Mateo veía en silencio como Matt trataba en vano de tranquilizar a Hades, mientras Melody se encargaba de llamar al médico de la familia y Candy trataba de hacer reaccionar a Macarena, ¿Por qué debía seguir a su familia al piso superior? ¿Por qué no solo se marchó al escuchar gritar a Hades? Sabia la respuesta, culpa, nunca había tratado con algo como eso, la culpa, el amor, era algo que este hombre desconocía y, por lo tanto, no sabía cómo reaccionar a ello.— Todo estará bien hijo. — repitió por decima vez el mayor y Hades lo fulmino con la mirada.— ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar tan seguro? — los ojos de Hades exigían una explicación y su padre se la dio.— Solo es un desmayo Hades, puede ser por muchas cosas, mala alimentación, cansancio… un embarazo. — los ojos de Hades brillaron como el cielo al amanecer luego de una tormenta, sin embargo, Mateo, comenzó a sacar cuentas, cuanto tiempo se debía esperar para que los síntomas de un embarazo hicieran aparición, ¿una semana? ¿u
La mente de Stefano era un torbellino, uno donde lo que queria se mezclaba con la realidad, pues él queria una familia, lo supo del momento que vio a Victoria dejar todo atrás y seguir a su italiano mafioso a las mismas sombras, anhelaba un amor así, y el formar una familia, paso cinco años de su vida buscando a esa latina que sabia estaba embarazada y no se equivocó, pero ¿qué fue lo que consiguió cuando al fin la encontró? Ella no lo espero, incluso le dio un padre a su hija, uno que era nada más y nada menos que su primo, eso no era justo, al menos no para Stefano, se suponía que el amor verdadero te convertía en un cautivo del ser amado, y a la vez el otro se convertía en tu esclavo, era así con Victoria, con Felipe y su sicario, ¿Cómo podía ser que ellos siguieran ciegamente a sus amados y estos a la vez se convirtieran en nada con tal de complacerlos? ¿Por qué siempre todo el mundo se alejaba de él? desde niño fue así, mientras sus hermanas causaban que los demás las siguieran c
La morena limpio su mejilla a la vez que Hades bajaba su arma, ni él podía creer lo que de sus labios había salido, pero… estaba celoso, no podía evitarlo, mientras Stefano se preguntaba si su hija se había despertado, deseaba que vea aquello, como el gran Hades era solo un hombre común y corriente lleno de defectos, igual que él.— No Hades, por supuesto que no lo amo. — respondió con voz firme la morena sorprendiendo a todos, se esperaban quizás una Maca corriendo fuera de la suite llorando, pero eso no sucedió Macarena simplemente se cruzó de brazos y vio a Hades, al único de todos los presentes que ella le explicaría cualquier cosa, porque lo amaba. — Pensé que te había quedado claro que solo te amo a ti, aunque eso no quita el hecho de que este estúpido sea tu primo y más importante… es el padre de Alma, tú sabes nuestra historia, te la conté muchas veces. — Claro que la sabia, Hades había limpiado sus lágrimas durante los primeros meses de embarazo, la había escuchado noche tras
Macarena nunca pensó en asistir al funeral de un mafioso, mucho menos dejar a su hija con personas que hasta un mes atrás eran meros extraños, pero así fue, Hades le pidió acompañarlo a Chicago, ya que no solo conocía muy bien al difunto Don de la ciudad, sino que era uno de los mejores amigos de Valentina, no pudo negarse, aunque las piernas le temblaran de solo pensar que tipos de personas verían allí, aunque su malestar aumento con el solo hecho de subir al avión privado de la familia Zabet y encontrar allí a Stefano y Mateo.— Hola Maca. — reconoció la intención de Stefano de saludarla con un beso en la mejilla, pero antes que este desatara una masacre sobre el avión, levanto su mano para darle un apretón, algo que tranquilizo en un cincuenta por ciento a Hades.— Hola Stefano, lamento mucho lo de su amigo. — se limitó a decir mientras liberaba su mano del fuerte agarre del grandulón.— Sí, es una pena su muerte, aunque no era mi amigo, el Don era alguien a quien todos respetábamo
