Hacer el amor.
Sekhmet.
Perdí la noción del tiempo, sólo sé que cuando es de día el cielo está claro, y oscuro cuando es de noche o antes de las seis de la mañana. Cuento las lunas. Con esta, llevo ocho lunas desde que llegamos aquí.
Así como Júpiter se niega a confesarme que todavía está horriblemente enamorado de Natasha, yo me reservo contarle que volví con Graham. A la vez cuido de ambos, no vaya a ser que a mitad de la madrugada le pique ese culo y nos apuñale con las lanzas que usamos para pescar.
—Esa leña no es suficiente, además, está algo húmeda por la llovizna de ayer en la tarde— dice Graham, viendo los troncos que yacen apilados sobre la arena.
—Entonces búscala tú
En algún lugar del mundo.Narrador omnisciente.El cielo se preparaba para cambiar a una tonalidad más clara, las estrellas comenzaban a desvaneverse como luciernagas que aceptaban su irremediable deceso, el agua se arrastraba hacia adelante en la orilla de la playa y se recogía para reiterar su acción natural por medio de olas inmortales.Amelia Videla yacía acurrucada entre los brazos de su amado, más un sonido inusual retumbaba cada vez más fuerte en sus oídos. Un sonido que conocía bastante bien. Abrió sus ojos, quitó lentamente los brazos de Graham de su cintura y se levantó, colocándose el suéter que había hecho un poco más cálida su involuntaria estadía en la isla.Empezó a dar saltos y a mover los brazos apenas visualizó a un helicóptero en los aires, el primero que había visto en las ocho lunas que llevaba siendo naúfraga. Realizó una pequeña carrera al percatarse
De tal palo, tal hastilla.El mismo día por la tarde.Amelia.Me remuevo entre los brazos de mi hermana, siento mi cuerpo pesado. El precio de una noche de violencia y victoria. Intento quitar su brazo con suavidad, pero ella me estruja más contra su anatomía. Mi boca se curva en una sonrisa ladeada, le susurro unas cuantas cosas al oído y afloja su agarre.Me estiro cuando quedo sentada en la orilla de la cama, hago una mueca de dolor y me levanto con Natasha gruñendo cosas que no logro escuchar porque me adentro al baño. Abro el grifo del agua fría, me quito el pijama que mi hermana me dio y me meto en la bañera. El agua gélida relaja mis músculos, me sumerjo con los ojos cerrados, siendo hipnotizada por la relajante sensación de tranquilidad. Nunca en mi vida había senti
Ingrata.Mánchester / InglaterraCulebra.A mí realmente no me importa si Natasha mata a Anthoaneth. El único deseo que ronda por mi cabeza es el de tener al colombiano y a la española bajo mi poder. Quiero poder. Tengo poder.Creía que dominaba en cierta forma cuando ella era mi Patrona, pero la verdad era que me tenía en una caja de cristal, lanzandome con su supuesto favoritismo la indirecta de que me creía inútil. No me soltaba simplemente por los orgasmos que le causaba cuando ella quisiera, me quedó más que claro cuando me mandó a desconectar. Claro, ¿Ya para qué iba a quererme de vuelta? Si Logan ya había regresado.Y con él siendo mi jefe era la misma porquería.Me empino la botella de Jack Daniel's mient
Lombardía / Italia.Dakota.La angustia no ha dejado de hacer estragos en mi mente por semanas, me siento impotente al esforzarme al límite y no poder hackear los sistemas se la casa de Ninazu. Culebra ha sido de mucha ayuda, coopera con nosotras en todo momento y aporta ideas eficientes. Nos contó a Anessa y a mí que una vez entró en esa casa junto a Sekhmet, pero que fue con dispositivos especiales, que la casa tiene demasiadas trampas.—Pero ni siquiera sabemos si la tienen en esa casa— dice Anessa, acariciando el cabello de mi hijo que se ha dormido con la cabeza en su regazo.Mudamos muchas de nuestras cosas a esta casa para planear mejor nuestras trayectorias de búsqueda, también intentamos encontrar alguna pista en cada rincón, tengo entendido que mi hermana siempre ha tenido una aficción por los pasadizos secretos y las claves ocultas.—Claro que es
Somalia / ÁfricaAmelia.Abrocho los últimos botones de mi vestido, complacida por el final del maratón de sexo de hace un rato. Miro sobre mis hombros a Graham, quien yace echado sobre la cama como la escultura de un museo, una sábana blanca es lo único que oculta su intimidad. Me lanza un beso en el aire y me regala una sonrisa amplia antes.Arreglo un poco mi cabello corto con mis dedos, siento mi cuerpo cansado por el movimiento de toda la madrugada. Quiero dormir, pero también quiero divertirme un poco más, y de otra forma.Me doy media vuelta frente al espejo de cuerpo completo, Graham me silva y lanza una almohada que me da en el brazo.—Ven aquí— palmea el colchón. Niego con la cabeza, divertida, y salgo de la habitación.
Mánchester / InglaterraAnessa.—Cada día que pasa, me haces más falta— digo, en medio de un suspiro, entrecortado por los sollozos causantes de la melancolía—. Dos semanas sin ti se sienten una eternidad agobiante, hermanito. No dejo de sertirme como una inútil al no lograr vengar tu muerte todavía.Saco el perfume de mi cartera, y empiezo a esparcir su contenido embriagante por la lápida.—Te compré tu perfume favorito para que hasta los detalles más mínimos, hacen estragos en mi mente— cierro los ojos, dejando que baje por mi mejilla la lágrima que se mantenía cautiva entre mis pestañas—. N
Narrador omnisciente.Toda la Danger high voltage se encontraba reunida en el pequeño cuarto que había sido el habitat de Anthoaneth Ferrara durante algunas semanas. Sekhmet era la responsable de que la dichosa reunión se estuviese llevando a cabo, ella convocó un día antes a todos los integrantes para verse allí en una hora exacta.—Como muy bien hice correr la voz entre vosotros, los he traído hasta aquí para cumplir el anhelo que llevamos encima durante años— habló Sekhmet, caminando de un lado a otro como una maestra de primaria que da una importante lección a sus alumnos—. Cada uno de ustedes tendrá la oportunidad de herir de dos formas libres a la protagonista de nuestro coraje, la única condición es que no la maten. Anthoaneth Ferrara merece sufrir en carne viva todo el daño que ha hecho, todo el vacío que ha sembrado en los corazones de parejas a las que le arrancaron injustamente a sus hijos, aunque el daño que le h
Dos semanas después.Burgos / España.Amelia.Deslizo la brocha del rubor por mis pómulos, tranquila, pero emocionada por mi reflejo en el espejo. Una peluca castaña adorna mi cabeza, semejante a mi melena natural, los pequeños risos caen sobre mi busto, ajustado por el corset de mi magistral vestido blanco.Mis ojos se cristalizan conforme paso más tiempo escaneando mi apariencia. Los sueños sí se cumplen. Dejo que una lágrima salga de mi ojo izquierdo ante el recuerdo de mi madre que pasa por mi mente, dejándo debajo de mi pecho una melancolía infalible. Ya superé todo el maltrato físico y psicológico que me causó alguien a quien no quisiera mencionar, pero jamás saldré del declive q