— Tengamos otro hijo, hermosa — abro los ojos, Dante está acostado entre mis piernas y apoya su cabeza en mi vientre, mientras pasa su mano por él, lo besa y susurra — Me encantaría verte, embarazada, con nuestro hijo creciendo en tu interior — vuelve a acariciar mi vientre y yo cierro los ojos y contengo la respiración mientras acaricio su cabello. No sé qué responderle, no tengo claro si en este momento me gustaría tener un hijo, han pasado muchas cosas y Mathias y yo estamos empezando a adaptarnos a este país, a un nuevo trabajo y escuela, a una vida familiar donde somos constantemente tres. Dante y Mathis están aprendiendo a conocerse y a disfrutar la relación de padre e hijo. Yo estoy intentando dejar mis miedos y remordimientos atrás, para disfrutar de mi relación con Dante. — ¿No crees que es algo pronto? — le pregunto algo ansiosa. — Me perdí todo de Mathias, no vi crecer tu vientre hasta el final, ni lo vi bebé, no sé cómo era pequeño o a qué edad caminó, cuál fue su primer
— Hola, Vera — Mi hermana se levanta de donde está sentada, se encuentra en la terraza, no hace mucho calor, aunque todavía es soportable quedarse afuera, aunque hubiese preferido el interior del café. — ¿Cómo estás, Virginia? — me da los dos besos franceses obligatorios, tomo asiento frente a ella, me siento incómoda, sé que no hay motivos, Dante y ella ya estaban divorciados cuando volvimos a encontrarnos y él está seguro de que mi hermana fue la qué me contestó y además borro los mensajes que le envié hace tantos años. — Querida, no sabes lo feliz que me hace verte, estoy cansada de tanta pelea entre nosotras y por un hombre — suspira, busco a la Virginia que conocía, a la hermana alegre, radiante. Pero no la encuentro. — Virginia, fuiste tú la que me escribió desde el celular de Dante cuando Mathis nació ¿Verdad? — Parpadea varias veces, creo que no esperaba que yo le reclamara eso. — ¿De qué hablas, hermanita? — Su mirada ingenua, inocente ¿En serio es tan buena actriz? — No
Vera — ¡Vamos! ¡Vamos! Hay que darse prisa — Esto es una locura. Hemos reservado una habitación en un hotel cuatro o cinco estrellas, no tengo ni idea, cerca del teatro donde se van a realizar los premios Óscar. Ana se ha quedado a cargo de Mathis y los chicos de seguridad le ayudan. — Gírate un poco — detesto a este hombre, se supone que es un gran estilista, pero yo hubiese preferido que me ayudara una de las maquilladoras de la productora, pero se ha puesto enferma — Llevo todo el día sin parar, chica y todavía debo visitar a una actriz — Me dice. — Vale, comprendo, pero si me hablas de esa manera no vamos a avanzar — le digo — A mí me tratas bien o no me tratas — se queda mirándome y luego continúa organizándome el cabello sin decir una palabra. — Guau — Me vuelvo a mirar al increíble hombre que entra a la habitación, estamos en una suite y Dante se encontraba en la otra habitación de esta, lleva un esmoquin gris marengo y se ve tan alto y apuesto con él, que solo quiero tirár
Esto es increíble, hasta ahora, no ha ido tan mal como pensé, después de todo lo que pasó con Mathis y que Dante advirtió a la madre de Adams sobre los comentarios que hacía sobre mí, el director de la escuela se reunió en privado con Dante y le aseguró que todo estaba controlado. Con el programa de televisión fue un poco más complicado, ya que el equipo de comunicación le recomendó a Dante no entrar en el juego y yo estuve de acuerdo, finalmente lo ignoramos y Dante concedió una entrevista a un periódico centrado en el aspecto productivo de Hollywood, donde además de hablar de la empresa, pudo explicar un poco su situación personal. — Dante, Vera. Encantado de tenerlos aquí — El periodista encargado de recibir a los artistas nos saluda, yo solo quiero ir directo a la gala, no quiero dar entrevistas, sonrío mientras Dante habla con él, no me entero de lo que dice, el ruido y los nervios son presa de mí. — ¿Preparada, Vera? — Lo miro en blanco, de qué está hablando — Debe ser increíb
