—No hay problema Guillermo.
—Vamos a ver a los caballos, solo déjeme pararme —hace un esfuerzo por pararse, pero la detengo.
Mientras me visto, hablo con Beto sobre los caballos de la hacienda lo tengo en altavoz, me pongo un vestido jean por la rodilla, una camiseta rosa por dentro y mi zapatilla deportiva blanca, es raro ponerme solo una.—Bueno Beto de acuerdo, cambiemos de herradura la "Diamante" se escucha bien, confió en ti —me siento súper cómoda, arreglo un poco mi cabello y cubro mis ojeras con maquillaje, prosigo poniéndome rímel y brillo en mis labios. "Hacienda Ibarra"—Bien don Remigio ahí estaré, gracias —cuelgo la llamada.—Es por la elección de la junta directiva verdad mi amor —hoy la veo llena de energía. —Perfecto —se sienta nuevamente —volviendo otra vez al tema de la Asociación, de manera general puedo decirle que la Asociación como ha de suponer, goza de personalidad jurídica reconocida por el Poder Ejecutivo, creada con el fin de número uno; crear vínculos de amistad entre los ganaderos y agricultores. Número dos; estudiar, gestionar y promover todas las medidas que tiendan al mejoramiento de la ganadería y la agricultura en general. Número tres; gestionar la concesión de créditos para los miembros con las mayores facilidades económicas y número cuatro; propugnar y estimular a los ganaderos y agricultores grandes y pequeños en la aplicación de métodos técnicos más prácticos y económicos. Aquí en este documCapítulo 10.1
Capítulo 10.2
Los días pasaron volando, Armando pasaba muy ocupado con la hacienda y al hospital solamente iba a operaciones programadas. El día de hoy se levantó más temprano de lo normal, revisó a su abuela que cada día lucia más enferma, le dio un beso y pidió su bendición. Tomó su auto y se fue, era tiempo que organizara algunas cosas en el hospital, al llegar, pasó directo a la cafetería, Miguel lo esperaba.—¡Qué hombres tan hermosos! —susurraban algunas doctoras y enfermeras.Y es que la mayoría babeaban por esos dos doctores con cuerpo definido, altura envidiable, facciones atractivas y que además de eso, eran muy ricos e inteligentes, ¿qué mujer podría resistirse a eso? Se preguntaban cómo habían llegado hasta aquí no daban crédito de que, además, de dar su importante trabajo al hospital, también hubieran invertido tanto dinero.—Lo que
Edith no podía creer que Raúl actuara de esa manera, parecía un niño a la par de Armando, Mariana asombrada por la reacción de Raúl le tocó la pierna suavemente indicándole que se calmara, esto molestó más a Raúl quién al ver que nadie le secundaba, tomó un sorbo de agua y guardó silencio.La sala de juntas era estilo colonial, con u
Entraron al despacho, se sentó en la silla que le perteneció a su abuelo por muchos años y se perdió en sus pensamientos. Miguel lo observaba, nunca lo había visto tan triste, ni siquiera por su madre quien era la mujer que más lo había lastimado.—¡Basta! Estás haciendo un esfuerzo sobre humano por tu abuela, no quiero ver en tu cara rastro de decepción, ni reproches —lo conocía tan bien. Edith estaba frente al espejo del baño, se miraba y no podía creer lo que había hecho, se dejó llevar sin más, ¿acaso no había aprendido nada? Se recriminaba, no pudo ser dueña de su cuerpo en ese momento y él podía haber hecho lo que quisiera con ella, ¡qué vergüenza!, ¿qué pensaría de ella? Se secó con una toalla la cara y el cuello. —¡Ayúdenle, por favor! Súbanlo a su caballo —ellos bajaron a prisa e intentaron, pero él se negaba. estaba comenzando a llover y se oían truenos, eso no le gustaba a Edith ya les tenía miedo a los rayos.—Vamos, dense prisa que comenzará a llover —ellos lucharon hasta que Armando se durmió de borracho y lograron subirlo, pesaba muchoCapítulo 12. Triste adiós
Capítulo 12.1