MacarenaMi respiración sale entre cortada, mis piernas tiemblan como si fueran de gelatina, y mi corazón estoy segura de que dentro de poco saldrá de mi pecho, aun así, continúo corriendo al tiempo que me pregunto porque rayos estoy siguiendo a Felipe al lugar donde se escuchó el estruendo, en lugar de correr al lado contrario, para ponerme a resguardo y es cuando el rubio grita con desespero, que recuerdo porque lo estoy siguiendo y no estoy huyendo por mi vida.— ¡Hijo! ¡hijo! ¡Pedro donde estas! — el grito del rubio es aún mayor que todo el ruido que nos rodea, su desesperación atraviesa mi piel provocando que esta se ponga de gallina, las detonaciones, que ahora se son disparos, no han cesado, mis ojos no dan crédito a lo que ven, creí que la seguridad que vi al llegar a esta casona se había marchado con Hades y los demás, ahora me doy cuenta de que no es así, su función es cuidar a Felipe y su hijo.— ¡Papá! — grita el pequeño moreno bajándolas escaleras y es cuando un hombre lo
Hades le hizo honor al apodo que había heredado de su padre, sus manos eran dos alas y en cada una de ellas sus arma, cumplían la función de la guadaña, sus movimientos se los podrían comparar con un baile de ballet, la destreza al gira, la delicadeza al mover sus manos y la fuerza al jalar del gatilló y repeler la sacudida sin que el blanco se saliera de foco, era única, tenía sed de sangre, deseaba torturar a cada uno de esos hombres, pero por ahora, solo apuntaba, jalaba el gatillo y mataba, directo a la cabeza, sin errores, sin segundas oportunidades.La técnica de Hades era buena y única, pero la del caimán ocasionaba aún más miedo, si ver disparar a Hades era saber que tu fin llego, ver al caimán con una escopeta recortada disparando en medio del pecho a todo aquel que se le atravesaba, era lo mismo que ver a un caimán destrozar a sus presas, pues las municiones que usaba el sicario en pocas y especiales ocasiones, estaban destinadas a dejar el mayor daño posible, más de un c
Hades ingreso en la habitación y vio a la única mujer que amaba sobre la faz de la tierra tratar de tomar un vaso con agua, pero sin lograr llegar a el, si tan solo pudiera mover sus piernas y girar en la cama, no habría problema en realizar tal tarea; sin demora alguna fue a su lado y le entrego el vaso, regalándole una sonrisa a la cual Maca respondió.— Gracias. — dijo luego de beber y aclarando su garganta.— No te ves preocupada. — dijo Hades sin comprender porque no estaba llorando, o reclamándole por su condición.— No lo estoy. — respondió tomando su mano y disfrutando de su tacto.— ¿No lo estas? Maca ¿sientes tus piernas? — quizás y los medico se equivocaban, tal vez la recuperación de meses no fuera necesaria, pero solo le basto con ver el mohín que Macarena hizo con su rostro, para saber que todo lo que los doctores le habían dicho era la verdad.— No, no las siento. — confeso con un largo suspiro.— ¿Entonces? — no la comprendía, cualquiera en su caso se hubiera puesto a
Definitivamente nada era color de rosas y Macarena estaba a punto de descubrirlo, dos días después de su primer discusión con Hades, fue llevada a la mansión Zabet y a nadie le importo sus quejas, ni siquiera a su hermano Digo.— Se supone que debes estar de mi lado siempre, somo familia. — reprocho la latina apenas fue dejada en una habitación, muy distinta a la que compartía con Hades hasta ese entonces.— ¿Y piensas que no lo estoy?— Pues no lo veo, te dije que regresáramos a nuestro departamento…— ¿Para qué? Dime genio, como subirás o bajaras del edificio si esa porquería de ascensor ni siquiera funciona, como te moverás por ese diminuto lugar, porque si aún no tomas noción de lo que te espera, deja que te lo informe, ¡tendrás que usar sillas de ruedas Macarena! ¿lo comprendes? ¿o quieres que te lo explique con manzanas?— No me grites Diego que aun puedo partirte la madre así y todo como estoy. — amenazó la joven tratando de tomar cualquier cosa que estuviera a su alcance para