Espero sus comentarios, cuentenme ¿que les ha parecido este capítulo?
Ella voltea a ver a mi hermano, quizás nerviosa por el interrogatorio de mi hermana, el toma su mano dándole confianza y luego voltea a verme, fue algo tan breve, despertando un poco más mi curiosidad. —El dueño de una de las mascotas que llevaron, no quedó satisfecho con el cuidado que le brindamos a su perro y quiso demandarnos, otra clienta que presenció lo sucedido, me habló de él y su excelente trabajo, así que fui a su despacho conversamos del asunto, me ayudó y terminamos saliendo después que se resolvió el problema —nos cuenta con una sonrisa en los labios. —Sólo falta que mi hijo menor se encamine y podré morir en paz —dice mi padre viendo a Sara y a Robert feliz, luego dirige su mirada a mi dando una palmada suave en mi pierna. —¡Papá por Dios! no digas eso ni en broma —lo reprende Sara molesta. —Mejor bailemos o mi padre se pondrá nostálgico otra vez —sugiero viendo a una de mis primas acercarse a nosotros. Me levanto de la mesa acercándome a ella, nos damos un fuerte
Mi semblante, humor y actitud cambiaron por completo después de mi conversación con Anabel. Mi hermana noto el cambio desde el primer momento en que me vio, por no tener un momento a solas conmigo las ganas de saber que me sucedía la carcomía. Después que acabó la fiesta, tanto Sara como Robert intentaron sacarme información, pero prefiero reservarme la información, no quiero que Jennifer se llegue a enterar de mis intenciones, espero que Anabel sea discreta y sepa guardar el secreto. Durante cinco días tendremos la casa para nosotros tres, ya que le regalamos a nuestros padres un viaje con todo pagado a curazao, algo que no se lo esperaban en lo absoluto. Mi madre intento posponer el viaje para reorganizar las guardias, pero Sara ya había conversado con varias colegas que estuvieron dispuestas a suplir a mi madre. En cuanto a papá, no hay mucho que hacer, yo me puedo encargar perfectamente, además de que Robert se encuentra aquí. El domingo nos los pasamos durmiendo, por obvias razo
Llegamos al apartamento y sigue renuente conmigo, por poco y me toca subirla cargada porque hasta para bajarse del auto se negaba. Cuando abro la puerta para que entre, los ojos se le llenan de lágrimas, baja la cabeza y parpadea con rapidez evitando que me dé cuenta. Estaba con ella la primera vez que lo vimos, era la tarde del viernes después de clase que logramos vernos, le conté que mis padres me habían dado la sorpresa de que me regalarían un apartamento y me pidieron que fuera a ver algunos. Pasamos toda la tarde viendo apartamentos y ninguno nos gustaba, algunos eran muy costosos, otros muy grandes o muy pequeños, hasta que llegamos aquí, una residencia privada con piscina y una vista hermosa, eso fue lo que más le gustó. El mismo día que se hizo la compra, pasamos la noche aquí celebrando mientras que desde el balcón veíamos las estrellas. Fue la primera vez que sentí el deseo de besarla, abrirle mi corazón y decirle lo que siento por ella, mas no me atreví. —No esperaba qu
No pierdo tiempo y le escribo un breve mensaje, con la esperanza de que no me bloquee:“Hola preciosa, este es mi número. No se como lo haré, pero voy a conquistarte y tendremos todo aquello que una vez soñamos. No todo está perdido.”Recibo un mensaje de Reynaldo preguntándome qué ha pasado, otro de Sara protestando porque le tocó redoblar turno, lo que quiere decir que llegará a casa pasada las diez de la noche, así que me pide que le envié una nota de voz con los pormenores de la situación, no lo hago, porque sé que no me dejara trabajar haciéndome miles de preguntas.Llego al buffet y todo está en orden, entró a mi oficina encontrándome a mi hermano esperándome, su cara deja ver lo preocupado que está y empeora al verme llegar solo.—Pensé que eras más paciente que Sara —me siento tras mi escritorio.—¿Qué esperabas? ¿Sabes lo que fue enterarme que la mejor abogada que trabaja para mi es la mujer que mi hermano estaba buscando por todo este tiempo? Cuando Reynaldo me contó todo, m
