Patrick sintió que se elevaba en el vehículo y luego sintió como su cabeza pegaba del techo del auto, luego una gran oscuridad lo envolvió por completo.Uno de los guardaespaldas, el que iba conduciendo con Patrick en la Hummer agarró su arma y trató de ver por los cristales lo que estaba sucediendo afuera. Por la ventanilla de atrás pudo ver como el segundo vehículo que los seguía se veía sometido a un intenso tiroteo.Miró a sus compañeros que aún estaban un poco conmocionados por la explosión y trató de reanimarlos.—¡Pete! ¡John! —los llamó sacudiéndolos un poco, ellos lo miraron con cara de confusión pero luego sacudieron sus cabezas y trataron de tomar sus armas y repeler el ataque.El chofer, que se llamaba Arthur, se volvió al asiento de al lado para ver cómo estaba el señor Hamilton. Vio que este tenía una herida en la cabeza de la cual manaba un hilillo de sangre, le tomó el pulso del cuello y se dio cuenta de que solo estaba desmayado, así que lo movió un poco y le dio unas
En el estacionamiento seguía desarrollándose una terrible batalla. Patrick, disparaba por la ranura de la portezuela hacia cualquier objetivo que se pusiera en la mira, pero estaba consciente de que no iba a resistir mucho si seguían atacándolos incesantemente.«¿Dónde demonios están los equipos de SWAT? —se preguntó— Ya deberían estar aquí»Lo que Patrick no sabía era que la encerrona era completa, la mente sagaz y macabra de Victor Case, el mercenario que había colocado la trampa en Grecia, donde había muerto Randall Hamilton, era la autora de la emboscada y la había planificado al milímetro.Mientras adentro los emboscaban de una manera bárbara, afuera había dos equipos de hombres con una ametralladora calibre cincuenta esperando a que llegara la policía o cualquier otro refuerzo. Estos se habían apostado en la entrada principal del estacionamiento mientras que otro equipo similar se había colocado en la entrada posterior, mucho más pequeña y que en muy raras ocasiones se usaba, p
Los tipos que custodiaban la entrada posterior al estacionamiento no supieron de primera mano, de donde venía el ataque, porque los disparos de Rachel habían sido mortalmente precisos. Dos de ellos cayeron bajo sus disparos y los otros se parapetaron rápidamente para no ser víctimas de los disparos.Rachel y los tres hombres que la acompañaban terminaron de bajar las escaleras, entonces el tiroteo se intensificó, haciendo coro a los disparos y ruidos que provenían del estacionamiento.Patrick, rodeado de sus hombres retrocedía sin dejar de disparar, su único escape era salir por la puerta trasera del estacionamiento, así que mientras respondía a los disparos de los atacantes retrocedía, y en un momento que se detuvo para cambiar el cargador de su arma, se agachó pulsó el botón del control remoto para abrir el portón de entrada.Cuando este comenzó a abrirse le gritó a sus muchachos que salieran rápidamente, todos se movieron rápidamente sin dejar de disparar dirigiéndose a la salida,
Patrick, después de defender a su esposa se soltó de ella para voltear hacia Brian.—Creo que voy a hacer caso de lo que me dijo Rachel —le dijo a su amigo— No debemos correr más riesgos innecesarios, nos retiraremos a un lugar apartado y seguro hasta que hayamos detenido al autor intelectual de esto.—¡Al fin! —dijo Brian sin ocultar su alegría, porque esa había sido su postura desde el principio, pero Rachel dijo que era mejor quedarse y luchar. Se alegraba que hubieran cambiado de idea— Me alegro mucho, te iba a sugerir un lugar espectacular.Patrick sonrió y buscó la mano de su esposa.—A ver —dijo— ¿De qué lugar se tr…?Patrick no pudo terminar la frase, un estampido sonó por encima de sus cabezas y Patrick se estremeció al recibir un certero balazo en el centro del pecho, cayendo hacia atrás y cortando de cuajo la frase que estaba pronunciando. Un terrible dolor le invadió el pecho y su mente se nubló al comenzar a desvanecerse.Por unos segundos, tanto Brian como Rachel, se que
