Al día siguiente: octubre 31
Abro mis ojos lentamente intentando adaptarme a la luz del sol que entra por el enorme cristal de la habitación de hotel en donde nos estamos alojando y al verle acostada a mi lado con todo su cabello desordenado y ella abrazada a la almohada me hace sonreír. Anoche hemos llegado muy tarde y apenas hemos conseguido acostarnos y así caer rendidos. Se mueve lentamente y al voltearse me mira con esos preciosos ojos avellana que tanto me gustan a mí. —Buenos días...— Me saluda y se sonríe.
—Buenos días muñeca, ¿Has podido descansar? — Le pregunto acercándome a ella mientras que llevo mi brazo alrededor de su cintura y me pego a ella.
Ella asiente, enreda su pierna en las mías, y lleva uno de sus brazos alrededor de mi cuello. Siento como sus dedos juegan con el final de mi cabello haciéndome sonreír.
Estamos sentados uno frente al otro en un íntimo restaurante de la ciudad México y me doy cuenta enseguida que si bien ella está aquí físicamente; su mente está en Nueva York con Mía —Muñeca, creo que Guillermo ha entendido a el mensaje a la perfección y no permitirá que esa mujer influencié a tu hija. — Le aliento en lo que pienso que es un fallido intento por subirle el ánimo.Me mira, y esboza una sonrisa que sé que es más por compromiso que por otra cosa —Eso espero... de verdad siento el ponerme así, pero no soporto la idea de que mi hija de apenas tres años pueda llegar a aprenderle algo a esa mujer. — Se justifica.—Con una madre tan genial como tú, es imposible que Mia pueda si quiera aprender algo de lo que ella hace o como se viste, o cualquier otra cosa. Además, tu hija es la criatura más pre
Observo detenidamente la escena de ella hablando con Amir desde un rincón del lugar e intento no reír cuando ella levanta su mano izquierda para mostrarle el anillo de compromiso que lleva en su dedo anular. No puedo escuchar lo que dicen, pero estoy seguro de que en estos momentos él le está pidiendo disculpas ya que levanta sus manos y se retira lentamente.《Esa es mi chica.》 Pienso entre risas y me doy la media vuelta para ir al vestuario para comenzar a prepararme.Cierro la puerta y comienzo a quitarme la ropa para colocarme el esmoquin que utilizare en la alfombra roja que esta preparada para la prensa. Estoy poniéndome el pantalón cuando la puerta del vestuario se abre y allí esta ella. Cierra la puerta inmediatamente y se me queda mirando mientras intento abrocharme el pantalón. Su mirada lo dice absolutamente todo, pero decido hacerme el tonto —¿Te ha parecido gracioso lo que has hecho con el
Horas después...La noche ha estado llena de emociones; el premios, viejos conocidos, negocios nuevos, y por supuesto tenerla a ella presente en todo esto ha hecho que todo sea aún mucho más especial. Sigo en este tren de emociones y conociéndome; no sé si pueda dormir.—Creo que deberíamos festejar, ¿no crees? — Propone ella mientras entramos al lobby del hotel.Le miro con mucho interés y le sonrió —¿Cuál es tu propuesta muñeca?—Averiguo con gran interés haciéndole sonreír.Sin que me lo espere, ella me toma de la mano y prácticamente me arrastra con ella al bar que hay dentro del hotel. —Una noche de tequilas. — Responde finalmente cuando estamos frente a la barra.Cabe destacar que no hay mucha gente en el bar, es muy tarde y no es de esos que pudiésemos describir como uno de los más p
