Capítulo 308
Lo que ella siempre había querido era estar en la cima del mundo.

El hombre que estaba a su lado la miró y dijo:

—Entonces, no dejes que muera, haz que no tenga más alternativa que trabajar con nosotros, luego la atrapamos y la usamos como nos plazca, ¿no es así?

Fiorella sonrió.

No dijo nada.

Una vez que tuvo la foto que quería, no vio necesario seguir observando, apartó la vista y se sentó en el sofá de la habitación.

Después de beber un poco de sopa, miró al hombre que se había sentado frente a ella.

—Con la velocidad a la que David se está recuperando, probablemente en un máximo de medio mes estará caminando. ¿Estás listo para lo que te encargué?

—¡Por supuesto! Las cosas que me has encargado, ¿cuándo no las he hecho bien?

Fiorella sonrió un poco.

—Eso está bien.

El hombre la miró sonriendo tan relajada, sin ninguna duda ni dolor, y no pudo evitar hacer saber que no estaba de acuerdo.

—Fiorella, eres bastante generosa.

Fiorella suspiro y acarició con cariño su barriga, sin decir na
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