Sabía que correr a refugiarse en el baño era cosas de niñas, pero era la única cosa que se le ocurrió en esos momentos. La declaración de Adriel fue mucho para ella, nunca espero que él le confesara sus sentimientos después de casarse.La pelinegra se reclina en el lavado del baño, sintiendo que le faltaba el aire.¿Ahora que iba hacer?¿Qué debía responder?Aunque intentará negarlo una y otra vez, ella se sentía igual de atraída por Adriel. También deseaba formar una familia a su lado, quería vivir con él. ¿Acaso era un pecado que deseara que su hermana y ella pudieran ser felices?Levanta la mirada y mira su reflejo en el espejo.¡A quien quería engañar! Eso pasaba en los cuentos, el final de ella y su hermana no pintaba nada bonito. Y el final feliz que añoraba en compañía de Adriel nunca sucedería.Ofelia aplana los labios, ahora debía salir y enfrentar a ese hombre con la verdad.[…]Se sentía muy inquieto por la reacción de Ofelia, el que saliera huyendo como despavorida no era
Esa mañana al despertar, Ofelia se da cuenta de que estaba completamente sola en la cama. Al sentarse en la cama piensa en lo que debe hacer, pero no está muy segura de sí debe hacerlo.Aplana los labios y observa su dedo, allí llevaba un enorme anillo con un diamante muy hermoso. Aquella joya iba acompañada por su anillo de matrimonio.Sintió como su corazón se apretujaba en su pecho.Lleva la vista hacia otro lado y se pone en pie, al salir de la habitación, se topa con el mismo Adriel, quien vestía su traje habitual.—Creí que seguías dormida.—¿Vas a salir? —Él tardo en responder.—Tengo que atender algunos asuntos en la construcción. No sé cuánto tiempo me demore por allá.—Está bien, no pasa nada.De igual forma, aquella unión no era tan real. Adriel podía llegar a la hora que quisiera, pero eso causaba un gran revuelco el pecho de la joven. Ya que no deseaba quedarse sola, pero como ella no le respondió absolutamente nada al rubio la noche anterior; imagino que el supuso que lo
Cuando Adriel llego al apartamento, los guardaespaldas se encontraban en la puerta.—¿La señora no ha salido el día de hoy? —Les pregunta antes de entrar.—No señor, no nos ha pedido que la lleváramos a ningún lado.El asiente e ingresa en la casa, Ofelia no daba señales de estar ni en la sala, ni en la cocina. Así que va a buscarla en su habitación, pero tampoco estaba. Se extraña de no encontrarla allí, y es cuando decide meterse en su propio cuarto.Para su sorpresa, Ofelia dormitaba sobre su cama. No se esperó que ella se quedará a dormir en su propia cama. El CEO ingresa en la habitación y rodea a la castaña, comienza quitarse la ropa mientras que la observa fijamente.Si ella lo había rechazado, ¿entonces que hacía dormida en su cama?, ella tenía su propia recámara. Algunas acciones de ella lo confundían bastante, no sabía que pensar respecto a su manera de actuar.Sin hacer el menor ruido posible, Adriel se encamina hasta el cuarto de baño para tomar una ducha y pensar porque s
Se podría decir que era el hombre más feliz del mundo, la mujer con la que se había casado por contrato al fin le confeso sus verdaderos sentimientos. Se sentía emocionado de que Ofelia se había enamorado de él, sinceramente fue un gran alivio para el rubio.Sus sentimientos eran correspondidos por su esposa, sin embargo; no olvidaba las palabras de ella.“No puedo corresponderte”Ofelia no quiso declarar las razones por la que no le podía corresponder. Por supuesto que debía averiguar qué demonios estaba sucediendo, pero de momento tenía con que ella también lo amaba.Y era sincera, lo sintió, no estaba mintiendo… Ofelia si lo amaba de verdad, Adriel sonríe un poco mientras ajusta la corbata al mismo tiempo que se miraba en el espejo. Era un paso el que ambos habían dado juntos, él la amaba y ella a él.Si el amor era sincero, puro y genuino; entonces, no existía razón para que no avanzaran. Lo único que le quedaba por solucionar era la razón por la que Ofelia no podía corresponderle