Tocan la puerta y entra Reynaldo con una sonrisa pícara, se sienta frente a mí esperando que le cuente. —¿Acaso no piensas decirle nada a tu amigo? ¿El que te ayudó para que tuvieras la oportunidad de reencontrarte con tu chica? —dice con exageración, haciéndose el ofendido— vamos, suéltalo ya. —Sólo me dijo que fue amenazada por una mujer y que sus prejuicios están latentes, no quiere que me le acerque —me encojo de hombros. —¿Ella logró dar con la mujer que la amenazó? de lo otro, es de esperarse, recuerda que ella fue el tipo de mujer que sé endurece ante las malas situaciones ¿qué tienes pensado hacer ahora? —me pregunta con interés, es muy buen consejero y amigo, es alguien con quien puedo contar. —Conquistarla, solo tengo hasta el viernes para eso —le cuento sin saber muy bien cómo lo voy a lograr en tan poco tiempo. —A trabajar duro en ello, planifica salidas, llámala, ve a donde sea que esté, hazla sentir que tus intenciones no son un juego, sino que quieres algo real con
Después que termino de contarle lo ocurrido, le doy tiempo para que asimile la información, me hace un par de preguntas y luego comienza a comer, más que todo para buscar las palabras adecuadas para decirme las cosas, ella suele hacer eso cuando piensa que hay algo que pueda hacerme molestar u ofender. Cuando realmente ocurre lo contrario, valoro mucho su opinión, cuando el problema es de otro, ella suele ser objetiva. —Bueno hermanito, yo te voy a decir una cosa, si alguien me apunta con un arma o me amenaza y yo sé que esa persona tiene los medios para cumplirlo, haría lo mismo que ella sin importar que los tenga a usted y eso que no me considero una persona cobarde —concuerda con Jennifer. Deja el plato a un lado un momento y se acomoda en la silla quedando de frente a mi. —Tú conociste a todas las personas que me rodeaban en la Universidad ¿quién crees que sería capaz de hacer algo como eso? —le pregunto a ella, ya que en mi época de universitario compartí más con ella, aunque n
Se sobresalta al escucharme a su lado, pone la mano en su pecho y al pasarle un poco el susto, me pone una mala mirada.—¿Qué haces aquí? no deberías estar aquí y ¿Robert dónde está? —pregunta al no encontrarlo a su alrededor.—Vamos, a acompáñame a tomar un café, no seas así, te prometo que la pasaremos bien como en los viejos tiempos ¿te acuerdas? —le propongo ignorando sus preguntas.—No voy a ir contigo a ningún lado y por cierto, no uses mi numero, Anabel no tenia ningun derecho de dartelo —empieza a recoger todas sus cosas apresurada.—¿Por qué me la tienes que poner tan difícil? es el primer paso para recuperar nuestra amistad o ¿es que acaso eso es algo que nunca te importó? —le pregunto sintiendo una leve punzada en mi pecho.—Me mentiste Alejandro, me ocultaste quién eres realmente, si lo hiciste una vez podrás volver a hacerlo, no quiero salir herida otra vez. Sólo intento protegerme, pero sobre todo, p
Saco de la nevera un par de panes con relleno de jamón y queso metiéndolos en el microondas para que se calienten, un jugo de manzana que sirvo en unos vasos mientras que espero que los emparedados estén listos. Una vez calientes, los colocó en platos individuales acercándole uno a Jennifer junto a la bebida. Se lo come con recelo, manteniéndose callada todo el tiempo. —¿Vamos a aprovechar este tiempo para conversar o te mantendrás callada? —mi lado irónico sale a flote por su forma de actuar conmigo. —No tengo nada más que contarte —dice con voz plana. Sube la mirada por unos segundos y luego vuelve a concentrarla en su plato. Me recuerdo que lo que ha vivido la ha marcado, ahora es mucho más desconfiada, por lo que debo ir despacio con ella. —Claro que sí, hay algo muy importante que aún no me has dicho ¿quién fue esa mujer que te amenazó? —le pregunto directo al grano. —No creo que sea buena idea que tú sepas eso. No me vas a creer, y en caso de que si me creas, vas a sali