—Así es... Ven acompáñame —dice, indicando el camino. Lo sigo de atrás hasta que se detiene en medio del césped. Se quita el saco y lo extiende para que ambos tomemos asiento en él, nuestros cuerpos apenas se rozan pero puedo sentir el calor de su cuerpo invadiendo el mio.
Dejo esos pensamientos a un lado para admirar el paisaje que se encuentra frente a mis ojos. El majestuoso monumento característico de Roma; El Coliseo Romano. Es una verdadera obra de arte, increíble que semejante estructura se haya mantenido en pie durante 1951 años. Mi abuela Eli es amante de la historia, e inevitablemente desde el primer momento en que lo vio había quedado embelesada por la majestuosidad del lugar, había estudiado cada detalle de su arquitectura e historia, nada se le escapaba. Cuando tenía siete años me pasaba horas escuchándola hablar, no se
POV. CARTER (Parte 1)Lo que ella ignora es que nos conocimos mucho antes que ese día en el aeropuerto.Nuestro primer encuentro fue hace diez años, cuando apenas estaba cumpliendo mis dieciocho años. En ese entonces, dudaba sobre mi futuro como presidente de Frattini, negaba rotundamente la idea de responsabilidad. El solo hecho de pensar en todo lo que conllevaba tener mi apellido me causaba un fuerte dolor de cabeza, y las constantes exigencias de mi padre desencadenaron la rebelión, que podía esperar de un adolecente de dieciséis años que lo tenía todo menos la motivación para hacer lo que él me pedía. Perfectamente cualquiera de mis dos hermanos podría hacerse cargo, ellos siempre habían soñado ser como él. En cambio yo no estaba seguro si que
POV. CÁRTER (parte 2)Rápidamente los días pasaron y decidí dejarme de tonterías y seguir con mi vida, tal y como lo venía haciendo hasta el momento. Pero el jodido universo no tenía los mismos planes.Un jueves por la tarde me dirigía despreocupadamente y para variar tarde a una de mis clases, al doblar por uno de los pasillos, que ya estaba desolado porque todo el mundo estaba en sus aulas, alguien que venía doblando en dirección opuesta, se estampa fuertemente contra mi, provocando que ambos cayéramos al piso, me lleve un doloroso golpe en el pecho por varios libros, que me dejaron sin aire por un varios segundos, no pude hacer mas que tomarme la zona con ambas manos y esperar a que mis pulmones reaccionara. Cuando finalmente me estabilice, deci
—Me doy cuenta de que ella te gusta mucho. Nadie correría por este inmenso lugar solo para despedirse de una chica a la que seguramente no volverá a ver. Pero ella no es para ti, hijo. —lo mire confundido y enojado. Cómo se atrevía decirme que no era para mi.—¿A qué te refieres? ¿Vas a decidir eso por mi también? —pregunté irritado.—Sería lo último que haría en la vida... Pero ella ya tiene el futuro marcado. Si aún así quieres estar con ella, deberás desafiar al mundo, tener el poder para pasar sobre algunas personas. Pero rehuyes a las responsabilidades que te darán ese poder, así que lamento decirte que no es para ti. —Dirigí mi mirada nuevamente hacia ella, me quedé así por largos minutos. Estaba confundido, una extraña
Los años pasaban y yo me iba resignando poco a poco, las responsabilidades que supuestamente me darían el poder para hacerla mía, eran las que me anclaban haciéndome incapaz de ir tras ella.Me involucré en varias relaciones con el fin de sentir lo que en algún momento sentí con tan solo verla desde lejos, con la ilusión de que aquello que albergaba en mi corazón fuera pasajero, le confié al tiempo mi pesar.Pero solo fue en vano, a pesar de que encontré mujeres encantadoras, con fuertes personalidades y realmente bellas, ninguna llenó mi corazón y tampoco fui capaz de llenar el suyo. Me detuve cuando llegaron las mujeres desquiciadas, locas por un poco de poder. Sin animos de seguir una busqueda sin sentido; porque que siendo
Esta noche, tenía claro mi propósito. Dejaría de ser el cobarde que un día fui e iría por ella. La provocaría llevándola al límite de su autocontrol, necesitaba que ella sintiera la mínima parte de lo que yo sentía con su cercanía. Su llegada al club, tuvo el mismo impacto que cuando llegó al internado. Hombres alborotados susurrando palabras lascivas y mujeres celosas porque le habían arrebatado la atención.Por mi parte, sabía que estaba jodido, el aire se atasco en mis pulmones, negándose a salir, mi cuerpo reaccionó de inmediato y una parte en particular no tardó en apretarse en mi pantalones.La única mujer capaz de portar el nombre de una diosa, específicamente de esa diosa, Afrodita. Desbordaba sensualidad, sin ser cons
Verlo con ese triste semblante me confundió mucho; no esperaba que aquel hombre que se mostraba tan serio e incorruptible fuera capaz de angustiarse por algo que no tiene nada que ver con él. Y lo más sorprendente es que eso me resulta muy encantador. Seguro me había pasado de tragos y estaba viendo cosas donde no las había.Decidida a romper el silencio que nos envolvía, me levanto de mi lugar, dándole la espalda; doy media vuelta encarandolo, mientras le sonrió.—Aún tenemos una apuesta pendiente —le recordé. Seguramente, si estoy fuera de mis cabales, en mi defensa pondré como excusa el alcohol, para justificar lo que estaba a punto de hacer —¿acaso lo habías olvidado?&md
Mi pregunta lo toma por sorpresa, aunque rápidamente se recompone y me mira fijamente. Puedo ver como sus ojos se oscurecen, el color verde cristalino que me fascina, se convierte poco a poco, se va intensificando, se vuelve más profundo y su semblante parece el de un león que está a punto de acorralar a su presa. Y así lo siento, avanza a pequeños pasos hacia mi, y yo como si de un juego de roles se tratara, me acoplo al papel de presa, retrocediendo en cada paso que él da. Mi corazón se acelera y mi cuerpo suda ligeramente, aunque mi rol como presa que está siendo acorralada es sentir miedo y desesperación, no es así, mi corazón palpita por la anticipación de tenerlo cerca y mi cuerpo suda con la intención de calmar la temperatura que quema mi piel, calmar el fuego que se enciende con las chispas que lanzan sus profundos e hipnóticos ojos.
—Si, estoy bien… —respondo a su preocupación una vez que el dolor disminuyó. —Solo recordé algo… o mejor dicho, alguien a quien creí olvidado.—¿Alguien a quien no querías recordar? —pregunta mirando al frente, un poco más calmado.—Mi mente lo bloqueó porque esa persona entró a mi vida por accidente y salió sin despedirse —respondo a su pregunta sin darle gran importancia al asunto. No entiendo porque de repente vienen esos recuerdos a mi mente.—Parece que era importante para ti —comenta sin mirarme, concentrando toda su atención en el camino. Su voz se había apagado un poco, no quedaba nada de la diversión de hace unos minutos, o la voz ron