Me tomó alrededor de cinco minutos para ingresar a la oficina a enfrentarme a estos dos.
Al entrar solo el señor Tylor está sentado frente a mi escritorio, mientras Liam permanece de pie junto al ventanal observando la maravillosa vista de la ciudad.
Al darse cuenta de mi presencia, ambos giran para observarme caminar hasta mi silla, por mi parte no los miro y sigo mi camino. Liam que permanece justo detrás de mi asiento sin intención a moverse me mira fijamente, con un gesto le indico que tome asiento del otro lado de la escritura y me mira sorprendido por mi desconfianza, sin embargo no pone objeción.
Puedo ver como su mirada se oscurece al notar algo detrás de mi cuello pero no dice nada, sos me mira mientras sus ojos se prenden fuego, la ira y la impotencia lo abruman. S
—Bien Emily, esto es un gran malentendido. Hace varios años, poco después de que tu abuelo fundara la empresa, Inglaterra pasó por una gran crisis económica que devastó la economía y casi destruyó lo que con gran esfuerzo tu abuelo había levantado, fue entonces cuando me pidió ayuda y como su mejor amigo no podía negar —comenzó hablar y sinceramente no entendí que tenía que ver eso conmigo, al ver mi confusión me extendio un monton de papeles y al leer el título quede más desconcertada; “Contrato” —La crisis tambien me afecto directamente por lo tanto me arriesgaba de sobremanera al ayudarlo, por lo tanto debía asegurar mi futuro y el de mi familia.Al leer el contrato parecía más una venta de propiedad que un acuerdo de mutua
Su declaración me dejó sin aliento. ¿Una década? Por favor, eso es todo una vida, un millón de cosas podrían pasar en un lapso de tiempo tan amplio.Pero a pesar de que es algo imposible sus palabras me conmueven, nos conocemos hace muy poco tiempo y el ya se proyectó diez años a mi lado.Conectó su mirada con la mía y sus ojos solo transmiten calidez. Su suave expresión me transporta, nada a mi alrededor es más relevante que el perfecto rostro del ser que tengo frente a mi. Es increíble las emociones que afloran mi interior con una sola mirada suya.Los acontecimientos del fin de semana contribuyeron aún más a todo esta maraña de emociones pero aun así no había querido prestarle demasiada atención y arruinar lo único bueno que me había pasado en estos meses. Es tan extraño que no lo entiendo, ¿cómo es posible que lo anhele tanto en tan poco tiempo?¿solo yo me siento así? si
Tanto mi asistente como mi nuevo guardaespaldas me miran en busca de aprobación. Por mi parte solo guardo silencio, conteniendo mis ganas de gritarle unas cuantas verdades. Momentos después ambos salen y un incómodo silencio se apodera del lugar.No lo miro, solo me concentro en un punto inexistente de la pared frente a mi. Estoy frustrada, porque muy extrañamente no estoy enojada con él, lo que hace que esté enojada conmigo misma por no estar enojada con él… Vaya, ahora entiendo a los hombres cuando dicen que somos complicadas e indescifrables. Ni yo misma entiendo porque todo es tan confuso.—Emily… —me llama en un susurro, pero no volteo a verlo, solo sigo en la misma posición que antes —Preciosa, por favor escúchame…
Baja su mano libre por mi cuerpo, recorriéndolo por encima de la tela hasta llegar al borde del vestido y subirlo de un tiro hacia mis caderas, dejando totalmente expuesta la parte inferior de mi cuerpo.Giro mi cabeza en su dirección para apreciar por un momento su accionar, lo que no pasa desapercibido por él, Cárter me mira y sus y ardientes ojos se dilatan aún más, dejando escapar un leve pero audible gruñido.—¡Maldita sea! —exclamó repentinamente, lo que me tomó por sorpresa. —podría correrme justo ahora con solo ver tu cara, te ves malditamente sexy con esa expresión… —susurra esta vez en mi oído, provocando que un jadeo involuntario se escape de mi garganta aumentando el deseo de tenerlo dentro de mi.
El suave beso no se prolongó mucho más que unos segundos, al separar nuestros labios nuestras miradas se vuelven a conectar por milésima vez en el día, a diferencia en esta ocasión es que sus ojos me miran con ternura y calidez, acompañada de una tenue sonrisa que provoca a mi corazón un vuelco, trayendo consigo una oleada de calor en mi pecho.La cálida sensación perdura hasta que finalmente él deposita un último beso en mi nariz y retrocede lentamente dejándome el espacio justo para que pueda bajar del escrito.Sin mediar palabra, camino a una de las puertas de la oficina que me llevan a un equipado habitación de descansa, al abrirá la puerta nos recibe un ambiente poco iluminado, decorado simplemente con una cama al centro,
—Suéltala —demanda cortante y con una expresión aterradoramente sería, puedo sentir como el aire se congela a mi alrededor. —No la vuelvas a tocar —continúa hablando. Jala cuidadosamente de mí hacia su cuerpo, dejando la mano de Luca suspendida en el aire, este último sin decir una palabra, baja lentamente su mano, llevándola hacia su cuerpo en una posición natural.Ambos hombres se miran fijamente, podría apostar a que el aire se corta con tijera. Una batalla silenciosa se cierne sobre ellos. En el momento que estoy a punto de hablar para que dejen el show, el agarre de mi cintura se intensifica en señal para que no interfiera.Pocos segundos después, Luca enarca una ceja y bajando la cabeza se le escapa una pequeña risa. Amb
Dos horas con cuarenta y tres minutos, y finalmente el avión en el que viajaba estaba entrando a la plataforma de embarque. En ningún momento me pude tranquilizar, no se de donde saqué este enorme temor a las alturas y por consiguiente a los benditos aviones, mi mente estaba en modo serie, pero no serie romántica de Netflix, por lo contrario una horrible serie de terror donde yo era la protagonista, imaginando millones de escenas trágicas en las que todas terminaban con mi hermosa vida. En resumen, si no me bajaba en este momento desfallecería sin necesidad de que el avión se estrellara contra una montaña, el mar, o algún escenario peor.Cuando finalmente las azafatas dan el paso de salida, rápidamente me paro de mi asiento, casi como si de un resorte se tratara, tomo mi maleta rosada pastel de mis preferidos, pero poco importaba en este
Al salir del aeropuerto en busca de un bendito taxi me encuentro con un pésimo clima, esto parece un mal chiste, a veces pienso que tengo al ángel de la mala suerte parado justo frente a mí, burlándose de cada cosa que me sucede. Divise un taxi libre y caminó apresuradamente hacia él, al estar lloviendo torrencialmente las personas que llegan hacia el aeropuerto lo hacen a toda prisa para resguardarse dentro y en su defecto las personas que salen corren por todos lados en busca de transporte, es un verdadero caos. Debo ir esquivando a un sin fin de personas. No me habia dado cuenta de lo ágil que soy, debería haber sido deportista, en lugar de haberme dedicarme a las finanzas, habría sido menos estresante llevar una vida en el deporte, que como propietaria de una empresa, procurar que esa cosas no se vaya a la quiebra requiere much