¡Esta relación es de dos!
Missie se emocionó tanto al ver a sus padres llegar al rancho.
–¡Mamá, qué bueno ver que te estás recuperando tan pronto! ¡Estoy feliz de que hayas podido venir! –dijo Missie.
–¡Estoy feliz de verte hija! ¡Y más feliz de ver lo hermosa que estas con tu bebe en camino! –Le dijo su madre muy emocionada.
Juanne se acercó y sonreído saludó:
–Señora Leanders un gran gusto tenerla aquí, y que además se le vea tan bien.
–¿Eres el joven que ha conquistado el corazón de mi hija? –Elizabeth Leanders le preguntó sería y prepotente?
Lois Vincents oyó el tono alto de su ex mujer y se acercó hasta ellos.
–Elizabeth él es Juanne Martins, ya te había hablado de
“Helen Heminway”Elizabeth Leanders que estaba cerca oyó la conversación y preguntó.–¿Helen Heminway? ¿La chica de los ojos esmeraldas?–¿Conoce usted a Helen Heminway? –le preguntó Juanne–Entre las mujeres que administraba Roland, en la agencia de modelajes ese nombre era muy conocido.–Eso suena bien. Sé que ella estaba en un atelier y modelaba para los clientes. Quizás se especializó y siguió su carrera –dijo Juanne.Elizabeth rió en forma irónica para luego decir:–¡No, no te ilusiones tanto! La empresa de modelaje del desgraciado de Roland Giüre era una pantalla para trasladar las chicas a cualquier parte del mundo. Es una pena decirlo, pero es la realidad. El era un traficante de mujeres. Y ese nombre era muy conocido. Es una linda chica de ojos color esmerald
“Un papá mingón”Missie dejaba instrucciones a las personas que se encargarían de su madre, el médico del hospital del rancho estaba con ellos.–Doctor, le ruego que esté al pendiente de mi madre –cualquier cosa, por pequeña que sea, por favor, nos avisa.–No se preocupe .Vaya tranquila señorita Missie.–Eva, igual para ti. Sé que no es necesario decírtelo, pero te ruego, me cuides a mi mamá. Gracias.Se acercó a su madre y agachándose a su lado le tomó la mano:–Pronto estaremos de vuelta. ¡Te amo!–Y yo a ti… Le dijo Elizabeth –quien se puso un poco apagada.Llegaron a Toronto más pronto de lo que imaginaron, se hospedaron todos en el apartamento de Juanne.Al llegar allí Missie buscó la foto de la chica por t
“Noche de pétalos y flores”Pasaron el resto de la tarde en un ir y venir a diferentes empresas y tiendas. Juanne seleccionaba artículos y cosas para que se enviaran al rancho, incluso enseres y equipos para el cuarto del bebe. Ella los seleccionó.–Juanne, por cierto, te diste cuenta que tanto la mamá como el vecino de Helen Heminway hablaron de “el niño”, así que tienes un hermano.Juanne se quedó pensativo y después le obsequió una sonrisa espléndida.–¡Guao! Sí. Siempre se refirieron a “su hijo” y “el niño”. Aun no podemos estar seguros. Pero es una señal.Ya cuando caía la noche Missie se veía algo cansada.–Juanne ¿aún te quedan cosas por hacer? Podríamos quedarnos unos días más si es necesario. En esas el t
¡No es tu hijo!Juanne y Missie subieron hasta el tercer piso. Había un niño corriendo por el pasillo en una pequeña bicicleta. Sus cabellos amarillos cortados al estilo honguito le trajeron a la mente a la bella mamá Anne. Por fin había encontrado a su hermano. Juanne trató de levantarlo de la bicicleta, pero el niño se resistió y dio atrás a su bicicleta y se impulsó con más fuerza y pedaleó como todo un profesional de carreras, Juanne tuvo que apartarse o de lo contrario aquél veloz remolino lo iba a dejar en el suelo. El niño dio vuelta en el pasillo y gritó:–¡Mamá!Missie corrió a la puerta y cuando la mujer salió se adentró en el apartamento, no les pasaría lo misma de la vez anterior.–¿Qué sucede, ¿Quién es usted? –le dijo la
