Una vez que estamos solos, un suspiro de alivio se me escapa, pero esa tranquilidad se ve ahuyentada cuando me doy cuenta de que ahora mismo estoy a merced del señor Baker, que apenas se escucha el sonido del ascensor cerrarse, aporrea las manos contra el escritorio con fuerza.—Williams, responde a mi pregunta ¿Qué fue lo que te dije? — Espeta con firmeza y rudeza.—Q-Que me quedara aquí a esperarlo porque tenía algo que discutir conmigo.—Bien— Regara la espalda contra el respaldo de si asiento, mirándome con superioridad. —Entonces dime, ¿Por qué cuando regrese a mi oficina estaba completamente vaciá? A no ser que tengas la habilidad de hacerte invisible, pero lo dudo mucho.Aprieto los puños con fuerza, no me atrevo a decirle lo que pensé en ese momento... no quiero tener que decirlo, en especial porque es algo que me duele y me lastima mucho, quiero dejar ir ese recuerdo, pero no puedo... no voy a poder olvidarlo hasta que confronte a Derek.—Yo... pensé que estaba demasiado ocup
—Con todo aclarado, regresemos al departamento, mañana tengo una junta muy importante.Con las pocas fuerzas que me quedan me levanto de mi lugar y camino detrás de Derek, tengo los ánimos por el suelo, me siento derrotada y pisoteada. Ahora entiendo mejor mi verdadera posición con la de Rose o cualquier otra mujer, yo soy un simple objeto y a ellas si las ve como mujeres. El regreso a casa pasa en completo silencio.Derek.Esta mañana tuve que salir muy temprano del departamento ya que tenía un desayuno de negocios, ni siquiera me dio tiempo de despedirme de Astrid. Tampoco quería despertarla, se veía muy hermosa durmiendo.Durante el desayuno, no presté mucha atención a lo que decían, me importaba más buscar un regalo adecuado para Astrid, mientras reviso la página, encuentro un hermoso collar con un dije en forma de rosa, muy seguramente las pequeñas incrustaciones de diamante sean mucho para ella, pero en definitiva, es algo que le quedará de maravilla. Encargo en regalo y sigo bu
Hoy no es el día de Astrid, ya que se ha vuelto a tropezar, parece ser que tiene mucho en la cabeza y no está centrada en lo que debe. Le digo que me espere en mi oficina mientras estoy en la junta, paso a lado de Rose y le digo que lleve café a la sala de reuniones.Durante la junta, no puedo dejar de ver mi reloj de mano, llevo una hora aquí sentado y Astrid ya debe de estar aburrida de esperar, no es que yo me la esté pasando de maravilla aquí metido, en especial porque no están diciendo nada nuevo. Una vez que tenemos todos los puntos abarcados y hemos tenido un acuerdo mutuo en cuanto a las siguientes inversiones, por fin me puedo ir.Casi con desesperación abro la puerta de mi oficina, pero no encuentro a Williams esperándome, le he preguntado a Rose donde se ha ido y ella me dijo que estaba en el baño y que acaba de regresar, resoplo con fuerza y cierro la puerta con fuerza, camino hacia mi escritorio y me tumbo sobre mi sillón, tomo mi teléfono y llamo a Astrid.La línea suena
Unas lágrimas se deslizan por sus mejillas, parecen pequeñas perlas, siento el impulso de tomar su rostro entre mis manos y besarla, decirle que... un carajo.... nada de lo que diga va a cambiar, ella ve esto como un simple contrato y nada más. Su persistente mirada me deja sorprendido.—Dígame, señor Baker ¿Tanto disfrutaba de la compañía de Rose que se olvidó de mí? — Sus palabras son tan amargas que me cuesta creer que provengan de ella.Ese tono de voz me desagrada, lo odio... me parece tan irritante que no puedo evitar curvar los labios, en estos momentos la desconozco por completo, no escucho ni veo a la Astrid con la que he convivido los últimos meses, tan dulce y tierna, ahora mismo solo veo a una mujer despechada y celosa.—Así que me viste— Es lo único que se me ocurre decirle a esta mujer, me siento muy decepcionado... al parecer, mi madre por fin se ha equivocado.—Quiero saber.... — Murmura con delicadeza, trayendo por unos instantes a Mi Astrid de regreso —No, EXIJO sabe
