Ya habían pasado dos semanas desde que Oliver llegó y desde que inicio su plan de conquista.En este momento iba siguiendo a Oliver por los pasillos de la villa. Los señores Beker les habían pedido que pasaran más tiempo juntos, y Oliver con tal de sacarse a sus padres de encima, asedió a pasar un rato con la peliroja.Así que aquí estaban caminando por los pasillos de la villa, mientras Oliver tenía su teléfono en mano, sin prestarle una pisca de atención.De un momento a otro pasaron por un pasillo donde habían varios cuadros, los cuales llamaron la atención de Renne.El primer cuadro, era de una noche estrellada, siendo la luna la protagonista en la pintura, dejando en segundo plano la pareja que estaba al frente de un árbol de cerezo, tomados de la mano.Acercando un poco su rostro a la pintura, trato de observar el nombre del pintor o alguna pista que le dijera quien lo había hecho.Oliver de tuvo su paso al ver a la de ojos bicolores, observar la pintura titula “bajo de la noche
*Renne*—Señorita Renne, ella es la señora Michelle Aurora.—La presentó Lizz.Aurora.. ese nombre me suena........ahhhhh, ella es la diseñadora más famosa de la ciudad A.Ella el año pasado destacó bastante en la semana de la moda, sus diseños eran impresionantes y dejo deslumbrados a muchos, y a pesar de sus cuarenta y tantos años, su belleza seguia destacando.Realmente esta sorprendida de tener a un icono de la moda como ella, al frente suyo, es que muy pocos tienen el privilegio de verla y de esos mismos, pocos habían cruzado palabras con ella.—Es un gusto conocerla señora Aurora.—El gusto es mío, de por fin conocerte, quería comprobar con mis propios ojos si eras así de hermosa como me describían, y no hay duda de ello, quien te describió se quedó corto a la hora de hacerlo.... y por favor quítale el señora, solo dime Aurora.Las mejillas de Renne se tornaron rosas en ese momento, ella sabía que su apariencia no era para nada mala y además sus ojos llamaban mucho la atención, p
Renne se encontraba de nuevo en su habitación, ya llevaba tres días que no salía de ella, pues Oliver aún no regresaba, así que los señores Beker no la necesitaban fuera de la habitación.Estos últimos días, su única compañía era Lizz y Rosi, (la otra chica que le asignaron), se habían convertido en su único método de entretenimiento y la única manera para no caer ante sus instintos.Desde hace unos quince minutos, tenía una charla tejida con ellas dos, ellas le estaban contado una de sus tantas anécdotas.Y algo que le sorprendió y no se esperaba, fue el echo que las dos fueran parejas.—Pues si, cómo te decía, a mi me gustaba Lizz desde hace mucho tiempo, pero no sabía cómo decírselo y tampoco sabía si ella le gustaban las mujeres.—jejeje, a mi también me gustaba Rosi desde antes, pero si sabía cómo acercarme y yo era muy tímida.Renne prestaba toda su atención a la plática, sin dejar pasar absolutamente nada.—¿Y quien se acercó primero?—pregunto Renne.—Yo—responde Rosi, con una
Ya había llegado el día, y haci cómo lo dijeron las chicas, la mansión estaba totalmente sola y se podía escuchar el zumbido de una mosca gracias al silencio.Oliver no había vuelto todavía, o no que ella sepa, los señores Beker en la mañana le habían ordenado no hacer ruido y que se mantuviera en su habitación y desde ese momento no los había vuelto a ver o escuchar.Se levantó de la cama y se acercó a la pequeña ventana en la esquina de su habitación, la cual está enrejada, se asomo por las pequeñas hendiduras y observo el patio vacío y oscuro.Siendo la luna la única que alumbra el lugar con su escasa luz.Arrastrando con ellas las cadenas, se encerró en el baño, y con un cuchillo que había guardado con anterioridad, empezó a tratar de quitárselas.Se sentó en la tasa del inodoro y levantó su pie, posicionándolo en su muslo izquierdo, para empezar a quitar el seguro del candado.Le llevo varios minutos poder quitar el seguro, tanto así que estuvo apunto de rendirse, y cuando lo iba
