En el momento en que ella le escucho sintió como su corazón se aceleraba y su mundo daba vueltas. Al voltear a verla Oliver se dio cuenta de que había palidecido y le veía atentamente, lo cual le preocupó. - Dejame ponerlo en la cuna - le dijo consciente de que eso era lo mejor para su salud. Cuando lo dejaba se le hizo no solo fácil, sino normal darle un beso en la frente, así que lo hizo. Al voltear a verla de nuevo se dio cuenta de que su semblante era peor. - ¿Sabes que eres su padre? - le pregunto con voz débil y temblorosa. - Si - le contesto mientras se me acercaba. - ¿Cómo? - le pregunto siendo poco clara en su cuestionamiento, mas él sabia a lo que se refería. - ¿Qué tanto recuerdas? - le cuestiono tratando de indagar antes de comenzar a hablar. Esta se le quedó viendo un momento, para luego cerrar los ojos tratando de hacer memoria. - Recuerdo que era su fiesta de compromiso. Yo estaba en el invernadero entonces caí y usted me saco de el baño para llevarme a la casa
Luego de algunos minutos cuando al fin se decidió a entrar la encontró cambiando el pañal a Paul. Con los días se sentía mas fuerte y había insistido en encargarse enteramente de él en un afán de independencia, pero también de preparación para lo que se avecinaba. - ¿Cómo están los dos? - le pregunto nada mas atravesar la puerta de la habitación. - Bien. Has llegado hoy mas temprano de lo normal - le dijo apenas volteando a verlo un segundo. Durante ese tiempo su relación había sido cordial, aunque cortante y solo lo hacían por el bien de hijo. - En efecto. Cuando llegaba me he encontrado con tu médico y hemos hablando - le dijo esperando ver su reacción al respecto. - También hablo contigo. Me dijo que ambos estamos bien y que podemos irnos del hospital al fin - le dijo sin tomarlo muy en cuenta y es que estaba ocupada con su hijo. Después de todo lo ocurrido no podía verle el rostro, no por vergüenza por sus actos; sino que lo que experimentaba cuando le tenía cerca era algo
Durante los meses de su embarazo preparo las cosas para el nacimiento de su hijo con mucho esfuerzo y dedicación. Había creído que no le faltaría nada con lo que ella podía darle, más ahora se daba cuenta de que no era ni de lejos a lo que podía aspirar con su padre. Más lejos de alegrarle por lo que su hijo tendría le asustaba, le preocupaba que lo poco que ella podría darle no fuese suficiente, que hubiese hecho mal al callar. Aún así el tiempo no podía echarse atrás como para contarle todo desde un principio o en dado caso callar y nunca decirle, solo tendría que vivir con sus decisiones. - Eso espero, pero de no ser así no te detengas al hacérnoslo saber - le pidió pues solo deseaba lo mejor para su hijo. No estuvo con ellos durante los meses del embarazo y nunca dejaría de reprocharse por eso, al igual que de tratar de compensar ese hecho el resto de su vida. Oliver entonces tomo a Paul de los brazos de su madre para ponerlo en el moises y pidiera descansar. Lo hizo para despué
Emilia quedó más tranquila al menos en ese aspecto, ya que Oliver no se quedaría tranquilo hasta que hablarán y valla que aquella conversación sería muy difícil. - ¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada de mi desde un inicio? - le cuestiono aun alterado. Solo después se dio cuenta de que estaba gritando y tratando de rectificar su actitud se sentó en la silla frente a ella. - Yo jamás te habría dejado sola - le dijo con voz calma. - Si quieres que hablemos claro lo aremos - le respondió Emilia dispuesta a llegar hasta sus últimas consecuencias, después de todo no era algo que fuese a desaparecer por callarlo. - Fuiste el primer hombre en mi vida - le dijo aún con una profunda tristeza porque no hubiese valorado el gran regalo que le dió y es que creyó esa sería una ocasión especial. - Ahora lo se y no dejaré de disculparme nunca por no haberme dado cuanta, se que fui un ciego y por eso me disculpo - le dijo siendo muy honesto con su sentir y es que se sentía un completo e
