La mañana llegó más rápido de lo que me hubiera gustado, aunque no fue menos el espectáculo que formé al darle la espalda y quitarme la camiseta para entregársela. Me fui orgullosa, semi desnuda, con mi ropa entre las manos, hasta el baño para poder cambiarme. Sentí su mirada en mi cuerpo y me agradó sacar su desconcierto a primera hora. Fue divertido, en especial teniendo en cuenta que apenas pude pegar el ojo teniéndolo cerca. No me soltó en lo absoluto hasta que la alarma de mi móvil sonó. Asique me pasé dormitando y despertando cada cierto rato medio sobresaltada. Y a pesar de ello, el miedo absurdo me atacaba a veces por el sueño que desencadenó el inicio de la noche. Nuestros anfitriones nos despidieron amablemente a primera hora. Aunque noté cierta aspereza disfrazada de sonrisa de parte de Edith cuando nos marchamos. Aunque puede ser mi lado irracional que se pone irritante y paranoico cuando no he descansado bien. No soy una persona grata cuando no he dormido lo suficiente,
Despierto cuando alguien me toma en brazos. Abro los ojos para encontrarme a Luc cerca de mí. Me sujeta con fuerza mientras me saca del vehículo. —Sostente fuerte — murmura y cierra la puerta con la punta de pie. Apoyo la cabeza sobre su hombro, debajo de su mentón, aún somnolienta y le paso los brazos por el cuello. Me alza contra él, mientras avanza por el aparcamiento. Suspiro y cierro los ojos todo el camino hasta el ascensor y directo a mi piso. Estaba soñando algo bonito, lo sé porque algo cálido se expandió por mi pecho tan solo al abrir los ojos. Y no se debe sólo al hombre que me sostiene, sino porque realmente era una sensación agradable y hermosa…, como si no existieran preocupaciones en el mundo más que vivir el momento en ese prado con vistas a un lago y ese aroma a madreselva y vegetación húmeda que puedo sentir como si estuviera en ese mismo instante. Aún puedo jurar sentir el calor de la brisa revolver mi pelo y las manos fuertes sostenerme y balancearme. No sé qu
Me ducho en tiempo récord, me seco el cabello más rápido aún, lavo mis dientes y me hago una trenza recogida en la nuca, dejando algunos mechones sueltos alrededor de mi rostro. Me maquillo y voy directa a mi delicioso armario para vestirme. Si hay un lugar que me encante de mi piso, es esta habitación: tres paredes están cubiertas con ropa, separadas por ocasión. Una cuarta pared tiene bolsos y zapatos y en el centro hay un largo y cómodo sillón gris con cojines de pelo largo. Una vez que tengo el conjunto de ropa interior blanca, me pongo en la búsqueda de las prendas del día. Elijo una falda tubo de ecopiel, color verde pino, con botones delanteros y cintura en v, que llega un poco más abajo de mi rodilla, y un top blanco liso, con manga larga estilo gigot y con cuello sweetheart. Unos aretes ovales, una gargantilla y estoy lista… o casi lista, porque aún tengo una fila de tacones que ver. Me siento desafiante y quiero un calzado que vaya a corde. Tal vez algo en azul, como sus
Ha llegado una nueva clienta, bastante temperamental que nos ha dado dolor de cabeza gran parte de la tarde que pasa lenta y sin prisas. Es estricta, tiene un vozarrón fuerte y puede intimidar fácilmente con su mirada verde esmeralda. Por suerte, crecí con la maldad hecha madre y me crié en un ambiente donde si no aprendías a ocultar tus emociones y actuar con templanza, te aplastaban sin contemplación. Manejar a Georgia Moone no es nada fácil, pero logro seguir su juego y mantener a mis chicas lejos de su alcance. Lisa termina de subirle la cremallera del vestido, mientras que Tita llega con unos tacones de tiras y se agacha para ayudar a que la señora Moone pueda calzarlo. Cuando las chicas terminan, dan un paso atrás y dejan que ella se contemple en el espejo. Observa su figura alta y delgada, mientras pasa las manos por la tela de la falda lápiz ajustada y luego se gira levemente para mirar su espalda. Repasa cada detalle del vestido negro con diseño de piedras encrustadas y de c
