Vicenzo Toussaint.Entramos en la habitación y sin esperar a encender la luz, tomo de la mano a Steph y rudamente la aprieto contra la pared. Subo sus manos arriba de su cabeza, la inmovilizo con mis caderas y nuevamente estrello mi boca caliente contra la suya.Introduzco mi lengua, masajeando la suya. Muerdo su labio inferior suavemente y Steph me responde con un exquisito gemido. Beso su quijada y bajo a su cuello. Se lo muerdo juguetonamente, sin liberarle las manos ni alejarme de ella. Lo chupo y lo beso. Su respiración es agitada y una serie de gemidos abandonan sus labios.Me encanta sentirla mía. Amo tenerla toda para mí y deseosa por complacer y ser complacida.Libero sus manos y le quito el abrigo. Rompo el vestido que estaba trayendo, dejándola solo en ropa interior.Ella me quita rudamente mi abrigo y también rompe todos los botones de mi camisa, dejando mi pecho expuesto. Rápidamente desabotono mi pantalón y me desnudo.Giro a Steph, dejando su cara y sus manos contra la
Stephanie Toussaint.Luego de pasar una noche completa de sexo desenfrenado y delirante con mi hermoso esposo, nos enfrentamos a la fría mañana tomados de la mano, recostados en la cama tamaño King. Observo el rostro de Enzo y luce sereno. El hombre no me dio tregua y yo tampoco quería que me la diera. Deseaba tanto sentirlo así… salvaje.Hablando de salvaje, me río, porque no tengo idea que es lo que me pondré. Enzo rompió mi ropa y mis bragas, dejando solo mi sujetador. Yo, no me quedé atrás. Destrocé los botones de su camisa.“Buenos días, señora Toussaint.” Me dice susurrando en mi oído con su voz ronca y seductora, enviando múltiples escalofríos a través de mi espina.Muerdo mi labio y le digo, “buenos días, en efecto, señor Toussaint.”“¿Pasaste una noche agradable?”“Lo que hiciste anoche debería ser ilegal en este país.”“Oh, si estás en desacuerdo, deberías escribirle al presidente para que lo agregue a sus discursos.”“Intentaré hacerlo.”Sonríe coqueto y me dice, “¿Tienes h
Stephanie Toussaint.Un par de ojos azules se quedan mirándome intensamente de pies a cabeza… hambrientos… “¡Matt!”“¿Stephanie? ¿Eras tú la que gritó toda la noche?”Abro los ojos como platos y siento cómo la cara se me vuelve roja de vergüenza. Instintivamente, mis manos van a mis mejillas, olvidando completamente que estaba sosteniendo mi toalla. Esta cae al suelo, dejándome desnuda ante su penetrante vista.Matt me vuelve a mirar de pies a cabeza y en un movimiento me empuja dentro de la habitación y la cierra. Rápidamente, tomo la toalla y me vuelvo a envolver en ella, absolutamente avergonzada por todo.Su respiración es pesada y sus ojos son oscuros. Me observa cuál depredador a su presa, sin decir nada. Me aclaro la garganta y le digo, “¿Qué haces aquí?”Me levanta una ceja y camina hacia donde estoy, lentamente. Por cada paso que él da, es un paso que yo retrocedo, mientras dice: “Es mi hotel, Steph. De hecho, vivo al lado. Vine aquí a pedirles que se marcharan porque no dej
Matthew Anderson.Ver a Stephanie ahí, desnuda frente a mí, hizo que el fuego que creí extinto se avivara. Las brasas me quemaron en el minuto en que abrió la puerta envuelta solo en una toalla y cuando esta se cayó al suelo, debía tenerla.No solo me invadió la lujuria, sino que también la rabia y los celos. Enzo se cogió a Stephanie toda la noche como una puta y ella lo disfrutó. En veinte años que estuvo conmigo, nunca la escuché disfrutar así.Me siento traicionado y decepcionado, porque, a pesar de que se veía feliz conmigo, ahora puedo ver que yo no lo hacía feliz. ¿Cuánto tiempo estuvo sintiéndose así? ¿Por qué nunca me dijo nada?Al verla desnuda nuevamente, los recuerdos de veinte años me abrumaron cuál avalancha de nieve. No hay una célula de mi cuerpo que no ame cada parte de ella. Incluso, teniendo sus hijas con Enzo, aun así, aprendería a amarlas, porque son una parte de ella.Está tan enamorada de él y de su familia que ya no puedo seguir haciendo esto. No puedo seguir a