Santiago se acercó a ella a paso lento, sin borrar en ningún momento esa sonrisa burlona que le adorna los labios.Renne tembló en su interior, pero a pesar de eso levantó su barbilla y adoptó una posición que la hacía ver segura.Miró disimuladamente a su alrededor, y solo pudo observar los hombres y carros de Santiago.Estaba atrapada.Y eso le aterraba.Volvió su vista al frente, y observo a Santiago, el cual estaba a unos pocos pasos de ella.—Pequeña Renne, pensabas que podrías escapar de mi tan fácilmente, ja.Renne no respondió, después de todo, si pensaba que podría escapar.Su corazón se oprime al caer de golpe a la realidad.—Fue muy divertido ver cómo te escabullias por la mansión para poder salir, debo decir que por un momento casi, pero casi lo logras—se burlo descaradamente, mientras empezó a caminar a su alrededor.Renne siguió callada, por primera vez no sabía que decir, y tampoco como actuar.—Tambien debo admitir, que no espere que tuvieras las agallas de escapar, me
Ya había pasado aproximadamente tres horas desde que se fue Santiago un poco desconcertado por la actitud de Renne.¡Y es que, quien en su sano juicio, se reía de su desgracia!Durante todo este tiempo ella a estado en esa habitación oscura y maloliente, con la espalda al descubierto y las Miles de heridas que la adornan.Durante todo este tiempo, se la paso reflexionando sobre su vida, sus padres y todas las veces que estos le habían dicho que no saliera sin sus guardaespaldas.Pero ella de terca les desobedeció y mírenla dónde fue a parar.¡Que irónico!.Aquí estaba ella, con la sangre seca en su espalda, la cual ya empezaba a darle comezón, sus muñecas ya ni las sentía, su cabeza duele a horrores, sus labios están partidos por las tantas veces que se los mordió para no dejar salir ningún sonido de ellos, los cuales también hay sangre seca, su mente lucha cada segundo por mantenerla consiente pero es algo que se le está haciendo imposible.No entiende en que momento paso de estar re
Ya habían pasado dos días desde que intenté escapar, las heridas aun estaban frescas y dolían como el mismísimo infierno, durante todo este tiempo no había salido de la habitación y Oliver no había vuelto a la mansión, o eso fue lo que me dijeron las chicas.Ayer había venido un doctor a revisar mis heridas, me unto una pomada y me dió a tomar un relajante muscular, el cual me puso a dormir por un par de horas.Las heridas profundas, las cuales fueron tres, el les cogió puntos y las demás, las desinfecto.En este momento, me encuentro boca abajo, con la espalda descubierta, sucumbiendo al sueño.A Santiago no lo había visto desde ese día, y las chicas salieron de la habitación, hace unos minutos, en busca de mi cena.Quería llorar de impotencia en ese momento, pero me repetía una y otra vez, que no podía sucumbir a ese deseo.La puerta fue abierta, y pasos se empezaron a escuchar, no podía ver quién era, pero supuse que era alguna de las chicas.Me senté con dificultad,dándole la espa
Llegué a casa en busca de un poco de paz y tranquilidad y lo primero que encuentro es una casa desolada y a la chiquilla que me pusieron como prometida, golpeada y con unas severas heridas en la espalda.Cuando llegue un impulso me terminó llevando hacia la habitación de Renne, ya teniendo en mis manos las invitaciones para la subasta a la cual pensaba invitarla, ahí aprovecharía y le diría.Pero lo primero que me encuentro cuando entro en la habitación, es a una Renne, con múltiples heridas en su espalda, acostada en la cama y sin nada en la parte superior.Cuando ella se volvió y me observo con esos ojitos de siervo asustado, una irá descomunal empezó a formarse en mi interior.Por un momento mi vista se fue hacia sus pechos, es de admitir que son muy lindos de echo. ¡Pero ese no es el punto, c*rajo!Ella se cubrió rápidamente cuando cayó en cuenta de quién estaba al frente de ella y que mi vista estaba ahí.—¿Quien te hizo eso?—la pregunta salió por si sola de mis labios, cargadas