Capítulo 19A eso de las nueve de la noche, escuchamos que abren la puerta entrando por ella Robert y Anabel con unas bolsas de comida, por el olor puedo deducir que son hamburguesas.—Hemos venido a hacerle un poco de compañía y asegurarnos de que aún están vivos —dice Anabel sonriendo, cuando dirige su mirada a Jennifer, su sonrisa se borra en el acto.—Ustedes están teniendo un comportamiento un tanto infantil, pensé que este tipo de cosas lo hacían las maestras en la escuela con sus alumnos —protesta Jennifer viéndolos a ambos.Se cruza de brazos comportándose una madre que ha atrapado a sus hijos en una travesura y se prepara para darle su buen castigo.No logró contener la risa, ganándome una mirada asesina de su parte.—Jennifer, no nos ha dejado de otra, le sigues huyendo a las cosas y no entiendo por qué, se te ha presentado la oportunidad de aclarar la situación y en vez de hacerlo lo que haces es correr lejos en dirección contraria ¿hasta cuando vas a seguir así? ¿No te das
—Estoy tan cansada que creo que me puedo quedar dormida en cualquier momento, así que conversemos. Cuéntame ¿lograste sacarle alguna información a Jennifer? —me pregunta acomodándose en el asiento.—Al parecer tenía razón y Lilibeth estuvo detrás de todo esto, no me quiso decir el nombre, lo que sí me dijo es que es una persona muy cercana a mí y que si ella se llega a enterar que Jennifer me contó todo, puede que estén en peligro, así que hicimos un trato, debo descubrir por mi propios medios quién fue la persona que la amenazó, sí lo logró, ella tendrá que quedarse acá en Caracas y darme una nueva oportunidad. Ya yo puse al investigador de papá a trabajar en ello, en una semana me tiene respuesta —le cuento lo sucedido, no es mucho pero es algo para comenzar a trabajar.—Y cuando te confirmen que fue Lilibeth la que hizo todo esto ¿qué vas a hacer? —me pregunta dudosa.—Primeramente hablaré con mis tíos, les mostraré las pruebas y les daré una oportunidad de que ellos se encarguen d
Ya estamos a mitad de semana y falta poco para que mis padres regresen. Las cosas en el buffet marchan bien, cada uno de mis colegas han hecho su trabajo haciendo su mayor esfuerzo para ganar aún más casos. En cuanto a los socios pues, siguen teniendo sus dudas, y ahora qué Robert está aquí, no falta el que lanza sus insinuaciones para que mi hermano tome el puesto, que según ellos, le pertenece a él.En la mañana tuvimos una nueva reunión en lo que aproveché de plantear el nuevo departamento supervisado por Robert, algunos tienen sus dudas pues, en lo único que piensan es en cómo eso los puede beneficiar, mientras que otros de forma muy sutil apoyan el proyecto, ya que es la mejor manera de ver la calidad de abogado que es Robert y luego hacer una comparación.Finalmente todos decidieron apoyar este proyecto, así que al salir de la junta lo primero que hago es visitar la oficina de mi hermano y darle las buenas noticias, de camino le pido a mi asistente que mande a organizar el grupo
—Señor, disculpe, necesita firmar estos documentos y en treinta minutos tiene una reunión con el abogado Bellorin, es por lo del caso del secuestro y el abogado Reinaldo me pidió que le dijera que pase por su oficina antes de irse —me notifica Patricia, mi asistente.—Tráeme los documentos para firmarlos de una vez, consigueme un café que esté bien fuerte por favor, cuando regreses ya tendrás esto listo —le pido recibiendo los documentos.—Regreso en unos minutos con su café —sale de la oficina dejándome solo otra vez.Hojeo las primeras páginas, es sobre el nuevo departamento que se abrirá en el buffet, así que solo firmo, sin darle importancia a las demás hojas. Entonces un recuerdo viene a mi mente.Seis años atrás.—Ale no me puedes hacer esto —Lilibet me sigue por mi habitación.—Es un evento de la facultad, no puedes ir conmigo —mi paciencia ya se está agotando, ¿cuantas veces más debo explicarselo?—Mírame, pase todo el día en la peluquería, me arregle las uñas y me compre este
