Thiago
Tres meses después.
Estoy nervioso… debo ser el novio más nervioso en la historia de los novios nerviosos, pero saberlo no hace que se me quite. Estoy dando vueltas de un lado al otro del altar mayor de esta iglesia. Vestido de pingüino, de pajarita y flor y zapatos de charol y… Vamos que soy el paquete completo de galán de telenovela que se muere por la damita…
¡Y es que de verdad me muero por ella!
Amo a Layla. Más de lo que llegué jamás a soñar con amar a ninguna mujer.
Ha
ThiagoLa villa debe tener al menos mil quinientos metros cuadrados y no menos de trescientos años. No me es difícil calcularlo a ojo porque después de todo soy dueño de una constructora. Para el mundo es una maravilla arquitectónica, pero a mí no me roba el aliento. Soy un hombre de cifras, inversiones y análisis de riesgos, si he de admirar alguna belleza, prefiero que venga en forma de mujer.No me malentiendan, no soy un mujeriego. Fui criado por una madre soltera que me enseñó con el ejemplo el valor de una buena mujer, así cada una de las mujeres que han pasado por mi vida han sido valiosas para mí, aunque lamentablemente no todas han sido buenas.
LaylaSus últimas palabras me vienen a la cabeza y siento que no puedo controlar la respiración. Me he sentido impotente tantas veces en mi vida que ya debería estar acostumbrada, pero esta es definitivamente la peor de todas. Siento su brazo alrededor de mi cuerpo y ni siquiera tengo fuerzas para asustarme por que un desconocido está abrazándome… o controlándome. Ya no sé.Me duele el alma, el corazón, la mente… todo menos esa mano que hasta hace unos segundos sostenía un pedazo de vidrio y me hacía sentir que, al menos si me hacía daño, era algo que yo podía controlar. Sabía que
ThiagoMe despierto cuando muevo mi mano sobre la raída superficie del viejo sofá y siento que me falta algo… pero ¿qué…?— ¡Layla…! — me siento de golpe y miro a todos lados mientras mis ojos se adaptan a la semipenunbra.Sigo desnudo, y ella no está por ningún lado. Se ha ido y no sé por qué, pero lo imagino. Después de todo lo que ha pasado en la noche, mis labios se curvan en una sonrisa. Me siento con los codos en las rodillas y las manos en la cabeza, tratando de acomodar un poco el cabello que ella ha despeinando a voluntad, y pensando que es imposible estar más impresionado de lo que e
LaylaSon las ocho de la mañana y no paro de dar vueltas en la cama. No he podido dormir en toda la noche y tengo una sensación de intranquilidad que me dice que no estoy haciendo lo suficiente.Ayer, justo cuando dieron las cuatro de la tarde, el mayordomo anunció que Thiago D´cruz había estado esperando por nosotros, pero que había salido pocos minutos después sin decir nada. Doy las gracias mentalmente, porque esta no sea la forma en que debo enfrentarlo por primera vez después de lo que pasó entre los dos.Hablar delante de mi padre hubiera sido desastroso, sobre todo porque espero ver sorpresa en los ojos de Thiago, no quiero creer
Thiago— ¿Layla? — la llamo pero tarda en reaccionar.Está embebida en el fuego de la chimenea como si estuviera a punto de lanzarse dentro.No imagino la maraña de emociones que ha tenido hasta ahora pero yo estoy igual, aunque me he esforzado demasiado por ocultarlo.Tenía esta noche perfectamente planeada hasta que la vi buscándome como una loca por los pasillos de la mansión Worcester. Esperé un escándalo de su parte y en lugar de eso sólo se aferró a mi cuerpo como si acabáramos de despertar en el mugroso sofá donde
LaylaMis manos están apoyadas en el espejo de pared, marco el cristal con mi sudor y un poco con mi aliento cuando acerco mi frente a él para tener algún otro punto de apoyo. Me tiemblan las piernas y no logro recuperarme. Rio, lloro, ya no sé lo que hago. Acabo de tener el orgasmo más estremecedor en la historia de mi vida y viene a provocármelo la brutalidad de un hombre.Tengo que tener la jodida autoestima en el piso para que me haya gustado tanto aunque me maltratara abiertamente, pero es justo como le digo: me odio, siempre lo he hecho. He vivido con el estigma de ser mujer cuando el Duque de Richmond necesitaba un hijo varón, así que “no ser suficiente” ha sido parte de mi día a día desd
ThiagoEl silencio, que tantas veces me ha traído la paz en lugares como este, ahora de repente me resulta abrumador. He estado más de una hora apoyado en la puerta del baño, pensando, esperando que Layla salga porque las cosas no pueden quedar así.Ya me he dado todas las bofetadas mentales que podía, ahora sólo faltan la reales y esas me las merezco todas.Lo bueno del silencio es que puedo pensar.Yo no soy este hombre y no estoy dispuesto a convertirme en él ni siquiera para darle el gusto a mi padre. Sé que soy egoísta queriendo que me quiera, que me ace
LaylaNo puedo evitarlo. Mis ojos viajan hasta la nota que Ana le pasa a Thiago y Leo las palabras que hay escritas en ella. No me sorprende en absoluto que mi padre haya mandado a preguntar eso, honestamente ya pasó mucho tiempo desde que su falta de humanidad dejó de sorprenderme.Pero el rostro de Thiago es un poema. Entruja la nota en la palma de su mano y yo sostengo esa mano, la abro, saco el pedazo arrugado de papel y lo echo a un lado mientras atrapo su cara y lo obligo a que me mire.— Lección número cinco, D´cruz: No permitas que nada te afecte.Paso por su lado y me voy a la habitaci&oac