Emilia quedó más tranquila al menos en ese aspecto, ya que Oliver no se quedaría tranquilo hasta que hablarán y valla que aquella conversación sería muy difícil. - ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada de mi desde un inicio? - le cuestiono aun alterado. Solo después se dio cuenta de que estaba gritando y tratando de rectificar su actitud se sentó en la silla frente a ella. - Yo jamás te habría dejado sola - le dijo con voz calma. - Si quieres que hablemos claro lo aremos - le respondió Emilia dispuesta a llegar hasta sus últimas consecuencias, después de todo no era algo que fuese a desaparecer por callarlo. - Fuiste el primer hombre en mi vida - le dijo aún con una profunda tristeza porque no hubiese valorado el gran regalo que le dió y es que creyó esa sería una ocasión especial. - Ahora lo se y no dejaré de disculparme nunca por no haberme dado cuanta, se que fui un ciego y por eso me disculpo - le dijo siendo muy honesto con su sentir y es que se sentía un completo e
Un mes después... Emilia estaba sentada en su silla de ruedas en el jardín trasero de la casa, disfrutando de los rayos del sol de la mañana. Estos calentaban su rostro y el de su bebé, que en esos momentos dormía en sus brazos. Los médicos le había recomendado que tomara aire fresco y un poco de sol, que eso les aria bien a ambos. Estaba disfrutando del ambiente, cuando de pronto vio que se le acercaba Barbara, quien sabía era la prometida de Oliver. Era una mujer bellísima sin duda y con mucha clase, era indudablemente perfecta para Oliver. Ambos tenían esa belleza que llamaba la atención a donde sea que fuese, esa imponencia y es que se movían en el mismo círculo social. Ella en cambio nunca encajaría en él, más tampoco lo buscaba. A decir verdad no envidiaba nada de ellos, solo reconocía su belleza y aceptaba que era perfecta para Oliver. - Espero que estés mejor, Oliver me contó todo lo sucedido. Es solo que no había tenido la oportunidad de venir a verlos - le dijo mostrándose
Por desgracia no habían podido verse en al menos un par de meses, en parte debido al trabajo de este y por el otro lado al lugar en donde ella estaba en esos momentos. - De hecho si y es algo en verdad importante - le contesto esperando sinceramente que pudiese ayudarla y es que era el único en quien podría confiar para hacerlo. - Lo que sea solo tienes que decírmelo y lo aré, sabes que te debo mucho y aria lo que fuese por ti - le aseguró convencido de que así seria, que no habría nada que se lo impidiera. - Te lo agradezco y es justo por eso que decidí llamarte. Nunca te lo dije, pero el padre de mi hijo es un hombre muy rico y su familia es muy poderosa; he estado con ellos desde que dina luz. Por desgracia creo que quieren quitarmelo y no puedo permitirlo bajo ningún motivo, te aseguró antes moriría - le dijo convencida de que así seria y es que por su hijo lo daría todo. - ¿Qué quieres que haga? - le pregunto con resolución y es que solo necesitaba que se lo dijera. - Te mand
Al partir de ahí Emilia sabia que no podría volver jamas, que tenia que encontrar un lugar seguro para ella y su hijo. Un sitio en el cual no pudieran encontrarla y solo conocía uno al cual podría ir. Acudió a su amiga Marcia y Eric el esposo de esta, quienes tenían un centro de rehabilitación a unas horas de ahí. Oliver no sabía de ellos, así que estarían a salvo en aquel lugar. Había pedido de su ayuda y estos se la brindaron encantados; no solo ofreciéndoles un lugar seguro en el que ocultarse, sino un trabajo. Lo hicieron aún cuando estaban concientes de la condición en que se encontraba, más dado que Eric estaba en su igual situación no le encontraban ningún problema. Aunado a ese hecho el centro y su casa estaban habilitados por entero para la silla de ruedas, lo cual era aún más sencillo para ella. La oportunidad que estos le estaban otorgado era una gran fortuna, pues si bien no podía ejercer como enfermera y tampoco podía dar terapias, si era capaz de enseñar. Impartiria c
Luego de algún rato hubo terminado y se sentaron ante el escritorio a hablar. - ¿Cómo me encuentra? - le cuestiono un tanto temerosa por el resultado. - A pesar de que me hubiese gustado llevar un seguimiento mucho mas cercano dado lo difícil de tu condición, me alegra comprobar que todo va bien. Tu cicatrización es buena y no parece haber complicaciones con las soldaduras en tus huesos. ¿Cómo te has sentido?, ¿cómo va el dolor? - le preguntó tratando de comprobar que todo en efecto estuviese en orden. - Tengo un tanto mas que antes, sobre todo en más noches en que estoy descansando - le contestó mostrándose preocupada por ese hecho. - Es normal, después de todo el daño fue severo y aun esta demasiado reciente. Tú mejor que nadie sabe la importancia de la rehabilitación en una condición como la tuya, pues debemos evitar que sufras un daño mayor - le dijo mostrándose tranquilo y es que con todo el daño sufrido no era extrañó que sufriese dolor, mas creía que eso pudiese mejorar.
