Faltando un día para la boda, Adriel Meier recibió una visita inesperada en su oficina. Se trataba de Fabián Arison, su futuro suegro y amigo cercano de sus padres.Al tratarse de un hombre mayor y una figura de respeto, el joven asintió con solemnidad y lo invitó educadamente a sentarse.Actualmente, se encontraban en la empresa de su madre, donde trabajaba liderando la misma, en vista de que su progenitora pensaba jubilarse y cederle toda la responsabilidad pronto.Siempre había sido un joven inteligente y destacado en sus estudios académicos, razón por la cual, sus padres confiaban plenamente en su criterio y no se atrevían a cuestionar ninguna de sus decisiones. Como, por ejemplo, fue el caso de su compromiso con Jade Arison, una amiga cercana de la familia y casi una hermana desde la perspectiva de ellos.Pero lo que no sabían sus padres era que él nunca había visto a Jade como tal.Ella no era su hermana.Ella era la mujer que se convertiría en su esposa y la futura madre de sus
Jade no podía creer la rapidez con la que había llegado el día de su boda.Se sentía tan nerviosa y asustada.El sol recién comenzaba a salir cuando se asomó a la ventana y sintió su corazón acelerarse ante la idea.Era apenas cuestión de horas.Un nudo se instaló en su estómago, apretándose más con cada segundo que pasaba.«Voy a casarme con Adriel», pensó, sintiendo como una sombra oscura se apoderaba de todo su ser.Miró a su alrededor, tratando de conseguir una salida a todo esto, pero no podía darle la espalda a su familia, no cuando se encontraban atravesando una situación económica tan complicada.Ella era la única salida a todo esto. Sus hermanos ni siquiera sospechaban que estaban atravesando un problema financiero de semejante magnitud.Jade suspiró y se dirigió al baño de su habitación para comenzar a asearse y darle así la bienvenida a un nuevo día. Pero bien podría estarse dirigiendo a la horca, porque sus pasos eran lentos, sus pies se arrastraban uno contra el otro, c
Cuando Jade salió de su habitación con su vestido blanco resplandeciente y su cabello cuidadosamente peinado, se encontró con sus tres hermanos mayores.Arturo, Damián y Mateo, estaban de pie, alineados uno al lado del otro, sus cuerpos erguidos en una postura recta, con los hombros hacia atrás y el pecho ligeramente elevado.Jade no pudo evitar sonreír, sintiendo una mezcla de tristeza y melancolía, invadirla con solo verlos.Sus hermanos siempre habían bromeado con eso, con ser sus caballeros imperiales que habían jurado que siempre la protegerían.Sabía que era muy temprano para esto, pero no pudo evitar sentir cómo las lágrimas salían de sus ojos, amenazando con arruinar su maquillaje.La chica corrió al encuentro de sus hermanos y los abrazos fuertemente, intentando sentir el tan anhelado refugio que siempre había encontrado al lado de ellos.—Recuerda, si un día nos necesitas, ¡no dudes en llamarnos! —bromeó Mateo, siendo el más dulce y juguetón de los tres—. ¡Cruzaremos mar y t
La joven se sintió ligeramente inquieta al escuchar las palabras de su futuro marido.Un extraño cosquilleo se extendió por todo su cuerpo al percatarse de lo guapo y apuesto que se veía. Debía de reconocer que Adriel tenía una belleza capaz de hacer suspirar a cualquier mujer, aunque ese no era su caso, por supuesto.Aun así, no podía dejar de admirar su rostro simétrico, sus ojos azul claro y su cabello rubio ondulado. Su expresión era fría la mayoría del tiempo, dándole también un atractivo adicional. Era como estar delante de un inquietante misterio, uno que necesitaba descifrar.La mano de Adriel apretó sutilmente la suya y entonces le indico con un gesto que debían de adquirir su posición delante del altar.El oficiante con su característica solemnidad se encontraba completamente listo para comenzar con su sermón con respecto al matrimonio y la importancia del mismo.—El matrimonio es una institución que requiere fidelidad mutua para la vida —sus palabras estaban cargadas de s
