Stephanie Toussaint.Un par de ojos azules se quedan mirándome intensamente de pies a cabeza… hambrientos… “¡Matt!”“¿Stephanie? ¿Eras tú la que gritó toda la noche?”Abro los ojos como platos y siento cómo la cara se me vuelve roja de vergüenza. Instintivamente, mis manos van a mis mejillas, olvidando completamente que estaba sosteniendo mi toalla. Esta cae al suelo, dejándome desnuda ante su penetrante vista.Matt me vuelve a mirar de pies a cabeza y en un movimiento me empuja dentro de la habitación y la cierra. Rápidamente, tomo la toalla y me vuelvo a envolver en ella, absolutamente avergonzada por todo.Su respiración es pesada y sus ojos son oscuros. Me observa cuál depredador a su presa, sin decir nada. Me aclaro la garganta y le digo, “¿Qué haces aquí?”Me levanta una ceja y camina hacia donde estoy, lentamente. Por cada paso que él da, es un paso que yo retrocedo, mientras dice: “Es mi hotel, Steph. De hecho, vivo al lado. Vine aquí a pedirles que se marcharan porque no dej
Matthew Anderson.Ver a Stephanie ahí, desnuda frente a mí, hizo que el fuego que creí extinto se avivara. Las brasas me quemaron en el minuto en que abrió la puerta envuelta solo en una toalla y cuando esta se cayó al suelo, debía tenerla.No solo me invadió la lujuria, sino que también la rabia y los celos. Enzo se cogió a Stephanie toda la noche como una puta y ella lo disfrutó. En veinte años que estuvo conmigo, nunca la escuché disfrutar así.Me siento traicionado y decepcionado, porque, a pesar de que se veía feliz conmigo, ahora puedo ver que yo no lo hacía feliz. ¿Cuánto tiempo estuvo sintiéndose así? ¿Por qué nunca me dijo nada?Al verla desnuda nuevamente, los recuerdos de veinte años me abrumaron cuál avalancha de nieve. No hay una célula de mi cuerpo que no ame cada parte de ella. Incluso, teniendo sus hijas con Enzo, aun así, aprendería a amarlas, porque son una parte de ella.Está tan enamorada de él y de su familia que ya no puedo seguir haciendo esto. No puedo seguir a
Matthew Anderson.Amelia me dice, “Bien, Matt. Sentémonos. Necesito que me digas todo lo que Chris hizo desde ayer hasta hoy en la mañana.”Mis ojos se agrandan mucho mientras los observo a los dos. Les digo, “Está bien, pero primero, dime la verdad, Amelia. ¿Qué es lo que le está pasando?”Ella me mira y dice, “Matt, no lo sabemos. Es por eso por lo que necesito que nos digas todo lo que hizo y lo que comió desde ayer. Claramente, algo lo está haciendo enfermar y debemos averiguar cuanto antes que es.”Asiento en silencio y comienzo a relatarles todo lo que hicimos desde ayer en la mañana hasta hoy. Hay cosas que desconozco porque Chris estaba en casa y yo estaba aquí. “Llamaré a Andrea, su niñera, y le preguntaré la información restante.”Le digo de la forma más calmada que puedo. Pero en la realidad, tengo rabia, pena… miedo. No puedo perder a mi hijo. Hemos recorrido tanto, desde que lo encontré en el hotel. No puedo perderlo ahora.Amelia me dice, “Eso estaría bien. Tú tienes mi
Matthew Anderson.Al ver a Steph que vino a verme, a pesar de lo imbécil que me comporté con ella en la mañana, hizo que cayera de rodillas, llorando amargamente. Quizás ella es la única en todo el mundo que puede entender cómo me siento. Sé que ama a sus hijas, y que, si alguna estuviera hospitalizada, ella estaría devastada.Stephanie acaricia mi espalda mientras dice, “ya Matt. Tranquilo. Esto ya pasará. Tu hijo se pondrá bien. Debes confiar en las chicas, ya que son muy buenas en lo que hacen.”Me cubro los ojos, intentando limpiar las lágrimas. Veo que Steph está de rodillas junto a mí. Me aclaro la garganta y le digo, “gracias por estar aquí, Steph. Significa el mundo para mí.”Veo como ella asiente en silencio. Luego dice, “¿llamaste a la policía?”Me pongo de pie y la ayudo para que haga lo mismo, mientras le digo, “Taylor se está encargando de eso. Presumo que pronto estarán aquí.”“Eso es bueno. Lo importante es que está evolucionando bien y está en las mejores manos. Chris
