Esta noche he decidido pasarla con Rose, ya que Tris me dijo que estaría muy ocupada estudiando para sus exámenes y que además tiene un proyecto atrasado. Mi despacho se llena de gemidos y gritos de otra mujer, que no para de gritar mi nombre, pero en esta ocasión, ya no grazna como un cuervo, menos mal.

Debo admitir que en cierta forma extrañaba estar con ella, su experiencia en la cama es muy bienvenida, sabe cómo mover las caderas y la forma tan sensual de moverse, es algo que a Astrid le falta, pero es normal. Rose sabe cómo complacer a un hombre con su cuerpo, parecía que venía con toda la intención de tenerme esta noche, porque se ha puesto esa lencería de encaje que tanto me gusta y se ha puesto su perfume favorito.

Mis manos vagan por todo su cuerpo, su excitación es tan grande que ya se ha corrido varias veces, le he preguntado si no ha estado con nadie más, ya que parecía bastante necesitada y me dijo que sí, pero que ningún hombre podía complacerla como yo lo hago. Ella sab