Carajo, mañana es su cumpleaños ¿¡Que se supone que haga ahora?! La he cagado, de eso no hay duda, pero no iba a permitir que ella se quiera salir con la suya, supongo que no me va a quedar de otra que obligarla a estar conmigo todo el día de mañana, justo lo que no quería hacer. El camino de mi oficina al estacionamiento es en completo silencio o al menos todo el silencio que se pueda, ya que Tris no deja de soltar pequeños sollozos que trata de ahogar tapándose la boca.De regreso en el departamento, me voy directo al cuarto a darme una ducha, necesito despejar mi mente, todavía sigo demasiado confundido y enojado. Apenas el agua toca mi cuerpo, siento como mis preocupaciones empiezan a abandonarme, que alivio. Mi relajación se ve interrumpida por los suaves y tímidos golpes de Astrid, quien me habla del otro lado de la puerta.—S-Señor Baker— Murmura con suavidad. —Mañana.... mi amiga me invitó a salir mañana ¿Puedo ir?Astrid.Me encuentro temblando en mi lugar, las cosas entre él
Me quedé un rato más y después me fui al punto de encuentro con mi amiga, estoy muy nerviosa y ansiosa por saber que me ha preparado, ella siempre tiene algo nuevo para sorprenderme.Llego al lugar y me encuentro con Marian junto con nuestras amigas en común; las cuatro nos llevamos bastante bien, pero con la que estoy más apegada es a ella. Todas estamos emocionadas y expectantes, pero ella solo se ríe y nos dice que no comamos ansias.En eso, un auto lujoso aparca enfrente de nosotras, ella me guiña el ojo, parece ser que su Suggar también le tiene puesto un chofer, las otras dos se ven muy, pero muy deslumbradas. No cuestionan ni dicen ni una palabra, simplemente se suben al auto, para mi gran sorpresa, ella le dice al chofer que vaya al Delirio Rojo.—¿Dónde sacaste pases para ese lugar?—No les voy a decir, pero espero aprecien el enorme esfuerzo que he puesto para conseguirlos.¿Qué es lo peor que puede pasar? Voy a estar en el bar de Derek, con mis amigas, bebiendo y divirtiénd
—¿Si? — Se le escucha un poco distraído y ronco. —Señor Baker, quería saber... ¿Quiere venir a Delirio Rojo? Estamos mis amigas y yo aquí celebrando. Un gruñido es lo único que recibo como respuesta para después cortar la llamada, alejo mi teléfono de mi oído y veo que él me ha colgado, al parecer no tiene ganas de salir, me pone triste su reacción, pero tampoco puedo hacer nada. Me encojo levemente de hombros y regreso a la pista de baile con mis amigas. Llevamos mucho tiempo aquí, mi ropa está empezando a empaparse de sudor, me siento en una increíble euforia, la música, las luces, todo en el ambiente es perfecto para olvidar los problemas, lo que sería la cereza del pastel es... tener a Derek conmigo. Me dejo llevar por la música y el alcohol que corre por mi cuerpo, es la primera vez que puedo decir en plenitud que estoy disfrutando mucho de estar en el club. Dejé que mis emociones me domine por completo y he olvidado que estoy en una pista de baile con muchas personas a mi alr
—Astrid, recuerda que tienes un contrato. —Tranquila Mari, mi amo me dijo que podía divertirme hoy y que, si me acostaba con alguien, debía tener cuidado. Abre los ojos de par en par, le he dicho que tengo una excelente relación con mi comprador y que, de hecho, es un hombre bastante flexible. Suspira de alivio y relaja los hombros dejándolos caer, me dice que tengo demasiada suerte y que se siente más tranquila sabiendo esto. No me gusta mentirle, pero es parte de toda esta parafernalia, ni ella ni yo podemos revelar la identidad de nuestros amos, en especial yo, seria todo un escándalo que esto se sepa. Nos refrescamos y regresamos a la mesa, a lo lejos veo que mis amigas están hablando con Derek, verlo tan relajado y despreocupado, es algo completamente nuevo para mí, siempre esta serio con la mirada puesta en su ordenador o mirando su reloj de pulsera para saber si ya es hora de su junta y su mirada fría y distante es el toque final para su conjunto de hombre empresario y podero