Stephanie Toussaint.Un mes después.Luego de la operación de mi padre, la cual fue todo un éxito, decidimos quedarnos en la ciudad durante más tiempo. Si bien la operación fue un éxito, papá sigue convaleciente y le pidió a Vicenzo que se hiciera cargo de sus negocios, mientras él se recuperaba. Amo que mi papá confíe ciegamente en Enzo, tal y como lo hago yo.Durante estos días, los hemos tomado como vacaciones. Hemos llevado a las niñas a distintas partes del país. Llevaban mucho tiempo pidiéndonos que lo hiciéramos, porque querían conocer el lugar en donde vivimos por tanto tiempo. Como era de esperar, les ha encantado y ahora no quieren volver.“¡Mami! ¡Apúrate! Quiero ir al parque.”Suspiro mientras digo, “ya voy, Lottie, cálmate.” Voy a la entrada de la casa y ahí veo a mis pequeñas esperándome.Frunzo el ceño y les digo, “¿Y ahora por qué están enojadas?”“¡Porque te demoras mucho, mami!” Cat me dice frunciendo el ceño.“Perdón, cariño. Ya estoy lista. Vamos al auto.”Salimos
Stephanie Toussaint.La cara de Antonella es una de conmoción. Yo sabía que Raúl mantenía todos sus asuntos en privado, pero nunca creí que fuera a tales extremos de mantener en la oscuridad a sus hijos. Bueno, puedo entenderlo, papá, casi hace lo mismo conmigo, si no fuera por Amelia y la gente del hospital. ¿Qué sucede con los hombres poderosos al mostrarse vulnerables?Suspiro, vuelvo a sentarme y le digo, “Tu papá me buscó cuando estaba en Suiza. Yo trabajo en el instituto de neurocirugía. Ahí me hizo una visita. Me pidió que lo intentara, ya que ningún neurocirujano quería acercarse a ese tumor. Yo acepté el desafío. Lo que me sorprende, es que no te haya dicho nada, ni siquiera después de que le diera el alta.”“No, nunca dijo nada. Es frustrante, honestamente. Yo soy la que se hizo cargo de la compañía automotriz y mis otros hermanos solo son un saco roto de dinero. Quizás por eso, papá no dijo nada.”Pienso por un momento y estoy extremadamente tentada por saber si sus hijos s
Stephanie Toussaint.Suspiro profundamente al darme cuenta de que esa mujer ha dejado abandonado a un niño en el parque. ¿Lo habrá hecho a propósito? ¿Genuinamente se le olvidó? Bueno, eso pasa cuando se deja a una persona sin hijos cuidando a niños. Amalia olvidó a las niñas en la casa una vez.Los miro a los tres y les digo, “vayan a jugar. Luego los llevaré a almorzar.”Christian me dice, “¿a los tres?” “Déjame hablar con tu padre y veamos que dice primero. ¿Está bien?”El pequeño asiente, regalándome una gran sonrisa. Luego los tres regresan a la zona de juegos y los veo correr por todos lados.Saco mi celular y llamo a Matt. Marca dos veces y escucho decir, “¿Steph? ¿Está todo bien?”Suspiro y le digo, “Hola Matt. Sí, yo estoy bien.”“Entonces, ¿qué necesitas? ¿En qué te puedo ayudar?”Me aclaro la garganta y le digo, “Matt, ¿dónde está Christian?”“¿Christian? Él está en la casa.”“¿Estás seguro de eso?”“¿Por qué lo preguntas? ¿Sabes algo?”“Chris está conmigo, Matt.”“¿Dó
Matthew Anderson.Estaba en mi oficina cuando recibí la llamada de Steph y sentí que mi sangre se congeló de miedo cuando me dijo que Antonella había olvidado a Chris en el parque. Y que, además, le advirtió que no se acercara a mí. ¿En qué demonios está pensando? ¿Quién se cree que es para intervenir de esa forma en mi vida?Es cierto que me estoy dando la oportunidad de rehacer mi vida con ella, pero eso no le da derecho de abordarla de esa forma. Estoy molesto, no. Estoy furioso. Quiero romperlo todo. Quiero gritarle y enseñarle que conmigo, nadie juega.Llamo a Antonella y me contesta al segundo pitido. “¿Matt? ¿Qué tal va todo?”Con una voz fría y carente de emoción le digo, “Eso es lo que quería preguntarte, Antonella. ¿Cómo va todo?”Ella parece pensar por unos momentos y luego dice, “Todo bien. ¿Por qué lo preguntas?”“¿Dónde estás?”Escucho que la puerta se abre y me dice, “aquí.” Y ahí la veo, detenida en la puerta, viéndome con una sonrisa amplia.Frunzo el ceño muy furioso