporcionaba.—Me encantas preciosa… me encantas. —mencioné nuevamente, sonreí de lado mientras volvía a presionar sus labios contra los míos y le daba más de lo que le gustaba, definitivamente dejarme llevar por el deseo y la pasión pura era un placer cuando se trataba de poseer el cuerpo de Ivo
Ivonne WilsonLa sensación de estar con él en estos momentos se me hacía indescriptible, la necesidad que tenía de que su cuerpo se uniera al mío parecía quemarme el cuerpo, necesitaba de él, así como él también necesitaba de mí y me lo dejaba claro con cada estocada que me proporcionaba.Sonreí dejándome llevar por las sensaciones que experimentaba, el ruso era puro fuego y me lo traspasaba con cada caricia que dejaba sobre mi piel, me encantaba todo esto, sentirme tan deseada era lo que siempre había querido y no lo había conseguido, al menos no con Julián, no de esta manera, Nikolay estaba dispuesto a satisfacerme más a mí que a él mismo y eso solo lograba que me encendiera aún más.—Eres fuego, ruso. Y eso me encanta. —comenté sonriendo mientras enterraba mi rostro en su cuello, para besar, lamer y morder cada parte de él.—Y tú no te quedas atrás, hermosa. —mencionó el hombre que con ambas manos sujetó mis senos y comenzó a hacer presión en ellos, masajeándolos de maneras placent
Nikolay PetrovDesperté por la mañana esperando cualquier cosa, esperando sentir cualquier cosa, pero la verdad me sorprendí aún más de lo que mi marchito corazón podía llegar a sentir por aquella chica, que, sin siquiera esperármelo, se coló profundamente dentro de él. Su espalda desnuda se había convertido en lo que mis ojos deseaban ver cada mañana al despertar, ¿Cómo era posible? No tenía ni la más mínima idea, pero Ivonne se había transformado en mi droga favorita, una que no dejaría ir, por muy loco que sonase, y qué, probablemente acabaría con lo poco de corazón que aún mantengo si es que decidiera irse. Mi teléfono sonó, se trataba del coyote, quien nos viera, ahora me encontraba yo en el lugar que él tuvo hace tantos años, antes de que decidiera, más por inmadurez que por otro motivo, acabar con su relación de años, aunque, en mi parecer, fue lo mejor que pude hacer, no merecía a una mujer cómo ella. —Aleric, dime, ¿Qué sucede? —pregunté, claro que tratando de no hacer muc
—Mierda, esto se está saliendo de control, necesito recuperar pronto todo mi poder. —mencioné.—Mi padre falleció Nikolay. —mencionó—. El viejo no quiso acompañarme a la casa de seguridad y terminó muriendo, atacaron con la noche, nunca había visto tanta planeación y tanto orden para buscar a su objetivo, sabían perfectamente donde se encontraba cada habitación. —agregó el hombre, y por primera vez en la vida, sentí que su voz tenía piscas de miedo.Tragué duro.—Necesito que descubramos que mierda está pasando aquí. —mencioné sonriendo de lado—. No volveré a casa hasta que me digas cómo podemos solucionar toda esta mierda. —agregué nuevamente.Me dispuse a llamar a Ivonne, ya debería estar despierta y lo estaba, nuestra conversación fue un intercambio de palabras, Aleric seguía tecleando cómo loco en el ordenador, esperaba que todo saliera lo más rápido posible, de pronto escuchamos disparos, tomé mi arma de la pretina de mi pantalón y miré a la calle, mis hombres estaban muertos y