Un mes después... Emilia estaba sentada en su silla de ruedas en el jardín trasero de la casa, disfrutando de los rayos del sol de la mañana. Estos calentaban su rostro y el de su bebé, que en esos momentos dormía en sus brazos. Los médicos le había recomendado que tomara aire fresco y un poco de sol, que eso les aria bien a ambos. Estaba disfrutando del ambiente, cuando de pronto vio que se le acercaba Barbara, quien sabía era la prometida de Oliver. Era una mujer bellísima sin duda y con mucha clase, era indudablemente perfecta para Oliver. Ambos tenían esa belleza que llamaba la atención a donde sea que fuese, esa imponencia y es que se movían en el mismo círculo social. Ella en cambio nunca encajaría en él, más tampoco lo buscaba. A decir verdad no envidiaba nada de ellos, solo reconocía su belleza y aceptaba que era perfecta para Oliver. - Espero que estés mejor, Oliver me contó todo lo sucedido. Es solo que no había tenido la oportunidad de venir a verlos - le dijo mostrándose
Por desgracia no habían podido verse en al menos un par de meses, en parte debido al trabajo de este y por el otro lado al lugar en donde ella estaba en esos momentos. - De hecho si y es algo en verdad importante - le contesto esperando sinceramente que pudiese ayudarla y es que era el único en quien podría confiar para hacerlo. - Lo que sea solo tienes que decírmelo y lo aré, sabes que te debo mucho y aria lo que fuese por ti - le aseguró convencido de que así seria, que no habría nada que se lo impidiera. - Te lo agradezco y es justo por eso que decidí llamarte. Nunca te lo dije, pero el padre de mi hijo es un hombre muy rico y su familia es muy poderosa; he estado con ellos desde que dina luz. Por desgracia creo que quieren quitarmelo y no puedo permitirlo bajo ningún motivo, te aseguró antes moriría - le dijo convencida de que así seria y es que por su hijo lo daría todo. - ¿Qué quieres que haga? - le pregunto con resolución y es que solo necesitaba que se lo dijera. - Te mand
Al partir de ahí Emilia sabia que no podría volver jamas, que tenia que encontrar un lugar seguro para ella y su hijo. Un sitio en el cual no pudieran encontrarla y solo conocía uno al cual podría ir. Acudió a su amiga Marcia y Eric el esposo de esta, quienes tenían un centro de rehabilitación a unas horas de ahí. Oliver no sabía de ellos, así que estarían a salvo en aquel lugar. Había pedido de su ayuda y estos se la brindaron encantados; no solo ofreciéndoles un lugar seguro en el que ocultarse, sino un trabajo. Lo hicieron aún cuando estaban concientes de la condición en que se encontraba, más dado que Eric estaba en su igual situación no le encontraban ningún problema. Aunado a ese hecho el centro y su casa estaban habilitados por entero para la silla de ruedas, lo cual era aún más sencillo para ella. La oportunidad que estos le estaban otorgado era una gran fortuna, pues si bien no podía ejercer como enfermera y tampoco podía dar terapias, si era capaz de enseñar. Impartiria c
Luego de algún rato hubo terminado y se sentaron ante el escritorio a hablar. - ¿Cómo me encuentra? - le cuestiono un tanto temerosa por el resultado. - A pesar de que me hubiese gustado llevar un seguimiento mucho mas cercano dado lo difícil de tu condición, me alegra comprobar que todo va bien. Tu cicatrización es buena y no parece haber complicaciones con las soldaduras en tus huesos. ¿Cómo te has sentido?, ¿cómo va el dolor? - le preguntó tratando de comprobar que todo en efecto estuviese en orden. - Tengo un tanto mas que antes, sobre todo en más noches en que estoy descansando - le contestó mostrándose preocupada por ese hecho. - Es normal, después de todo el daño fue severo y aun esta demasiado reciente. Tú mejor que nadie sabe la importancia de la rehabilitación en una condición como la tuya, pues debemos evitar que sufras un daño mayor - le dijo mostrándose tranquilo y es que con todo el daño sufrido no era extrañó que sufriese dolor, mas creía que eso pudiese mejorar.