En medio de la recepción de su boda, Jade se encontraba muy sorprendida por la decoración del salón. Todo parecía resplandecer, dejándola sin aliento. Sin duda, su esposo había sido muy meticuloso en cada detalle, aunque odiaba el hecho de que fuera tan controlador y no le hubiera permitido participar en la organización de su propia boda.Era casi imposible dejar de sentirse atrapada cuando se comportaba de esta forma tan inquietante.De repente, lo vio acercarse, con esa frialdad tan característica empañando sus facciones de ángel.—Debo felicitarte, Adriel. El lugar está impecable —le dijo con un tono cargado de sarcasmo que apenas pudo contener—. Tus arreglos son realmente bonitos. Es como si hubieras decorado un set de película, donde yo solo soy un extra más.El hombre alzó una ceja, captando el reproche. Aun así, se mantuvo imperturbable.—Gracias —respondió con ligereza.Esa sola palabra le hizo sentir una punzada de frustración.¿Cómo se suponía que haría funcionar este matrim
—¡Gala! ¡Gala!Jade temblaba del puro miedo.No sabía qué hacer, su mente estaba completamente en blanco.—¡Por favor, despierta! ¡Ayuda!Las personas se arremolinaban a su alrededor, pero no eran más que simples espectadores de un espectáculo.Nadie movía un dedo, simplemente veían todo con completo pasmo.Las lágrimas corrían de los ojos de Jade cuando, Adriel, haciendo a un lado a varias personas, se acercó hasta ellas y se arrodilló junto a su hermana, tomando el control de la situación con rapidez.—Jade, necesito que me ayudes —su voz se mostraba calmada, parecía que no existía nada que lograra perturbar el temple de este hombre—. Mantén la cabeza de Gala de lado para que no se ahogue —comenzó a dar instrucciones, mientras sacaba su teléfono celular y marcaba el número de emergencias.La joven, aún temblando, cumplió con lo solicitado por su esposo. Colocó la cabeza de Gala de lado, mientras Adriel con su mano libre verificaba que no hubiera objetos peligrosos.—Ahora, asegúrate
“Lo único que espero de esta unión es que aprendas a comportarte como la señora que ya eres.”Jade tiró fuerte de los lazos que mantenían sujeta la cola de su vestido.“Se espera de nosotros que engendremos un heredero”A medida que más se repetían las palabras de Adriel en su mente, sus movimientos se tornaban más rápidos y violentos.Deseaba, no, necesitaba, quitarse ese pesado traje que lo único que hacía era recordarle su estupidez.Con cada nudo que deshacía se sentía más libre, aunque sabía bien que esa libertad era meramente ficticia.Cuando la cola finalmente se deslizó por el suelo, sintió una mezcla de alivio y decepción.Se suponía que aquel vestido blanco cargaba en sí un gran significado, pero justo ahora lo veía como un peso innecesario en su vida.Ahora se encontraba únicamente con la parte inferior del vestido, el cual era igual de impresionante, pero mucho más manejable.Sosteniendo la botella de vino que había llevado al baño, comenzó a servirse un nuevo vaso, seguid
Pero Adriel estaba consciente de que era un hombre egoísta y eso no podía negarlo, porque, aun a sabiendas de que Jade no lo quería, había decidido tenerla a toda costa.Primero había acudido a Fabián Arison con la finalidad de proponerle una alianza que resultaría beneficiosa para las dos empresas, sin embargo, el hombre se había negado a otorgarle la mano de su hija por la simple y llana razón de que no obligaría a Jade a casarse con un hombre que ella no quería.Y así, cada vez las posibilidades de tenerla se volvían mucho más escasas, orillándolo a cruzar las líneas morales y a recurrir al engaño y a la trampa con tal de tenerla entre sus brazos. Como lo estaba justo ahora, tan quieta y dócil, durmiendo en una cama llena de pétalos de rosas, decorada específicamente para que su unión fuera consumada. Pero sabía que eso no sucedería en un futuro cercano. Jade todavía no había terminado de asimilar su posición, pero confiaba en el hecho de que lo haría muy pronto. Pronto entendería