Natasha
Aplasto lo poco que queda de mi puro en el cenicero y comienzo a encenderme otro con mi vista centrada en la llama del encendedor.
—Ya llevas como seis, bájale, ¿No?— reclama Logan, pasando su mano por la piel desnuda de mi espalda. Me besa el hombro cuando le doy una mala mirada—. Estoy celoso de que toda la mañana te hayas estado llevando tabacos a la boca y a mí ni un beso.
Lo ignoro y me remuevo sobre sus piernas, sigo expulsando los nubarrones de humo hasta que llega Atenea con su hijo y apago el tabaco para terminarlo más tarde.
—¿Cómo os ha ido?— pregunto al verla tristona.
—Su familia está devastada, les entregué el dinero y me vine de una vez. No fui ni capaz de quedarme al funeral— cuenta, meciendo al niño con una pierna—. Es la peor misión que me has puesto, Natasha.
—Y ni siquiera era una misión, sino un mandado— comenta Carlo, llegando a la
Sola.Sekhmet.Paso la pintura merlot por mis labios artificiales de botox, no son tan grandes estilo Kardashian, pero sí más de lo que me gustaría. Inyectarles botox era la única forma de disimular la cicatriz de un corte que me hicieron los primeros meses de mi cautiverio en Lombardía.Miro mi rostro en el espejo de mi polvo compacto y muevo mis labios para intensificar el color.—No te lo vas a follar, lo vas a secuestrar— Culebra me mira con una ceja arqueada frente al piloto mientras rebusco en mi bolsa de cosméticos.Le saco el dedo corazón y cierro los ojos por un instante, soltando un suspiro profundo, pero lento para que él no lo note.Finjo estar perdida en las nubes que aparecen frente a nosotros como un apoteósico
Amor, pasión, venganzay una promesa.Natasha.Logan pasa la yema de sus dedos medio e índice por el descarado escote de mi camiseta, un corte v que me llega hasta la altura del hombligo. Unos pantalones capri de seda descienden hasta mis talones como una cascada de sangre, del mismo material que la camisa.—Vas a adentrarte en una manada de lobo hambrientos— su aliento me acaricia la curva del cuello y las clavículas—, ¿Crees que sea buena opción ir vestida de manera tan seductora?Alzo la cabeza, dejando la zona de mi cuerpo a su disposición. Mi trahe está hecho de una tela de Georgette transparente que deja muy poco a la imaginación, una panty color cereza cubre lo que hay en mi entre
Sekhmet.Los brazos fuertes de Júpiter me acurrucan contra su pecho, nuestras iris brillan por el reflejo del fuego que miramos como si fuese la solución a todos los problemas que cargamos encima.Hace frío, pues es noviembre, no hace falta casi nada para que el invierno comience a enfriár todo a su paso.Una de sus manos acaricia mi brazo por encima de mi suéter y con la otra me sujeta las piernas para asegurarse de que mi cuerpo no caiga de su regazo.Hace unas horas logramos construir dos paravientos con palos de bambú y hojas de palmeras, donde yace Graham inconsciente aún. Sigo pensando en qué tan duro pudo haber sido el golpe que le di como para que no haya despertado todavía.Cuando caímos al agua, estuvimos a punto de ahogarnos. Su peso dobla al mío, las posibilidades de separarlo de mi cuerpo eran escasas. Estaba sola, y la vida de ambos dependiendo únicamente de mí.
Yangdong / Corea del Sur.Logan.Abro los ojos y hago una mueca cuando hago un mal movimiento que hace crugir mi cuello, causando un dolor horrible. Sumándole la mala posición en que dormí.No sé cómo, pero de alguna manera milagrosamente extraña, logré convencerla de que descansara un poco en la madrugada. Intenté meter calma a la situación, aún cuando al parecer, yo soy el más nervioso de los dos.Aparto con cuidado la cabeza de Natasha de mi regazo con una mano en mi cuello adolorido. En el sofá, pero logré que se durmiera un rato, algo es algo.He llamado a Culebra y a Sekhmet no sé cuántas veces y ambos parecen tener los jodidos teléfonos apagados. ¿Por qué no han llegado? ¡Se supone que tenían que llegar aquí ayer antes del mediodía!Coloco estratégicamente la cabeza de mi mujer en uno de los cojines y me estiro, inten
Muertos vivientes.En algún lugar del mundo.Graham.Siento mis párpados pesados, tanto que creo abrir los ojos y mi visión está obstaculizada.Estiro mi brazo para acariciar la piel de Zaho, pero mi tacto sólo logra tocar una especie de tierra.Arena.Arrugo las cejas.Me remuevo, me siento pesado, como si un caballo me hubiese pisoteado hasta estar al borde de un deceso, estoy experimentando nuevamente la sensación de sobredosis, sólo que, esta vez, soy un hombre completamente sano.Rebobino mis recuerdos de la noche anterior mientras intento incorporarme, tengo los pantalones húmedos. Cada vez me confundo más, yo no duermo con pantalones.Llevo mis dedos a mi cara, percatandome de que una venda rodea mis ojo
Dos días después.Sekhmet.Anthoaneth pudo darme los maltratos físicos más malévolos, atroces y macabros, pudo alejarme de mi madre y de mi hermana, pudo quitarme a mi hijo y eliminar cualquier posibilidad de poder volver a concebir. Me dañó psicológicamente, me hizo convertirme en algo que no quiero... Pero lo que me causa el verdadero dolor, es la concecuencia de sus actos.A la vida no le importa si somos buenos o malos, simplemente hace con nosotros lo que le da la gana. Cada día hay menos piedad, más injusticia; menos paz, más caos; menos matrimonios felices, más violencia doméstica; cada vez se compran más balas y menos condones.Pero sobre todo, cada día entiendo más a mi hermana, comprendo el por qué de sus acciones, de su caracter de mierda, entie
Somalia / ÁfricaNatashaBebo un vaso de whisky en uno de los sofás individuales de la sala, muevo mi pié izquierdo de un lado a otro con impaciencia, Zahori está acostada en el sofá grande, lanzando dardos a un blanco de juguete que está en la pared. Ambas tenemos más problemas que ganas de vivir.Me conforta saber que mi hermana en realidad no es mi enemiga, pero me jode no tenerla en este momento. Aquí. Conmigo.—Ya no sólo buscan a Sekhmet, sino también a Anthoaneth— informa Carlo, entrando en la sala, nos lanza el periódico de la OCC en la mesa—. Está en todos los encabezados, Dakota Rinaldi tiene alrededor de ochocientos antonegras en cada continente.—Chin— emite Zahori—. Vamos a ofrecerles un pastal de plat
Aquelarre.Mánchester / InglaterraAnessa.Paso las yemas de mis dedos manchados por un lienzo en particular, ir a galerias de arte es uno de mis pasatiempos preferidos, bebo un sorbo de mi copa de champagne y se la entrego a mi guardia de turno cuando mi celular suena en el bolsillo de mi sobretodo.—Por favor, dime que me darás buenas noticias— pido al descolgar.—Esta mañana localizamos el jet de mi hermana en Asia— me contesta Dakota, con ese acento italiano que no pierde aunque viva más en Inglaterra que en si país natal—. Fuímos a la casa de Sekhmet por primera vez.—¿Y...?— la invito a continuar cuando se sume en un silencio breve.—Anessa, no sé cómo decirte esto...Me alejo un poco de los guardias, pensativ