No debía especular de esa manera con respecto a Ofelia, lo que correspondía hacer era conversar con Ofelia sobre ese asunto. Quizás no era nada, y solo guardo cosas muy personales y sentimentales.Comprendía que apenas se estaban conociendo y ya se estaban mudando juntos, y como todo aquello era nuevo para él, entendía que debía darle su espacio.—Esto de las relaciones no es para nada fácil —Suelta el aliento.Sin embargo, cabe destacar que lo suyo con Ofelia no era una relación real. Su matrimonio únicamente era un convenio para que ambos ganaran, por otro lado; esa parte inquietante que habitaba en el interior de Adriel, le decía que ese arreglo que hicieron no era del todo completo.Y la razón era porque cada vez que la veía o la escuchaba se aceleraban sus sentidos. Ofelia no le era indiferente, esa mujer le interesaba y mucho.[…]—Señor Armando, se nos hizo imposible hablar con Ofelia. Los hombres del señor Cohen estuvieron al pendiente de sus movimientos.—¿Qué dices?—Vigila
Adriel queda a pocos centímetros de la pelinegra, quien lo miraba con expresión adormilada, pero a la vez demostraba otra cosa.—No tienes por qué disculparte, no es necesario. Yo tampoco tengo porque decirte nada, nosotros…—Ofelia —Adriel la interrumpe.En ese momento, la pelinegra lo mira expectante, y de un momento a otro aquel hombre envuelve su cintura apretándola contra su pecho. El corazón de Ofelia latía con rapidez, sus piernas comenzaron a fallarle y con cada segundo, perdía fuerzas.—Puedes decirme…—Adriel susurra contra sus labios —. Todo lo que tú quieras —Añade, luego besa la boca de la pelinegra con dulzura.Era absurdo pensar que podía resistirse…Ofelia le echa los brazos alrededor del cuello de Adriel, afianzando aquel beso tan apasionado, tan cargado de ternura, tan… es que ya no hallaba otra palabra que lo describiera, únicamente podía agregar que era perfecto.Con los ojos cerrados, confiando plenamente en él, Ofelia siente como Adriel eleva de a poco su cuerpo d
Después de una mañana bastante movida, gracias a las poderosas ganas de Adriel, Ofelia fue liberada de las manos de ese rubio insaciable.Una vez que él se marchó a la oficina, la pelinegra se dispuso a salir esa mañana. Su plan era llegar al colegio de su hermana e intentar verla al menos desde lejos. Se conocía sus horarios, sabía bien sus horas de entrada, salida y receso.Estando lista para salir, Ofelia abre la puerta del apartamento y detrás de la misma, se topa con dos hombres ataviados con trajes oscuros. Ella se asusta, pensando que eran los hombres de Armando, o peor aún los de Bruno.—Señorita Duran, el señor Montero nos envió para que la protegiéramos de los reporteros. ¿Va de salida?Con temor de responder, y dudando un poco de las palabras de aquel sujeto. La pelinegra cierra la puerta bruscamente, su corazón comenzó a latir con fuerza y la angustia hacia estragos en su interior.De pronto, el teléfono principal de la casa comenzó a sonar, Ofelia da un respingo, pero lue
Al cerrar la puerta del apartamento, la pelinegra se derrumba a llorar en el suelo. Hiciera lo que hiciera siempre estaría vigilada por todo el mundo, Bruno, Armando y hasta el mismo Adriel.La diferencia de él era que, quería ayudarla de verdad.Ofelia limpia sus lágrimas y piensa que con llorar no soluciona nada. Necesitaba hacer algo que la ayudara a ella y su hermana a salir libradas de ese problema. Levanta la vista y observa el corredor que conecta con la oficina de Adriel.Hacer lo que estaba pensando iba a ser la peor de las traiciones, pero si no lo hacía, Gabriela moriría.Con pesar, se pone en pie, mientras va recordando las órdenes de Bruno.—“Quiero que te metas en su oficina y busques ciertos permisos que son de mi interés. En esos documentos saldrá el nombre específico de la persona que le cedió los terrenos al imbécil de Adriel”—“¿Para qué quieres que busque eso?, yo no sé nada de permisos”—“Mi interés para que estés en ese apartamento no es para que te acuestes únic
