Mientras se mantenía a su lado, Clara no podía evitar sentirse confusa y herida por el beso desesperado que Heinst le había dado. El acto había sido inesperado y cargado de una urgencia que la había sorprendido. Clara, todavía procesando la intensidad de ese momento, se encontró examinando los sentimientos que el beso había desatado en ella.Con delicadeza, se inclinó sobre la cama y comenzó a despojar a Heinst de sus zapatos, asegurándose de que estuviera cómodo para su descanso. Cada movimiento de Clara era cuidadoso y considerado, intentando no perturbar la tranquilidad del sueño de su esposo. A medida que se ocupaba de él, sus pensamientos seguían regresando al beso, al calor que había sentido, a la desesperación en los labios de Heinst.Con un suspiro, Clara se sentó en el borde de la cama, sus dedos se posaron sobre sus propios labios, aún sintiendo el eco del beso. Se quedó allí, en silencio, contemplando el tumulto de emociones que el contacto había provocado en ella. Era como
El cambio de personalidad en la mesa se hizo sentir de manera inmediata. Leila, con su aguda percepción, notó el cambio en el comportamiento de Heinst. Desde que él había regresado del bar y había intentado aparentar normalidad, Leila había estado observándolo con atención. El silencio tenso y la manera en que él respondía a sus preguntas no pasaron desapercibidos para ella.Leila ya había tenido sus propias sospechas sobre el manejo del caso por parte de Heinst, y las palabras de Clara la habían confirmado. Ahora, al observar el comportamiento de Heinst, comprendió que él había sido apartado del caso. La revelación fue casi palpable; el aire en la habitación parecía cambiar, cargándose de una nueva dinámica. La frialdad en la actitud de Heinst y la manera en que evitaba el contacto visual con ella le hicieron darse cuenta de que su suposición era correcta.Mientras Heinst trataba de mantener una fachada tranquila, su rostro revelaba signos de agotamiento y preocupación. Su intento po
Mientras Noah movía sus fichas estratégicamente en el tablero de la clandestinidad, Román, desde su prisión, seguía orquestando su imperio criminal con la misma frialdad que siempre lo había caracterizado. Aunque encarcelado, el poder de Román no había disminuido. A través de su red de contactos y aliados, planeaba su próximo gran golpe. La caída de la familia Miller era su objetivo principal, y para eso necesitaba a alguien con recursos y una posición estratégica en el mundo de los negocios. Román había dado la orden a sus hombres de prepararlo todo para recibir a un nuevo socio, alguien influyente que lo ayudaría a ejecutar su plan maestro. Ese nuevo socio tenía todo lo necesario: capital, poder e influencia para destruir la empresa de los Miller y apoderarse de la herencia de Clara.Para Noah, cada paso era crucial. Sabía que Clara estaba en peligro, no solo por Román, sino también por la constante amenaza que representaba Heinst. Aunque Heinst había sido apartado de su puesto en e
Nur lo miró a los ojos, sus labios aún entreabiertos, con una mezcla de deseo y frustración. Durante un instante, pareció dudar, pero luego su expresión cambió. Aunque su respiración seguía siendo rápida, bajó las manos lentamente, apartándose de Noah. Él, aún apoyado contra la puerta, la miró con una mezcla de alivio y preocupación.—Noah... siempre lo hacemos así —murmuró ella, casi con incredulidad —No me digas que ahora quieres cambiar todo.—Te recuerdo el trato que tenemos —dijo Nur, con una voz firme y calculada, mientras sus ojos se clavaban en los de Noah. Aquellas palabras resonaron en la mente de Noah como una sentencia. Supo en ese instante que no tenía escapatoria. El acuerdo que había sellado con aquella mujer, aunque lo había salvado de muchas cosas, lo había también encadenado a una relación que él nunca había deseado. No tenía más opción que complacer a Nur, la mujer que había tomado como pareja, no por amor, sino por un contrato frío y pragmático.La noche avanzaba l