El tío Buck llamó por la radio al teniente para reportar la muerte de los dos hombres que habían perseguido al francotirador.Los muchachos habían realizado varios disparos con sus ametralladoras, se veía una cantidad considerable de cartuchos percutados en la terraza. Eso quería decir que habían alcanzado al tirador, pero… ¿cómo los había sorprendido? Ellos no eran unos novatos, ambos tenían más de cinco años de servicio y eran bastante buenos.Eso le dijo a Buck que se enfrentaron con un profesional de la armas.«Un mercenario —se dijo a sí mismo— Y uno muy experimentado y ducho»Y tenía que haber sido, porque enfrentar a un par de agentes veteranos armados con ametralladoras no era una tarea simple, ni siquiera para otro agente. Este tenía que ser uno de esos tipos que habían vivido su vida entera luchando en decenas de peleas, regulares e irregulares.Buck saltó hacia el otro edificio, había solamente un metro de diferencia entre los dos.Allí vió las marcas de los disparos de los
Brian se acercó a Rachel en la salita de espera, había bajado a la cafetería del hospital para comprar café para ambos. Unas arrugas pronunciadas marcaban su frente en esos momentos de bastante tensión.Patrick había sido su amigo durante toda una vida, ya ambos habían rebasado la cuarentena por lo que estaban cerca de las cuatro décadas de amistad. Estaba tratando de permanecer optimista, pero los pronósticos no eran nada buenos, había estado conversando con los doctores de guardia y estos estaban al tanto de lo que pasaba en el quirófano.—Toma, Rachel —le dijo extendiéndole el vaso con el café— Si quieres comer algo puedo buscarlo, no sé, un sandwich o algo similar.—No, está bien, Brian —le dijo con voz suave— No tengo hambre, pero un poco de café me hará reponer un poco, me siento agotada.—Creo que deberías ir a descansar —le dijo y luego esbozó una media sonrisa— Pero sé que no me harás el menos caso, ¿cierto?—Ya lo sabes —dijo Rachel escuetamente.Brian se sentó en el mueble
Perlman no soltaba la mano de Ivonne y ella tampoco hacía esfuerzo alguno por quitarla de la posesiva mano del hombre. Ambos se miraban a los ojos, como tratando de mirar dentro de los pensamientos del otro, había como un aire de sensualidad y picardía entre ellos en ese momento.Hasta que sonó la puerta de las oficinas de Grassman. De inmediato se soltaron las manos y comenzaron a darse vuelta hacia donde estaba la puerta, en ese momento la figura de Alexander Grassmann se recortó en el marco de la puerta y miró hacia donde estaban los dos.—¡Ivonne! —dijo Grassman con un gesto de alegría— Menos mal que has bajado, pensaba enviar por ti, y Grant se me adelantó, por lo que veo.—En realidad no había subido aún hasta las habitaciones de la señora Ivonne —dijo Grant Perlman— Cuando me disponía a ir al ascensor ella salió de allí.—Por favor, señor Perlman —dijo Ivonne con su voz afectada— Ya le dije que me llame Ivonne, a secas.—Claro Grant —apoyó Grassman— Se pueden tratar en confianz
Rachel pegó un salto al escuchar lo que dijo la enfermera y Brian bajó la vista mientras tomaba a Rachel por el hombro para darle su apoyo. El doctor salió como una exhalación sin decir nada más.—Va a estar bien —dijo Brian casi que automáticamente, pero su voz tuvo una inseguridad que no pasó desapercibida para Rachel.Rachel no le dijo nada, pero sus ojos llorosos expresaban lo que no decían sus palabras.Estuvieron esperando por unos veinte minutos o más. Brian caminaba de un lado al otro en la sala de espera y Rachel solo apretaba las manos en su regazo, donde sostenía un delicado pañuelo de encaje que Patrick le había regalado en su cumpleaños.Al poco rato entró de nuevo el doctor Friedman, venía secando su rostro con un gran pañuelo. Al verlo Rachel se puso de pie de inmediato y Brian dejó su paseo para acercarse también.—No les voy a mentir —dijo sin ninguna introducción o saludo— Por ahora logramos sacarlo de la crisis, pero su corazón está muy dañado, necesitamos un milagr