Este se le quedó viendo un momento, para luego agacharse hasta quedar justo a su altura. - ¿Y que planeas hacer al respecto? - le pregunto siendo un tanto desdeñoso en cuanto a sus capacidades, lo cual era doloroso. - Lo necesario, eso tenlo por seguro y es que aun no conoces los alcances a los que estoy dispuesta a llegar - le dijo dispuesta a hacer lo necesario y mas, pues no le tenía temor. - No te tengo miedo - le dijo este y es que no le asustaban en absoluto sus palabras, en especial cuando eran solo eso, simple palabras. - Pues deberías - le dijo tomándolo por un brazo con todas sus fuerzas y es que necesitaba demostrar la contundencia de sus palabras. - Oliver te lo advierto, ¡no hagas esto! - le dijo sin levantar la voz, más la contundencia de su tono era notoria. Este se le quedó viendo un momento, para luego soltarse de su agarre y tratar de alejarse, mas esta se lo impidió. Pronto comenzaron a forcejear y Oliver en un impulso empujó la silla de ruedas para alejarla d
En un principio aquel acto la tomo por sorpresa, mas luego de unos pocos segundos comenzó a responder de forma casi instintiva. Aun cuando había pasado algún tiempo de que estuvieron juntos y con todo lo sucedido, seguían deseandose con todas sus fuerzas. Por eso mismo decidieron no pelear mas contra ese sentimiento y se dejaron llevar por la pasión. Oliver en cambio procuro tener cuidado con ella, ya que la sabia todavía convaleciente después de las complicaciones en el parto. Emilia por su parte se olvido de todo el dolor, las culpas, el odio y la soledad; de todo menos de lo que sentía en esos momentos y es que lo necesitaba. Los besos pronto dieron paso a algo mas y ella comenzó a quitarle el saco; mientras que este desabrocho un par de botones de su blusa, dejando a la vista su escote y comenzó a descender por su cuello. Bajo entonces sus manos por su cintura hasta sus piernas, mismas que tomo y comenzó a acariciar hasta levantarlas y ponerlas en torno a su cintura. Entonces m
Al escucharla Oliver perdió la calma y en un arrebató arrojo al suelo la bandeja con la comida. - No se cuantas veces tengo que decir que nunca haría algo semejante. No se de donde has sacado una idea como esa, pero es absurda - le habló en voz alta e incluso casi gritando. - Preguntaselo a tu prometida - le dijo de pronto y en un impulso. - ¿Qué has dicho? - le pregunto acercandosele con molestia. - Nada, no he dicho nada - le respondió mostrándose reticente a continuar hablando y es que se arrepentía de haberlo mencionado siquiera, después de todo ella se lo dijo como un favor y se lo agradecía. - Claro que lo has hecho y yo te he escuchado. ¿Qué significa eso de que se lo pregunte a mi prometida? - le pregunto sin dejarse engañar y es que deseaba saber toda la verdad de una buena vez. - Nada - le respondió manteniendo su decisión de callar. - ¡Habla de una vez con un demonio! - le gritó tomándola del rostro con brusquedad, haciendo que lo viera. - ¡Habla! - insistió dispues