Al día siguiente, Ofelia se prepara para el evento en el que acompañaría a Adriel. Se preguntó porque había accedido a acompañarlo, si era una traidora.La joven niega y continua arreglándose, Adriel se encontraba en la habitación contigua. Después de llegar de la oficina, le anuncio que tenía dos horas para alistarse. Así que como pudo, se maquillo lo mejor posible, y acomodo su cabello de una manera que ni ella misma creyó que lograría hacer.Cuando observo el resultado final en el reflejo del espejo de su habitación, quedo sorprendida con el cambio tan drástico que había conseguido.—Ofelia, ¿ya estas listas? —Y justo a tiempo había terminado.—Si, en un segundo salgo —Toma su pequeño bolso de mano, para encaminarse hasta la puerta.Al abrirla, Adriel levanta la vista y de inmediato la pelinegra nota como sus ojos brillan. El rubio le muestra una sonrisa a lo que su corazón retumba su pecho.—Estás muy hermosa, serás el centro de atención de todos esos viejos decrépitos. Y la envid
Le sorprendió la iniciativa que tuvo ella para besarlo, y no lo iba a negar, le fascino la idea de que ella pudiera estar sintiéndose atraída por él de la misma manera que él estaba por ella.Haciendo a un lado sus pensamientos, el rubio le responde el beso de igual manera que ella. Ambos juntaron un poco más sus cuerpos, dejándose llevar por las emociones que estaban sintiendo.Para el CEO aquello era tan nuevo, pero tan maravilloso. Era la primera vez que experimentaba una sensación tan buena y placentera a la vez. Y no era como estar con cualquier mujer con las que solía salir por un rato, aquello era muy distinto.—¿Qué demonios hacemos en esta fiesta? Deberíamos estar en mi cama, y tu metida en mi cama —El rubio acuna sus mejillas con ambas manos y la mira —. ¿Qué te parece si nos vamos a casa?—Pero, ¿y el evento? Esto es importante para ti.—Es de interés para quien lo organizo, no para mí. Regresemos a casa —Le dice poniéndose en pie.Ella acepta y hace lo propio, mordiendo su
Sabía que correr a refugiarse en el baño era cosas de niñas, pero era la única cosa que se le ocurrió en esos momentos. La declaración de Adriel fue mucho para ella, nunca espero que él le confesara sus sentimientos después de casarse.La pelinegra se reclina en el lavado del baño, sintiendo que le faltaba el aire.¿Ahora que iba hacer?¿Qué debía responder?Aunque intentará negarlo una y otra vez, ella se sentía igual de atraída por Adriel. También deseaba formar una familia a su lado, quería vivir con él. ¿Acaso era un pecado que deseara que su hermana y ella pudieran ser felices?Levanta la mirada y mira su reflejo en el espejo.¡A quien quería engañar! Eso pasaba en los cuentos, el final de ella y su hermana no pintaba nada bonito. Y el final feliz que añoraba en compañía de Adriel nunca sucedería.Ofelia aplana los labios, ahora debía salir y enfrentar a ese hombre con la verdad.[…]Se sentía muy inquieto por la reacción de Ofelia, el que saliera huyendo como despavorida no era
Esa mañana al despertar, Ofelia se da cuenta de que estaba completamente sola en la cama. Al sentarse en la cama piensa en lo que debe hacer, pero no está muy segura de sí debe hacerlo.Aplana los labios y observa su dedo, allí llevaba un enorme anillo con un diamante muy hermoso. Aquella joya iba acompañada por su anillo de matrimonio.Sintió como su corazón se apretujaba en su pecho.Lleva la vista hacia otro lado y se pone en pie, al salir de la habitación, se topa con el mismo Adriel, quien vestía su traje habitual.—Creí que seguías dormida.—¿Vas a salir? —Él tardo en responder.—Tengo que atender algunos asuntos en la construcción. No sé cuánto tiempo me demore por allá.—Está bien, no pasa nada.De igual forma, aquella unión no era tan real. Adriel podía llegar a la hora que quisiera, pero eso causaba un gran revuelco el pecho de la joven. Ya que no deseaba quedarse sola, pero como ella no le respondió absolutamente nada al rubio la noche anterior; imagino que el supuso que lo