9.3

Despierto sobresaltada y me incorporo en la cama desorientada, mientras me quito el pelo de la cara. Estoy jadeando por la falta de aire y me llevo una mano al pecho, mientras mi corazón galopa furioso. Sollozo con violencia y apenas puedo respirar debido a las lágrimas y el llanto desgarrador que me atenaza.

Duele. ¡Mierda!, esto duele demasiado.

Lloro a lágrima viva, mientras aprieto la mano contra mi pecho. Todo se vuelve a apretar, se estruja, se atenaza y se desgarra. Es como si alguien estuviera apuñalando mi pecho, múltiples veces y con mucha fuerza. Pero, ¿qué es esto? ¿Por qué duele algo que no es real? ¿Por qué siempre él aparece en mis sueños y por qué cada vez que despierto todo se resume en aflicción?

Atraigo mis piernas a mi cuerpo y escondo mi rostro entre mis rodillas, intentando amortiguar mi tristeza. Lloro lo que me parece una eternidad y descargo a sollozo vivo lo abrumada que me siento. Esto no está bien. Nada de este dolor está bien. Parece eterno en mi inte
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