Al día siguiente: 1 de noviembreNo puedo mas con el dolor de cabeza que tengo, me siento mal, mi cuerpo no responde y al intentar abrir los ojos; la luz me molesta demasiado. Hago un vago intento por mirarle, pero de verdad no me siento bien.—Joder...— La escucho decir y al mirarla, la veo desenredándose de las sabanas blancas que nos cubrían dejándole completamente al descubierto mientras se sienta en el borde de la cama y lleva una de sus manos hacia su estómago.—Muñeca... ¿Qué sucede?— Pregunto como puedo ya que creo que me siento igual de fatal que ella. No me responde, tan solo sale corriendo hacia el baño y cierra la puerta de un portazo. Creo que nos hemos pasado con el tequila anoche y el solo hecho de ver como está la habitación es un claro indicio de que tan solo recuerdo una parte de lo sucedido. No entiendo ¿porq
Horas despuésDe nuevo en un avión para poder irnos a casa y si bien los dos nos sentimos muchísimo mejor; no podemos decir que estemos pasando el mejor momento de nuestras vidas. —¿Te encuentras bien?— Pregunto cuando ya estamos acomodados en nuestros asientos.Sonrió al verle apoyando su rostro en mi hombro y abrazándose a mi brazo tal y como si yo fuese su almohadón u algo así. —Sí, solo que no tomare tequila nunca más. Muero de sueño. — Se queja haciéndome reír.—Lo sé. Admito que la botella de tequila ha sido una buena idea, la próxima lo haremos con otra especie de alcohol menos dañino para tu estómago. — Bromeo, pero ella de inmediato cubre su boca con la mano.—¡No me hables del tequila ni alcohol que juro que me dan nauseas nuevamente!— Se queja.&mdash
Al día siguiente: 3 de noviembreCuando el sol entra por la ventana en días donde lo único que quisieses es seguir durmiendo, este se transforma en un ser incomprensible que no tiene piedad con nada ni con nadie. Sigo abrazado a la almohada intentando batallar en contra del sueño para así abrir mis ojos e iniciar este día tan largo que me espera hoy.Finalmente abro mis ojos con la intensión de despertar a mi prometida a besos, pero para mi sorpresa ella ya no está en la cama. Levanto mi cabeza tan solo un poco para poder alcanzar a ver el reloj y aún es temprano, apenas son las 8 de la mañana. —¡¿Muñeca?!— Le llamo algo preocupado.Me siento en la cama, sigo mirando a mi alrededor hasta que de repente la puerta del baño se abre y allí sale ella. Ya se ha duchado, vestido, peinado, y hasta maquillado. Lleva un jean un tanto holgado
—¡Maldito transito!— Me quejo cuando finalmente consigo estacionar en el garage del hospital donde está internada la mujer que amo.Ya es más de media noche, estoy abatido por el dolor, y no haber podido comunicarme con Guillermo no ha hecho las cosas mucho más fáciles. Bajo del auto a toda prisa, y camino hasta entrar al hospital. Camino por los pasillos hasta llegar al área donde estaba hace algunas horas con Guillermo, y para mi sorpresa no está solo él. —Buenas noches.— Digo algo confundido y cruzo mi mirada con la de Guillermo —¿Cómo esta Sofía?— Pregunto sin poder prestar atención a nada más.—¿Tú eres el jefe de mi hija?— Me interrumpe una voz masculina y al darme la vuelta me encuentro con un señor bastante alto de cabello gris y ojos azules. Se le ve triste y no es para menos.—Soy un poco m
Me tiemblan las manos con tan solo abrir la puerta de la habitación donde ella está internada, me pesan los ojos de tanto llorar, mis piernas se sienten débiles y mi corazón aún mucho más. Respiro profundo intentando tranquilizarme tan solo un poco y termino de entrar a la habitación.Es verla sobre esa cama conectada a varias máquinas que controlan su pulso, su corazón y su respiración lo que me hace tener un golpe con la realidad de manera inmediata. Pude haberla perdido a ella también, no es que esto me consuele por la pérdida de nuestro hijo, pero de alguna manera me genera una pequeña luz de esperanza en medio de todo este desastre.— Muñeca.— Digo en un susurro mientras me voy acercando a ella.Ella me mira con la poca fuerza que tiene a causa del efecto de la anestesia y lo agotada que está –—Kilian.— Dice tan bajito