Matthew Anderson.Amelia me dice, “Bien, Matt. Sentémonos. Necesito que me digas todo lo que Chris hizo desde ayer hasta hoy en la mañana.”Mis ojos se agrandan mucho mientras los observo a los dos. Les digo, “Está bien, pero primero, dime la verdad, Amelia. ¿Qué es lo que le está pasando?”Ella me mira y dice, “Matt, no lo sabemos. Es por eso por lo que necesito que nos digas todo lo que hizo y lo que comió desde ayer. Claramente, algo lo está haciendo enfermar y debemos averiguar cuanto antes que es.”Asiento en silencio y comienzo a relatarles todo lo que hicimos desde ayer en la mañana hasta hoy. Hay cosas que desconozco porque Chris estaba en casa y yo estaba aquí. “Llamaré a Andrea, su niñera, y le preguntaré la información restante.”Le digo de la forma más calmada que puedo. Pero en la realidad, tengo rabia, pena… miedo. No puedo perder a mi hijo. Hemos recorrido tanto, desde que lo encontré en el hotel. No puedo perderlo ahora.Amelia me dice, “Eso estaría bien. Tú tienes mi
Matthew Anderson.Al ver a Steph que vino a verme, a pesar de lo imbécil que me comporté con ella en la mañana, hizo que cayera de rodillas, llorando amargamente. Quizás ella es la única en todo el mundo que puede entender cómo me siento. Sé que ama a sus hijas, y que, si alguna estuviera hospitalizada, ella estaría devastada.Stephanie acaricia mi espalda mientras dice, “ya Matt. Tranquilo. Esto ya pasará. Tu hijo se pondrá bien. Debes confiar en las chicas, ya que son muy buenas en lo que hacen.”Me cubro los ojos, intentando limpiar las lágrimas. Veo que Steph está de rodillas junto a mí. Me aclaro la garganta y le digo, “gracias por estar aquí, Steph. Significa el mundo para mí.”Veo como ella asiente en silencio. Luego dice, “¿llamaste a la policía?”Me pongo de pie y la ayudo para que haga lo mismo, mientras le digo, “Taylor se está encargando de eso. Presumo que pronto estarán aquí.”“Eso es bueno. Lo importante es que está evolucionando bien y está en las mejores manos. Chris
Stephanie Toussaint.Un mes después.Luego de la operación de mi padre, la cual fue todo un éxito, decidimos quedarnos en la ciudad durante más tiempo. Si bien la operación fue un éxito, papá sigue convaleciente y le pidió a Vicenzo que se hiciera cargo de sus negocios, mientras él se recuperaba. Amo que mi papá confíe ciegamente en Enzo, tal y como lo hago yo.Durante estos días, los hemos tomado como vacaciones. Hemos llevado a las niñas a distintas partes del país. Llevaban mucho tiempo pidiéndonos que lo hiciéramos, porque querían conocer el lugar en donde vivimos por tanto tiempo. Como era de esperar, les ha encantado y ahora no quieren volver.“¡Mami! ¡Apúrate! Quiero ir al parque.”Suspiro mientras digo, “ya voy, Lottie, cálmate.” Voy a la entrada de la casa y ahí veo a mis pequeñas esperándome.Frunzo el ceño y les digo, “¿Y ahora por qué están enojadas?”“¡Porque te demoras mucho, mami!” Cat me dice frunciendo el ceño.“Perdón, cariño. Ya estoy lista. Vamos al auto.”Salimos
Stephanie Toussaint.La cara de Antonella es una de conmoción. Yo sabía que Raúl mantenía todos sus asuntos en privado, pero nunca creí que fuera a tales extremos de mantener en la oscuridad a sus hijos. Bueno, puedo entenderlo, papá, casi hace lo mismo conmigo, si no fuera por Amelia y la gente del hospital. ¿Qué sucede con los hombres poderosos al mostrarse vulnerables?Suspiro, vuelvo a sentarme y le digo, “Tu papá me buscó cuando estaba en Suiza. Yo trabajo en el instituto de neurocirugía. Ahí me hizo una visita. Me pidió que lo intentara, ya que ningún neurocirujano quería acercarse a ese tumor. Yo acepté el desafío. Lo que me sorprende, es que no te haya dicho nada, ni siquiera después de que le diera el alta.”“No, nunca dijo nada. Es frustrante, honestamente. Yo soy la que se hizo cargo de la compañía automotriz y mis otros hermanos solo son un saco roto de dinero. Quizás por eso, papá no dijo nada.”Pienso por un momento y estoy extremadamente tentada por saber si sus hijos s