Stephanie Toussaint.Luego de la conversación incómoda con Matt, me dirigí a la sala de espera. Allí estaba tranquilamente esperándome Enzo. Si alguna vez él se sintió intimidado por el recuerdo de Matt, espero que hoy le haya demostrado que es solo eso. Un recuerdo.Esperamos cuatro horas, hasta que, por fin, vemos salir a Amelia. Rápidamente, nos ponemos de pie, ansiosos de escucharla.“La operación fue todo un éxito, Steph. Tu papá ya está en su habitación, descansando. Antes de venir a darte las buenas noticias, esperé a que saliera de la anestesia. Está bien. Respira tranquila, amiga.”“¡Gracias Ame!” La abrazo fuertemente mientras beso su mejilla.Enzo se acerca a ella y también la abraza, mientras le dice, “Buen trabajo, hermanita. Jamás dudamos de tu destreza.”Amelia se ríe y le pega en el brazo. “Sí, lo sé. Soy asombrosa. Deberían pagarme más en este hospital.”Todos nos reímos a su comentario. Luego dice, “reina, me iré a recostar un rato. Estoy de guardia hoy día y hoy ha
Stephanie Toussaint.Tomo la mano del pequeño Christian y caminamos lentamente por el restaurante. Esto me permite poder observar el recinto y en verdad que es muy bello. En la entrada puedo ver mucha gente esperando en la barra a que alguna mesa se desocupe y hay una fila de personas esperando afuera solo para entrar al área del bar.“¿Recuerdas por dónde estaban sentados?”“Hum… solo recuerdo que ingresamos y la señorita nos condujo por un pasillo.”Frunzo el ceño intentando recordar el pasillo. “¿Había algo más por dónde pasaron? ¿Algo que llamara tu atención?”“No lo recuerdo.” Veo como el pequeño baja su mirada en señal de tristeza. ¡Por Dios! Es tan adorable. Me dan ganas de abrazarlo y ¡llenarlo de besos!Le digo, “no te preocupes, cariño. Encontraremos a tus padres.”Él levanta la vista y dice, “No tengo mamá. Y no me agrada la novia de papá. Es muy gritona.” Frunce el ceño después de decirlo.Suspiro, ya que me doy cuenta de la suerte que tienen mis niñas. Enzo las ama con lo
Stephanie Toussaint.Luego de conocer al hijo de Matt y de la conversación incómoda que tuve con él, regresé rápidamente a los brazos de Enzo.“Nena, te demoraste. ¿Pasó algo? ¿Está bien?”Sonrío a su preocupación incipiente mientras le digo, “sí, cariño. Estoy bien. Lo que pasa es que cuando salí del baño, me encontré con un pequeño afuera, perdido.”Ethan frunce el ceño y dice, “Qué extraño. Siempre le pedimos a las familias que asisten con niños que no les quiten los ojos de encima y que los pequeños deben estar siempre acompañados de un adulto. Por lo general es un restaurant tranquilo, pero tú sabes Enzo, como son los adultos cuando hay una barra de por medio.”Veo como Enzo asiente mientras dice, “Sí. Uno puede tener extra-seguridad, pero siempre suceden cosas que escapan al control de la gerencia.”Luego gira su mirada hacia mí, mientras dice, “¿y qué pasó con el pequeño? ¿Lo pudiste ayudar?”Me muerdo el labio, insegura si decirle la verdad a Enzo. Es cierto que es un gran hom
Vicenzo Toussaint.Entramos en la habitación y sin esperar a encender la luz, tomo de la mano a Steph y rudamente la aprieto contra la pared. Subo sus manos arriba de su cabeza, la inmovilizo con mis caderas y nuevamente estrello mi boca caliente contra la suya.Introduzco mi lengua, masajeando la suya. Muerdo su labio inferior suavemente y Steph me responde con un exquisito gemido. Beso su quijada y bajo a su cuello. Se lo muerdo juguetonamente, sin liberarle las manos ni alejarme de ella. Lo chupo y lo beso. Su respiración es agitada y una serie de gemidos abandonan sus labios.Me encanta sentirla mía. Amo tenerla toda para mí y deseosa por complacer y ser complacida.Libero sus manos y le quito el abrigo. Rompo el vestido que estaba trayendo, dejándola solo en ropa interior.Ella me quita rudamente mi abrigo y también rompe todos los botones de mi camisa, dejando mi pecho expuesto. Rápidamente desabotono mi pantalón y me desnudo.Giro a Steph, dejando su cara y sus manos contra la
