Solo me faltas tu

Capítulo 5

Tocan la puerta y entra Natacha avisándonos que ya todo está listo para la reunión. Nos ponemos de pie y nos vamos a la sala de juntas.

—Buenos días —saluda mi padre cuando entramos a la sala— lamento interrumpirlos de sus labores, pero tengo una noticia importante que darles.

—Esperamos que sean buenas noticias —comenta Carlos, uno de los socios y buen amigo de mi padre.

Mi padre y yo nos sentamos en nuestros puestos y después de una breve pausa, le da la noticia a todos.

—He pensado en retirarme —los murmullos de sorpresa no se hacen esperar— y para comenzar, he tomado la decisión de nombrar a mi hijo, Alejandro Vilera, como el Director Ejecutivo del Buffet.

Todos nos sorprendemos, incluyéndome. Sabía que me nombraría socio más no el Director Ejecutivo del Buffet. Pensé que esperaría a retirarse por completo para darme el cargo.

—Abogado, nos ha sorprendido. No esperábamos una acción como ésta tan pronto —Comenta uno de los socios de más experiencia en el Buffet. Me ve con el entrecejo fruncido, no está para nada contento con la noticia.

—Imagino que esperaban que dejará a Robert en mi lugar —los ve a cada uno confirmando su sospecha— Mi hijo Robert, tiene su propio proyecto y está trabajando en ello. En cambio, Alejandro ha decidido permanecer a mi lado y seguir mis pasos. Así que él será el que ocupe mi lugar a partir de hoy. Yo seguiré formando parte de la sociedad hasta que el día de mi retiro definitivo, llegue —habla con firmeza y decisión.

—Alejandro ha ganado cada caso que se le ha asignado, ha demostrado tener la capacidad de adquirir dicha responsabilidad. Merece un voto de confianza —agrega el abogado Carlos, dándome su apoyo.

—Desde el primer día que llegué aquí nunca me he aprovechado de mi apellido para escalar, siempre lo he hecho con esfuerzo y dedicación. Lo menos que espero es que me den la oportunidad de demostrarles que puedo con este nuevo cargo ¿No creen? —levanto la voz, haciéndoles saber que soy tan capaz como Robert en dirigir el Buffet.

—No es que no pueda ser capaz, es solo que Robert tiene más años de experiencia, en comparación, usted es un joven que aún está aprendiendo a dar los primeros pasos en esta carrera —habla otro de los socios intentando exponer su preocupación.

—Lo comprendo, su preocupación es válida, pero si no me dan la oportunidad ¿Cómo demostraré de lo que soy capaz? Dejen de juzgar sin dar una oportunidad, un voto de confianza —mis palabras cumplen su objetivo.

Murmuran entre ellos, dando pequeños movimientos de cabezas de forma afirmativa, haciéndome sentir como si estuviera en un tribunal dando mi último alegato del caso ante el jurado.

Uno a uno se pone de pie y se acercan a donde estoy, reafirmando su apoyo y sus mejores deseos. Aunque algunos, un tanto dudosos, me dan un voto de confianza como para ver en que resulta todo.

Damos por terminada la reunión y cada quien regresa a su oficina. Papá y yo salimos de la sala de juntas, nos detenemos frente al escritorio de su asistente.

—Natacha, hay que hacer un cambio de oficina, Alejandro es el nuevo Director del Buffet y como tal debe ocupar la oficina correspondiente —le comunica mi padre a su asistente— y consíguele una asistente por favor, habla con recursos humanos.

—Sí, señor, ya empiezo a hacer el cambio de oficina, para la tarde estará todo listo —nos indica dándonos un estimado de tiempo que va a demorar el cambio.

—Muy bien, estaremos trabajando en la sala de juntas mientras haces lo que te pedí —le indica a Natacha y esta se retira para hacer lo que le han encargado— Alejandro busca tu laptop, tengo información que pasarte.

Hago lo que me pide mi padre y me voy a la sala de juntas. Me pasa información sobre cada departamento legal y cómo lo maneja, entre otros detalles importantes que solo yo voy a saber. Mi nueva labor no es para nada sencilla, por el momento siento que es una responsabilidad demasiado grande para mi.

La hora se nos pasa volando, Natasha nos lleva el almuerzo y nos dice que al terminar podemos ir a nuestra oficina, ya está todo listo y que mañana llega una asistente para mí. Comemos y conversamos de la fiesta que se aproxima y los preparativos que faltan por culminar.

—Hijo —Me llama justo antes de entrar a la oficina— No te dejes absorber por la responsabilidad que te he dado, recuerda que también tienes una vida que vivir.

—Lo tendré en cuenta, Papá, gracias —le doy un abrazo y giro la manilla de mi nueva oficina.

Entró al despacho sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Al fin alcancé mi meta, me siento tras el escritorio y giró la silla hacia el gran ventanal de piso a techo, viendo el cerro el Ávila desde aquí. Me entra una llama de Robert.

—Felicidades, hermano, lo has logrado —escucho que me dice Robert emocionado.

—Gracias hermano, si no fuera por ti y papá todavía estaría lejos de alcanzar mis objetivos.

—Claro que no, es tu logro, lo has alcanzado con el sudor de tu frente, lo único que hicimos

papá y yo fue guiarte. Disfrútalo con mucha responsabilidad.

—Gracias, hermano, te espero el sábado. No faltes traidor —reclamo al recordar que me dejo solo.

—No lo haré, nos vemos el sábado. Solo quería devolverte las muchas que me hiciste por estar en la universidad —rio por lo bajo recordando varias de esas ocasiones.

Cuelgo la llamada dejando el teléfono sobre el escritorio. Un poco de nostalgia se instala en mi pecho llevándome a un pasado lleno de planes al lado de la única mujer a la que he amado.

Seis años atrás.

—Cuando al fin nos graduemos quiero que abramos un despacho juntos, en una oficina pequeña con un letrero hecho a mano con nuestros apellidos, porque no tenemos dinero para más y cuando nos hagamos conocidos compraremos un edificio grande, contrataremos a muchos abogados y ayudaremos a la mayor cantidad de personas.

Me cuenta con ilusión mientras peino su cabello con mis dedos viéndola planificar nuestras vidas.

—Eres una mujer muy ambiciosa, pero me gusta —dejo un beso en sus labios— la parte que más me emociona es lograr mis metas a tu lado y una de ellas es convertirte en mi esposa, tener un par de pequeñines revoltosos y poder tener una vida plena y feliz a tu lado.

Voltea hacia mi ruborizada, se sienta a horcajadas sobre mí, coloca sus manos en mis mejillas y une nuestros labios en un beso dulce y pasional, haciéndome estremecer como solo ella es capaz de lograr.

Unos truenos me traen de vuelta a la realidad, una realidad donde estoy sin mi chica. 

—Sólo me faltas tú, Jennifer, ¿dónde estás amor? Algún día te voy a encontrar, no perderé las esperanzas, aun no.

Le hablo al cielo deseando que el mensaje llegue a ella y regrese a mi, al menos me den una señal donde pueda encontrarla y traerla de vuelta a mi, para empezar todos aquellos planes que se quedaron a punto de empezar.

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