Tu eres mi luz en medio de mi tiniebla
Tu eres mi luz en medio de mi tiniebla
Por: Cam_23i
PREFACIO

El silencio reinaba en la habitación, solo escuchándose sus respiraciones algo aceleradas por su repentino llanto.

Desde que llegó a ese lugar jamás había llorado, jamás había permitido que la vieran de esa forma, de alguna manera y otra pensaba que la hacía ver débil.

Pero saber que todo pronto terminará, que se podrá reunir con su familia y que dejara de sentir su pecho oprimirse cada día más que pasa en ese lugar, hizo que todas la emociones que reprimió por un año salieran hoy a la luz.

Ahí, atrapada en los brazos de su amado, se permitió ser débil, se permitió romperse y bajar todas su barreras y el lloro con ella, después de todo, posiblemente sería la última vez que podrían verse en años.

Durante todo este tiempo sus demonios y más grandes temores estuvieron bajo llave, pero ella sabe que luego de salir de allí, todas sus defensas se eliminarán y el peso del año entero que estuvo secuestrada le caerá.

El hombre a su lado, a sido el único que la a mantenido cuerda durante todo este tiempo, el único que la hace salir de la realidad donde sobrevive cada día y está profundamente agradecida.

—llora mi reina, desahoga todo el dolor que haz oprimido por meses, después de todo, al fin podrás salir de aquí, reina mía.

Y como si fuera un interruptor el cual el había presionado, lloro con más impetud, sintiendo una gran liberación en su pecho.

—¿Nos volveremos a ver?—pregunto luego de poder calmar sus sollozos.

—Así será.

—¿Me lo prometes?.

—Te lo prometo.

Se miraron a los ojos, expresando por medio de ellos lo que su voz no podía decir, lo que sus almas atormentadas no podía expresar por medio de palabras.

—Soy conciente de todo lo que mi padre hizo, y también del como estoy involucrado—suspiro—y se que cuando salgas de este lugar y capturen a mi padre, yo también caeré en ese paquete, por eso te pido que me esperes, y no me olvides. Al haber ayudado a las autoridades bajarán un poco mi condena y al no saber que estabas secuestrada también es un punto a mi favor, pero eso no quiere decir que no pague por ser cómplice de mi padre en muchas otras cosas. Así que, ¿puedes esperarme?—pregunto, tomado las manos de su pequeña gatita.

—Esta bien— aceptó, sabiendo y siendo consiente que eso sucedería —Estaré pendiente a ti en todo momento, y te esperaré sin importar cuánto tiempo pase.

—Te prometo que volveré por ti en cuanto salga.

—¿Seguro que volverás?—pregunto.

—Si, volveré.

Después de esa promesa, se fundieron los dos en un apasionado y armonioso beso, un beso que les sabe a gloria y al mismo tiempo a melancolía, un beso que sabe a recuerdos y a la vez a anhelo.

Ahí, en esa cama, estos dos amantes se entregaron uno al otro sin tapujo alguno, recorriendo el cuerpo ajeno con sus manos inexpertas, dejándose llevar por la pasión y amor que transmite el momento.

Hubieron palabras dulces y atrevidas susurradas al oído contrario, de mostrado de todas la formas posible lo mucho que se aman y lo mucho que se extrañaran.

Después de un tiempo, yacían los dos arropados y abrazados en la cama, dándose mimos perezosos.

—Cuando despierte posiblemente ya no estarás.

—Si, ya me abre ido.

—¿Me extrañarás?

—Si, y no solo te extrañaré también te anhelare día a día.

—Te amo.

—Yo también te amo gatita.

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