—Nikolay, veo que tienes razón en decir que a esta muchacha no le da miedo enfrentarse ni con el mismísimo diablo con tal de conseguir sus objetivos. Sé lo cabrón que puede llegar a ser Antoine cuando se trata de romper las órdenes encomendadas. —agregó nuevamente. —Es una pequeña guerrera. —mencionó provocando que mis mejillas se enrojecieran, pero producto de la poca iluminación de la casa nadie se percató de ello, cosa que agradecí—. Ahora vamos, necesito sacarme esta bala ya, antes de que se mueva. —agregó el ruso—. No debiste venir aquí, Ivonne. Y tú no debiste traerla contigo. —dijo refiriéndose a Antoine. —Ni te ensañes con él, ruso. No fue su culpa, sabes muy bien lo odiosa que puedo llegar a ser, además, gracias a ti pude encajar un golpe en la mandíbula de Antoine, también le preocupaba no saber de ti. —mencioné sonriendo mientras tomaba su mano y veía cómo Antoine se acercaba para darle la mano también. —Gracias Antoine, hubiera muerto si no hubiesen llegado, nos quedamo
Ivonne WilsonVer a Nikolay por primera vez en la vida así de débil realmente me había afectado, aunque trataba de que no lo sintiera, de alguna manera quería permanecer fuerte para él, dándole fuerzas y ganas de seguir luchando, no sé por qué en algún momento sentí que este obstinado hombre había vencido a la muerte en un intento de querer saber cómo se encontraba mi vida. —¿Cómo te encuentras hermosa? —preguntó el ruso sacándome de mis pensamientos—. Te prometo que pronto nos iremos a nuestro hogar. —mencionó nuevamente. Esta vez tratando de levantarse de la cama, sin poder conseguirlo del todo, al menos no del todo. —Estoy bien, dime, ¿Por qué no vamos a un hospital? —mencioné sonriendo de lado, no me sentía bien, nada bien al ver a Nikolay en aquel estado—. Estuviste perdiendo sangre por mucho tiempo. —mencioné sonriendo nuevamente, pero a él parecía no importarle aquel pequeño detalle, cosa que solo me hacía enojar aún más. —Porque Aleric ya hizo su trabajo, si la muerte quisi
Nikolay PetrovEscuchar a Ivonne hablando tan estructuradamente me confundía, pero sabía perfectamente que sus últimos años habían sido complicados, por lo que entendía perfectamente por qué tenía que utilizar tanta estrategia, usaba las tácticas para sobrevivir, también sería un estratega en potencia si hubiese pasado por lo mismo.—Bien, entonces dile a tu hijo que nos siga escuchando, no tenemos problemas con ello... —mencionó ella sonriendo—. Ahora necesito que tú, Aleric, revises nuestros teléfonos y veas si alguno está hackeado también, de ser el caso no nos quedan muchas opciones. —mencionó ella sonriendo de lado.Antoine y ella le dieron su teléfono. De pronto sentí cómo Aleric lanzaba ambos teléfonos contra la pared.—No puede ser, maldita sea. —mencionó él llevando sus manos a su cabeza.—Que mierda está pasando. ¡No saldremos nunca de este agujero! ¡ES ESO! —pregunté nuevamente. Esta vez bastante enojado, esta vez queriendo escapar enseguida de este lugar.—Sí, sí volveremo
Ivonne WilsonDías después. Nikolay se encontraba la mayor parte del tiempo en su oficina junto con Antoine y con Aleric, por alguna razón ya no me citaban a sus reuniones, en parte entendía a Nikolay, no quería que me metiera demás en sus negocios, y yo tampoco quería hacerlo, pero la ansiedad que sentía al querer ayudar al hombre que cada mañana se colaba en mis pensamientos podía más conmigo. —Recuerda que hoy tengo que ir a ginecólogo. —mencioné cuando sentí al ruso levantarse, aun no permitía que me tocase, la última vez sus puntos terminaron cortándose y perdió mucha sangre, pero no era un impedimento para ninguno de los dos al dormir juntos, por lo general, de igual manera dormíamos sin nada de ropa. —Lo sé, yo te acompañaré. —mencionó él volviendo a acostarse y dejando un leve beso en mis labios—. Creo que ya está bueno de esta distancia que hemos puesto entre nosotros, mira, ya estoy bien. —susurró besándome con más deseo que antes. Sonreí y correspondí a sus besos. —Defi