Virginia — ¡Lárgate! — La chica sigue de pie frente a mí, estática — ¡He dicho que te largues! — No deseo ver su cara, me acerco a ella, solo quiero que desaparezca de mi vista. — ¡Cálmate, Virginia! — Ronnie se interpone entre ella y yo, momento que la chica aprovecha para desaparecer — Es solo una asistente, no puede hacer milagros — Imbécil, no sé qué hago todavía con él. — ¿Te das cuenta de que he escrito un puto discurso por nada? — No logro calmarme, esto es inaudito, estaba convencida de que me llevaría ese premio —¿Cómo la estúpida esa no se enteró de que no ganaría? ¡Para eso le pago! — grito y me acerco al bar de la suite del hotel, me sirvo un vodka y tomo rápidamente, necesito otro. Tomo la segunda copa y enciendo mi fino cigarrillo, necesito algo más fuerte, pero gracias al puto accidente y a la terapia, no puedo arriesgarme a tomar nada, necesito estar recuperada para empezar a trabajar, pronto. — Virginia, estabas compitiendo contra tres excelentes actrices — Me dic
Vera — ¿Qué te pasa imbécil? — Hemos bajado al pueblo a cenar a un pequeño, pero muy exclusivo restaurante, al parecer, por la decoración y los precios de la carta. Un señor de nuestra edad, aproximadamente, acaba de pasar con un grupo de amigos y se ha chocado con la silla de Virginia. — Fíjate por donde caminas, imbécil — dice mi hermana — Al parecer este restaurante no es tan exclusivo como parece, deja entrar a todo tipo de gente rara — El comentario de mi hermana, me llena de vergüenza ajena. — Cuidado con esa boquita, hermosa — Susurra el hombre y yo me quedo impresionada escuchando cómo la ha desafiado, tiene acento norteamericano, de eso estoy segura. Se gira a mirarme y su cara me deja sin respiración ¡Padre santo, qué hombre! Tengo la impresión que lo he visto en alguna parte. — No eres nadie para reprocharme algo, acabas de chocarte contra mí, al parecer no puedes ni controlar tus movimientos — El chico vuelve a mirar a Virginia y se inclina un poco hacia ella. — No e
Dante — ¡Mami! — Mathis corre a abrazar a Vera, que solo se fue algunos días, pero siento que la he extrañado igual o más que Mathias que se la pasaba preguntando por ella — Mami, te he extrañado un montón — Vera, se inclina y lo abraza, creo que Mathis quiere que lo cargue, pero ella no lo hace, imagino que después de tantas horas de vuelo, está cansadísima. Se acerca a mí y se inclina un poco para darme un beso ligero. — ¿Estás bien? — le pregunto, la noto extraña, siento que hay algo diferente en ella. — Solo un poco cansada y me duele la garganta — toma la mano de Mathis y se aleja hablando con él. Deja la maleta y comprendo que debo llevarla. Mathis se ha quedado dormido, estaba muy emocionado y se la pasó todo el día corriendo, imagino que el cansancio lo venció. — No sabes cuánto te he extrañado — le digo mientras me acerco a ella y la abrazo desde atrás, se siente diferente ¿Perdió peso? — Nena ¿Te pusiste a dieta con tu hermana? — beso su cuello, la aprieto contra mi cu
Dante — Dante, estamos en medio de una negociación. ¿Puedes concentrarte en esto, por favor? — Aria les pidió a los chicos del grupo Déjà vu y a su representante que nos regalara unos minutos y desde que estos salieron de la sala de juntas, se la ha pasado hablando y gritándome. Se encuentra de pie, frente a mí, no para de caminar, su nivel de estrés aumenta con cada segundo que pasa. — ¡Aria! — mi voz es fuerte — Vamos a continuar y listo ¿Vale? Los Integrantes del grupo vuelven a entrar a la sala y la reunión continúa. No me he enterado de mucho de lo que ha pasado, no puedo dejar de pensar en Vera. Sé que debo comunicarme con la policía y voy a hacerlo, pero primero, necesito que Virginia lo reconozca públicamente, porque si la policía la acorrala, va a negarlo todo. — ¿Estás bien? — Jacob y Aiden no han salido de la sala, todos los demás se han ido con Aria. Los miro un poco desconcertado. Pensé que todos se habían ido — Perdona por meternos en tus cosas, pero hemos notado qu