Stephanie Toussaint.Luego de pasar una noche completa de sexo desenfrenado y delirante con mi hermoso esposo, nos enfrentamos a la fría mañana tomados de la mano, recostados en la cama tamaño King. Observo el rostro de Enzo y luce sereno. El hombre no me dio tregua y yo tampoco quería que me la diera. Deseaba tanto sentirlo así… salvaje.Hablando de salvaje, me río, porque no tengo idea que es lo que me pondré. Enzo rompió mi ropa y mis bragas, dejando solo mi sujetador. Yo, no me quedé atrás. Destrocé los botones de su camisa.“Buenos días, señora Toussaint.” Me dice susurrando en mi oído con su voz ronca y seductora, enviando múltiples escalofríos a través de mi espina.Muerdo mi labio y le digo, “buenos días, en efecto, señor Toussaint.”“¿Pasaste una noche agradable?”“Lo que hiciste anoche debería ser ilegal en este país.”“Oh, si estás en desacuerdo, deberías escribirle al presidente para que lo agregue a sus discursos.”“Intentaré hacerlo.”Sonríe coqueto y me dice, “¿Tienes h
Stephanie Toussaint.Un par de ojos azules se quedan mirándome intensamente de pies a cabeza… hambrientos… “¡Matt!”“¿Stephanie? ¿Eras tú la que gritó toda la noche?”Abro los ojos como platos y siento cómo la cara se me vuelve roja de vergüenza. Instintivamente, mis manos van a mis mejillas, olvidando completamente que estaba sosteniendo mi toalla. Esta cae al suelo, dejándome desnuda ante su penetrante vista.Matt me vuelve a mirar de pies a cabeza y en un movimiento me empuja dentro de la habitación y la cierra. Rápidamente, tomo la toalla y me vuelvo a envolver en ella, absolutamente avergonzada por todo.Su respiración es pesada y sus ojos son oscuros. Me observa cuál depredador a su presa, sin decir nada. Me aclaro la garganta y le digo, “¿Qué haces aquí?”Me levanta una ceja y camina hacia donde estoy, lentamente. Por cada paso que él da, es un paso que yo retrocedo, mientras dice: “Es mi hotel, Steph. De hecho, vivo al lado. Vine aquí a pedirles que se marcharan porque no dej
Matthew Anderson.Ver a Stephanie ahí, desnuda frente a mí, hizo que el fuego que creí extinto se avivara. Las brasas me quemaron en el minuto en que abrió la puerta envuelta solo en una toalla y cuando esta se cayó al suelo, debía tenerla.No solo me invadió la lujuria, sino que también la rabia y los celos. Enzo se cogió a Stephanie toda la noche como una puta y ella lo disfrutó. En veinte años que estuvo conmigo, nunca la escuché disfrutar así.Me siento traicionado y decepcionado, porque, a pesar de que se veía feliz conmigo, ahora puedo ver que yo no lo hacía feliz. ¿Cuánto tiempo estuvo sintiéndose así? ¿Por qué nunca me dijo nada?Al verla desnuda nuevamente, los recuerdos de veinte años me abrumaron cuál avalancha de nieve. No hay una célula de mi cuerpo que no ame cada parte de ella. Incluso, teniendo sus hijas con Enzo, aun así, aprendería a amarlas, porque son una parte de ella.Está tan enamorada de él y de su familia que ya no puedo seguir haciendo esto. No puedo seguir a
Matthew Anderson.Amelia me dice, “Bien, Matt. Sentémonos. Necesito que me digas todo lo que Chris hizo desde ayer hasta hoy en la mañana.”Mis ojos se agrandan mucho mientras los observo a los dos. Les digo, “Está bien, pero primero, dime la verdad, Amelia. ¿Qué es lo que le está pasando?”Ella me mira y dice, “Matt, no lo sabemos. Es por eso por lo que necesito que nos digas todo lo que hizo y lo que comió desde ayer. Claramente, algo lo está haciendo enfermar y debemos averiguar cuanto antes que es.”Asiento en silencio y comienzo a relatarles todo lo que hicimos desde ayer en la mañana hasta hoy. Hay cosas que desconozco porque Chris estaba en casa y yo estaba aquí. “Llamaré a Andrea, su niñera, y le preguntaré la información restante.”Le digo de la forma más calmada que puedo. Pero en la realidad, tengo rabia, pena… miedo. No puedo perder a mi hijo. Hemos recorrido tanto, desde que lo encontré en el hotel. No puedo perderlo ahora.Amelia me dice, “Eso estaría bien. Tú tienes mi