Hoy llegan mis padres al fin, y a mi hermana se le ocurrió la brillante idea de hacerles una pequeña reunión de bienvenida, cómo es su día libre, se encargó de ir a la tienda comprar fresa, algo de licor, hasta unas cortinas decorativas y un letrero enorme que dice bienvenidos. No entiendo el porque hace todo esto, pero en fin sí ella es feliz así es mejor dejarla.Reinaldo está llevando los de sus padres lo mejor que puede, ayer le tuve que pedir como jefe, que se tomará el resto de la semana. Ha estado muy distraído y temperamental, algo que no es muy bueno en este tipo de trabajo. Se fue sin rechistar.En la empresa se puede decir que todo marcha bien, no hemos tenido ningún tipo de contratiempos. Lo que sí he notado, es que algunos socios han ido a visitar a mi hermano a su oficina, algo que me preocupa un poco, no tanto por Robert, sino por los socios. Ya que si llegan a hacer una reunión y exigen un cambio con la mayoría a favor pueden hacer que Robert termine siendo el CEO del
Agarro el carrito con las maletas y nos vamos hasta donde deje el carro estacionado. —¿Robert ya se fue? —pregunta mamá un tanto decepcionada al ver que no está con nosotros. —No, debería estar en casa esperando por nosotros —le responde Sara viendo su teléfono. —¿Cómo van las cosas en el bufete? —me pregunta papá. —Sobre ruedas, adaptándonos a los cambios —me limito a responder, no quiero entrar en detalles. —¿Siguen con lo mismo? A estas alturas deberían saber que cuando tomo una decisión es definitiva, no hay cambios —gruñe por lo bajo. —Lo que ha contribuido a que ellos mantenga esa actitud, es que Robert está trabajando en el buffet, se ha aprobado que maneje desde allí lo de la ayuda social, incentivando el que ellos constantemente estén haciendo una comparación entre los dos —le hago saber, ya que hasta no saciar su curiosidad no dejará el tema. —Qué bueno que se pudo hacer, en este momento el buffet está muy diferente, hay cabida para ese tipo de proyectos ¿Y eso que Ro
Nos vamos los tres juntos al buffet, al entrar al edificio todos se nos quedan viendo, quizás no esperaban que mi padre llegara tan pronto. Lo cierto es que durante todo el camino no nos quitan la mirada de encima ni un segundo. Mi padre nos ve a ambos con algo de sospecha, al parecer no he sido el único en notarlo. Al llegar al piso en donde los tres tenemos nuestra oficina, nos encontramos que la oficina de juntas está abierta, al acercarnos la asistente de mi padre nos dice que nos están esperando. Apenas entramos, vemos a todos los socios reunidos, unos con mirada desafiante mientras que otros ni se toman la molestia de levantar la mirada, ha ocurrido lo que tanto me temía que sucediera. —Lamentamos recibirlo de este modo, pero hay algo que, inevitablemente, no podemos seguir dejando pasar —se pone de pie uno de los socios que ha dejado claro su desacuerdo desde el mismo instante en que se anunció, Eduardo. —Somos todo oído —le dice mi padre con un tono de voz neutro. —Nosotro
—¡Si supieran que tengo más de diez años que no hablo con esa familia!, pero por el simple hecho de venir de ella me quieren juzgar como uno más —resopló frustrado, no puedo creer que esto me esté pasando. —No te preocupes hijo, no tiene como culparte de nada, tú has tenido una conducta intachable y eso hasta los mismos profesores de la Universidad lo pueden abogar —mi padre me da una palmada en el hombro. —Él fue capaz de vender a nuestra propia hermana, la llevó a su muerte. A mi padre lo mandó a matar y vendió sus órganos, dime una cosa ¿realmente crees que no será capaz de involucrarme en alguna de esas cosas que él hace tan sólo para perjudicarme? Porque yo sí, de eso y mucho más —le recuerdo a mi padre solo una parte de lo que nos enteramos. —Yo creo que lo ideal sería que te mantengas bajo perfil, no estoy pidiendo que renuncies a tu puesto en el buffet, porque es algo que tienes bien merecido. Sólo que dejemos que esta marea baje, de todos modos, tengo a uno de mis hombres