Antes de que me dé la oportunidad de responder, mi madre acaba la llamada. Dejo caer el móvil sobre la mesa, sintiéndome derrotada. Las lágrimas de rabia pican tras mis párpados y tengo que tomar una gran respiración, para no echarme a llorar. No la necesito en mi vida. He estado bien sin ella desde que dejó de intentar moldearme a su imagen y semejanza. Desde que logré huir de su poder absurdo. Pero, aún así, sigue siendo mi madre y, por mucho que lo odie, sigue afectándome de alguna forma. Alguien toca a mi puerta y pocos segundos después se abre y la cabeza de Lisa se asoma. —¿Pasa algo? — pregunto despacio. Ella sonríe débilmente y termina de abrir toda la puerta, dejando a la vista a Luc sonriente y encantador que carga con una caja rosa en una mano y una mochila negra sobre el hombro. Me aparto del borde del escritorio donde estaba afirmada y lo miro atolondrada mientras entra. —¿Qué haces aquí? — pregunto asombrada. Lo vi esta mañana, cuando me vino a dejar a la boutiqu
Está petrificado frente a mí, con las pupilas ligeramente dilatadas y la mandíbula tensa. Ladeo el rostro y aleteo las pestañas lentamente con inocencia, ocultando mi diversión creciente. Ojalá tomara la iniciativa y me besara como anhelo. Que me tome como le dé la gana, mientras pueda tener su boca sobre la mía y el calor de su cuerpo explorando contra mí. Hago un mohín y recuerdo lo que dejó sobre la silla. —¿Qué hay en la mochila? — pregunto, señalando ligeramente con el mentón. Estudia mis ojos, antes de erguirse, separándose de golpe de mí y mostrándome toda su altura. Maldita sea, se ve delicioso con esa camiseta azul oscura, chaqueta de cuero que hace que su pecho se vea amplio y esos pantalones ajustados oscuros que se adaptan a su culo perfecto cuando me da la espalda un segundo y alcanza el bolso. —Para ti — dice, con voz ronca. Carraspea, limpiando su garganta y me mira con seriedad. No puedo evitar sonreír, y sin apartar la mirada risueña de él, abro la mochila y hurg
—Es una mala idea. Van a cerrar, no alcanzaremos a ver nada… — repongo, mientras paso las manos por mi cabello enredado. Estoy de pie a su lado, mientras él se quita el casco, yo doy un vistazo receloso al Museo Experimental de Música. Me encanta este lugar, he venido muchas veces con él, pero cierran a las seis en punto y con solo cuarenta y cinco minutos antes del cierre de puertas dudo que podamos disfrutar las tantas magníficas exhibiciones de este lugar. No es una cita de juegos muy agradable cuando se trata de andar apresurados. —Lo haremos, veremos algunas cosas y cumplirás tu parte del trato. Ahora, date la vuelta un segundo — lo miro suspicaz y él hace su dedo índice girar en señal para que lo haga —. Entre más demores, peor será. Déjate llevar. Suspiro y le lanzo un mirada cortante antes de darle la espalda. No sé si será peor, pero me siento bastante aprensiva al hecho que la ruleta señalara este lugar como primer encuentro y, sin saberlo, también arrojara un reto
¿Es que estoy puede estar más en mi contra? ¿Quién me mandó a meterme en este lío?—¿Perdón? — dicen ellos a la vez.—Que genial canción — respondo, volviendo a sonreír —. Me la sé. Puedo interpretarla, si estás bien con ello. ¿Es especial para ustedes? Intentando convencerme de no hacerle caso a mis pies de salir corriendo. Lucky es terriblemente reveladora. Básicamente es entrar al campo de tiro abierto, posando para ser la diana sin ningún tipo de protección. La chica asiente energéticamente. —Fue y es mi mejor amiga, aparte de mi novia. Fue nuestra primera canción también, así que sí, es tremendamente especial — confiesa con algo de timidez. —Eres tan dulce, pichón… — dice el hombre del teléfono, con claro tono burlón. —Soy cursi, vive con ello, entrometido — se ríe divertida. —Entonces, ¿está bien si la canto para ustedes? — inquiero, porque necesito estar segura. ¿Y si la convenzo de utilizar otra canción?—Estoy bien con ello — dice la chica y sonríe animada. Da un paso