—Porque no revisas el sobre que acabo de dejar en tu escritorio —Se le había olvidado por completo de ese sobre —. Quiero que lo veas, y leas algo realmente inocente.Adriel frunce el ceño ante el sarcasmo de Cecilia. Mira el sobre para tomarlo luego, abre la carpeta y en él y ve algo que llama su atención.El CEO saca una fotografía que lo deja totalmente sorprendido, pero a la vez tan confundido, que cree por un momento que quizás fuese un montaje.—Yo no soy la mala de la película Adriel, simplemente intentaba protegerte. Y te juro que no lo hacía por los sentimientos que guardo hacia ti, realmente me preocupaba la llegada tan misteriosa de esa mujer.El rubio escuchaba a su asistente, pero la realidad era que su mente estaba enfocada en esa foto. Las palabras de Cecilia se escuchaban de vez en cuando en su cabeza, pero de manera muy lejana. Luego, se concentró en la fotografía por completo, buscando algún indicio que de no fuese real, pero es que era imposible. Parecía bastante a
Adriel frena de golpe en el estacionamiento subterráneo de su edificio, se baja a toda prisa del coche y se dirige al ascensor; sin saludar, sin mirar a nadie.El desespero lo estaba carcomiendo por dentro mientras que el aparato metálico subía piso por piso, en cuanto sonó el timbre indicando que había llegado a su apartamento; casi que él mismo abre las puertas para salir.Pero al hacerlo, Adriel se da cuenta de que los guardaespaldas de Ofelia no estaban en el corredor. Eso no le agrado. El CEO corrió a su casa.—¿Ofelia? —La llamo con voz alta una vez dentro del apartamento —. ¡Ofelia! —pero nada.Se inquietó, y fue hasta su despacho. Todo estaba sumamente ordenado, tal cual como lo había dejado. Fue directo hasta el escritorio y antes de abrir la gaveta, se fija en una nota con su nombre.El rubio la toma y la abre en dos.“Lo siento mucho”Era todo lo que decía aquella nota, Adriel pestañea reiteradas veces, y vuelve a leer aquellas tres palabras tan vacías, tan carentes de sent
—Ofeliaaaaa —Gabriela grita con todas sus fuerzas —. Por favor, nooo —Lloraba sin consuelo alguno.Arrodillada en la arena, la castaña lloraba sin parar, se habían llevado a su hermana e imaginaba lo peor. Nunca más la volvería a ver; y ni despedirse pudieron.La joven escuchaba el sonido de las sirenas a lo lejos, pero ni deseó ponerse en pie para salir de allí. Su dolor era más poderoso que sus ganas de salir de allí, sabía perfectamente que Bruno asesinaría a Ofelia en cuanto ya no la necesitase.Ese era su plan desde un principio, deshacerse de ella de alguna u otra manera pensó al mismo tiempo que varios coches aparcaron violentamente en el estacionamiento.[…]Adriel fue el primero en aparcar su coche en la entrada de la mansión de Bruno, y también fue el primero en bajarse del mismo, y lo primero que nota en aquella casa era a una joven tirada en el suelo y una casa completamente desolada.Esa mujer no era Ofelia, puesto que ella tenía el cabello más oscuro. Sin embargo, no se
La pelinegra fue trasladada por los oficiales hasta la estación, en donde seria interrogada conjuntamente con su hermana. A Adriel no le fue permitido llevarla en su coche, puesto que ella era testigo y hasta pensaba que era cómplice de Bruno.Ninguno de los dos se pudieron decir nada, puesto que a ella la alejaron de él casi que inmediato para internarla en un coche del gobierno. Por supuesto que el CEO la siguió hasta la estación, a pesar de que no debía hacerlo. Pero legalmente, Ofelia era su esposa.Cuando la pelinegra ingresa en la comisaria, divisa a su hermana sentada en un sofá con una taza humeante en las manos y la mirada perdida.—¡Gabriela! —exclama corriendo hacia ella.—Ofelia —Dice la menor poniéndose en pie.Ambas se abrazan con fuerza y lloran de la emoción al ver que seguían con vida.—Pensé lo peor, hermana.—Y yo.Adriel las miró desde lejos, al menos estaban juntas y vivas.Al cabo de varias horas de interrogación, y después de que los abogados de Adriel intercedi