Para Elena entrar a la clínica: Un Nuevo Amanecer, solo había sido el primer paso a una gran batalla de por vida consigo misma, su peor enemiga. No podía decir que ahora era perfecta y que era la mujer más segura sobre la tierra; pero lo que sí podía decir, es que había adquirido la valentía y fuerza de voluntad que nunca tuvo para decir: «No», manteniéndose firme a sus ideales. Aprendió a aceptarse y amarse, sin esperar que otros lo hicieran por ella.
Cuando se miraba al espejo, trataba de ver las cosas nuevas que había en ella y no las anteriores que no le gustaban. No miraba su cuerpo, ella miraba su alma. Estaba consiente que la sombra que la atormentó durante casi toda su vida, la anorexia, siempre estaría ahí, detrás de ella observando, esperando a que de nuevo flaqueara y regresara llorando a lo único que le dio cons
Elena volvió a Estados Unidos luego de tres años desde que llegó a Italia buscando olvidar, salvarse. En cambio, Gianni, tenía ya un año viviendo en Chicago. Ella había querido abrir una sede más de su fundación allí.El avión aterrizó a las 12:00 del mediodía, pisó suelo americano sintiendo una opresión en el pecho debido a los nervios, le aterraba no saber a qué se enfrentaría después de tantos años de ausencia.Sabía que era una cobarde al haber huido de esa manera, pero en ese momento de su vida no se sentía preparada para enfrentar a Ethan, posiblemente esperaba algo de ella que ya no podía dar. Pero su temor más fuerte era saber que no la eligió, tantas noches pasadas se había torturado pensando en que él volvía con su amante cada noche, mientras ella estaba internada en la clí
"Veo en ellos un sinfín de sentimientos, puedo leerlos con un simple gesto. La ira representada en su ceño fruncido. La tristeza de su alma en aquella mirada evasiva que busca un lugar seguro en el piso. La rebeldía y la negación, se pueden observar en la postura de sus brazos cruzados y rostros llenos de gestos de superioridad. Pero es en aquellos rostros en los que una vieja amiga, la soledad, roba su interés hacia la nada; perturbando su mente y llevándolos lejos del presente, quienes finalmente llaman más mi atención"Ethan observa a Elena recostada en una camilla de hospital debatiéndose entre la vida y la muerte. Su rostro lleno de magulladuras y cortadas no es lo peor que ha visto; sí, lo que más le ha dolido. Recuerda la primera vez que la vio: era joven, dulce e ingenua; su cabello oscuro estaba más l
«El infierno existe, y está aquí, en el mundo terrenal». Ethan juega con la cabellera rubia de la joven que abraza contra su pecho. Su respiración acompasada es una melodía que lo mantiene relajado y pensativo. En ella principalmente: una mujer apasionada y con metas ambiciosas. La alerta del móvil de su amante es la que interrumpe tan maravilloso momento desterránd
EL ESPEJO«En este lugar el tiempo y la distancia no existen. Es la quimera, pero también es la realidad».Elena mira la horrible figura de su cuerpo desnudo en el espejo, y, aunque siente asco de sí misma, le es imposible desviar los ojos a otra parte, al menos, no de inmediato. Coge del tocador un peine de cerdas gruesas, y sin despegar la mirada del espejo, comienza a desenredar la cabellera rizada que cuelga sobre sus hombros. Da un fuerte jalón a la mecha enmarañada y con pánico la ve caer al piso. Al levantar la vista hacia su cabeza, se da cuenta de que sus rizos ya no son tan abundantes. Echa un vistazo al rostro regordete y no puede evitar llevar la mano a su mejilla para pellizcarla y medir su grosor. Tras un suspiro, se anima a bajar la mirada. Con la punta de los dedos recorre las estrías que adornan el
«Cuando era niña, mi madre me contaba historias de príncipes y princesas. El recuerdo de esos cuentos nubló mi sentido común. Además, el príncipe resultó ser un buen actor».Elena entra en la habitación y se dirige al tocador donde yace un frasco con medicamento controlado. Al tomarlo deprisa, y con manos temblorosas, se le resbala. Las pastillas desparramadas quedan olvidadas, sabe que él no las encontrará, pues ya no duermen en la misma habitación. Elena únicamente se preocupa por la píldora que ha quedado dentro del recipiente. La deja caer en la palma de su mano y tras observarla, la lleva a su boca para tragarla sin agua. Mira su rostro en el espejo y lo que ve, más que pena, es derrota. Le da la espalda a la imagen y camina hacia la cama d
«La sombra que acompaña a la niña no es más que el resultado de la inocencia perdida. Eso y el hecho de que todo aquí, es oscuridad y desolación».Medio oculta entre las sombras, Elena observaba con atención a una extravagante pareja bailando en el centro de la habitación. La mujer tenía la piel extremadamente blanca; presumía un hermoso cabello largo hasta la cintura de color oscuro con mechones rubios. Sin pudor, exhibía su cuerpo perfecto con ropa reveladora y movimientos sensuales.
ABATIDA«Si te das cuenta de que dormir es mejor que vivir, es porque todo está mal».Elena se despierta con el sonido de alerta del reloj de su buró, todavía en sueños, apaga el despertador, y luego trata de aferrarse a los días felices sin éxito. Abre los ojos y mira a su lado izquierdo solo para encontrarse que Ethan ha pasado la noche en la recámara aledaña. Pero, tal y como el primer día de su ausencia —hace meses—, no pierde la esperanza de hallarlo dormido a su lado.La tristeza la asfixia un poco más cada día. El dolor que experimenta en el pecho le hace preguntarse si vale la pena seguir en una batalla, en donde no solamente debe pelear en contra de su fealdad y el desamor, sino que también, tiene que enfrentarse a la sombra de la muj
LA CITA«La niña solitaria permanece atada a un pasado del que no puede escapar, no importa cuánto grite o llore nadie la escucha, porque a nadie le importa».El sonido insistente de su móvil la hace infeliz, se levanta de la cama con pesadez y busca con la mirada el odioso aparato. Lo encuentra sobre la cómoda. Nerviosa, se pregunta si será él. Al mirar la pantalla, el nombre que aparece es el de su mejor amiga: Caroline.—¿Hola?—¡Por fin me respondes! ¿En dónde te habías metido?—Lo siento, estaba dormida —responde Elena, todavía está acostada. Se estira un poco en la cama, mientras observa el techo de su habitación.—Eres una desconsiderada, por un momento creí que algo te hab&i