—Solo espero que todo esto no sea en vano —murmuró, apenas audible, mientras se deslizaba en su nueva vestimenta, un vestido ligero que apenas tocaba su piel, buscando comodidad más que estilo. Después, se sentó frente al tocador, observando su reflejo en el espejo.Las luces suaves que rodeaban el espejo iluminaban su rostro con una luz tenue, pero no podían ocultar las sombras bajo sus ojos. Tomó con calma el pincel de maquillaje, intentando restaurar la imagen de perfección que había construido para sí misma, como si, al mejorar su apariencia, pudiera también arreglar todo lo que estaba mal en su vida. Pero a pesar de los productos que aplicaba con maestría, no lograba disimular el cansancio emocional que llevaba por dentro.Noah, por su parte, estaba recostado en la cama, con las manos entrelazadas debajo de su cabeza, mirando el techo. Su expresión era una mezcla de determinación y rencor. Cada palabra que Nur pronunciaba lo irritaba en cierto modo, aunque no lo mostraba abiertam
El ex policía, con sus conexiones en el bajo mundo, se puso a trabajar de inmediato. Sabía que encontrar a alguien con ese tatuaje no sería sencillo, pero también sabía que en ese mundo, todos tenían un precio y que la información siempre estaba disponible para quien supiera buscarla. Mientras tanto, Heinst se mantenía cerca, observando cada movimiento, asegurándose de que nada pasara desapercibido. Cada día que pasaba sin una respuesta era un día más que su venganza se retrasaba, pero él era paciente. Sabía que este tipo de cosas tomaban tiempo.Los días se volvieron semanas, y cada día Heinst se sumergía más en ese mundo oscuro, perdiendo de vista quién era realmente. Las noches en bares clandestinos y las reuniones con individuos peligrosos se convirtieron en su nueva rutina. A veces, la tensión lo superaba, pero la imagen de su padre, y el deseo de justicia, lo mantenían firme.Mientras tanto, Noah, ajeno a la lucha interna de Heinst, avanzaba en su plan. Sabía que Heinst aún esta
Clara había hecho grandes sacrificios para llegar hasta ese punto. Había renunciado a su vida personal, a sus propias necesidades, para dedicarse en cuerpo y alma a la empresa. Sabía que el futuro dependía de convencer a esos inversores de que aún había un potencial en lo que alguna vez fue un negocio próspero. Pero no todo dependía de ellos. Clara confiaba en su capacidad para negociar, en su instinto empresarial y en la fuerza que sus padres le habían inculcado.Mientras caminaba por los pasillos, observaba cómo sus asistentes trabajaban sin descanso. Sentía una mezcla de gratitud y preocupación. Sabía que sus empleados también estaban bajo una presión tremenda, y se esforzaba por mostrarles que, aunque las cosas fueran difíciles, había luz al final del túnel. A medida que se acercaba la hora de la reunión, Clara repasaba en su mente cada detalle de la presentación que haría, consciente de que cualquier error podría costarles caro.En medio de toda la agitación, Clara no podía evita
—Gracias, señor Renaud. Hago lo que es necesario por el bien de la empresa —respondió, intentando descifrar la mirada que él le dirigía.Alexander sonrió levemente, pero en su interior, había algo más. Sabía que pronto llegaría el momento de revelar su verdadero propósito allí, pero por ahora, se conformaba con estar cerca de Clara, observando cómo se movía en el mundo que una vez compartieron, aunque ella no lo supiera aún.En los días que siguieron, Alexander, quien en realidad era Noah, el antiguo prometido de Clara, se mantuvo atento a cada movimiento en la empresa. Sabía que debía actuar con cautela, pero a la vez estaba decidido a recuperar un lugar en su vida. Pasaba cada vez más tiempo cerca de Clara, buscando oportunidades para estar a su lado tanto en el trabajo como fuera de él. Poco a poco, fue ganándose su confianza, volviéndose una presencia constante, no solo en su vida laboral, sino también en la personal.A medida que transcurrían las semanas, Clara no podía evitar no