“Ella es la mujer que amo”Juanne y Missie acompañados de Helen y el niño llegaron al rancho. Era una emoción, ya casi olvidada para mamá Tulia, Eva y los demás trabajadores del rancho, la presencia de un chiquillo revoloteando por la casa grande y todo el rancho.Missie seguía con sus tareas diarias. Se fue muy temprano a continuar con el laboratorio dentro de la misma alcaldía de la región.Juanne andaba con su hermano de la mano enseñándole todos los alrededores de la casa y del rancho.–¡Joan! ¡Joan! –gritaba Lorain detrás del chiquillo que correteaba.Missie llegó temprano de su laboratorio en construcción y se encontró con aquél remolino en la entrada de la casa. Lo atajó y lo levantó en sus brazos.–¡Hermana, hermana! ¡Ya llegó mi novia! –gritaba agitado mientras Missie lo volvía a colocar en el piso.Todos los trabajadores que estaban cerca rieron junto a Lorain y Missie.Juanne venía del hosp
“La cadena de Helen”–Mamá, ¿por qué lloras? –le preguntó el niño.Helen pasó su mano con fuerza por su rostro y limpió con furia sus mejillas–Ya no lloraré más, la que debe llorar ahora es otra –y sonrió aireada. Se metió la mano por el brasier y luego se tanteó todo el cuerpo buscando algo, luego reviso por donde estaba parada con Juanne y el niño y le dio la vuelta al pozo, pero no encontraba lo perdido.Recorrió todo el camino andado, pero nada veía, buscó dentro del anexo y tampoco, entonces recordó que estuvo en el rancho. Se fue directo a la cocina y simuló estar tomando el paquete de galletas nuevamente.Mamá Tulia sin siquiera voltear a mirarla le dijo:–Señorita, ya va estar lista la cena. No le dé tantas galletas al niño, para que cene bien. Le hice panecillos rellenos, a los niños les gusta más así –le dijo la anciana sabiendo que ella no iba a encontrar lo que estaba buscando.–¡Ah! Gracias mamá Tulia –y
“Missie embarazada”–¡Eres una ladrona! –Helen no había terminado de decir la palabra cuando la mano de Missie resonó de llenó en su mejilla.Cayó sentada al suelo. Juanne corrió a levantarla.Helen cargó al niño en brazos y corrió al anexo.–Missie, ¿por qué has hecho eso? –le reclamó Juanne.–¿Missie por qué has hecho eso? ¿Es eso lo que se te ocurre decirme? –Juanne retrocedió al oír el leve chasquido de la lengua de Missie –¿No esperabas que le sonriera a la zorra que me acaba de decir ladrona?–No quise decir eso –le dijo Juanne al tiempo que seguía reculando mirando los ojos color café que parecían lanzar mísiles rojos –tranquilízate mi amor, eso te hace daño.Missie
“Mamá Tulia”Missie se levantó temprano después de una noche bastante fría. Juanne estaba dormido a su lado aún vestido. Su cuerpo de lado la abrazaba. Salió de su abrazo y se metió en el baño. Al salir Juanne la miraba preocupado.–¿Estás bien? –le preguntó.–Sí, respondió y se sentó en sus piernas –gracias por quedarte a cuidarnos y sobo su barriga desnuda.Juanne la apretó por la cintura.–¡Perdóname Missie, por favor perdóname!–No te preocupes Juanne. Estoy más susceptible que nunca y creo que es por el embarazo. Perdóname tú a mí. Soy una tonta. No debí…Juanne le tomó la cara y la envolvió en sus brazos tumbándola en la cama, se besaron con mucho amor y