En ese momento entraba tomando lugar en la barra, algo ligero y rápido, para volver a la oficina, había visto una agencia de viaje, entraría para mirar los planes, una semana o dos, era maravilloso el plan, tomaría fotos, visitarían pequeños poblados, cenas, vino, de paso podrían ir en auto de paseo, la idea sería renovar sus votos matrimoniales.
Una ensalada fue suficiente, pagaba la cuenta con rapidez, le daría el tiempo en la agencia de viajes.
Cruzando la calle tocaba a la puerta, unos pocos minutos después una amable mujer le atendía.
-Hola, bienvenida, pase usted-.
-Gracias…estoy interesada en su destino Italia, se ve atrayente-.
-Oh si, ocho días, con todo incluido, vuelos, hotel, traslado, y si desea algo más, puedo ayudarle-.
-Justo lo que busco, ocho días son perfectos, me gustaría alquilar un auto, sería interesante visitar alguna ciudad cercana, pasar una noche estaría muy bien-.
-Que afortunada, le tengo el plan ideal-.
-Sorpréndame-. Aida levantó las cejas
Un folleto se extendió ante el amplio escritorio con fotos del lugar, Aida miraba con bastante interés y detalle.
-Entonces le tengo el plan perfecto, cinco días en Venecia, tres días en Portofino…la Riviera Italiana, un pueblo encantador de pescadores, punto interesante para vacaciones en Italia de lujo, cuenta con numerosos restaurantes, boutiques, galerías de arte, tiendas exclusivas, alojamiento de calidad.
-Oh si, la Piazzetta, así se llama su plaza principal-.
-Exacto, podrás admirar el mar de Liguria y los lujosos yates anclados en el puerto, encantador este plan, le incluye hotel, traslado a Portofino, desayuno a la habitación, hay hermosos lugares que disfrutará-.
-Entonces hágame las reservas para dos, no se digas más, Italia allá vamos-.
Y echando a reír apuntaba sus datos para que todo quedara completado, una vez confirmado realizaba la reserva de vuelos y hotel.
-Bien señora Aida, tiene cinco días para cancelar este plan, por si quiere hacer algunos cambios en su ruta de viaje, vuelo y hoteles quedan perfectamente para las fechas que me ha dado-.
-Está todo bien-. Echaba un último vistazo a todos los detalles.
-Le aseguro que, aunque mi esposo no quisiera ir por supuesto que es broma, yo abordaría el avión sin pensarlo-.
-Le creo, sus ojos denotan que se ha quedado prendada del lugar-.
-No es para menos, es justo lo que quiero, así que mañana pasaré en horas de la tarde-.
-Le tendré todo listo-.
-Ha sido muy amable, me ha encantado, vendré seguido por aquí-.
-Muchas gracias, ha sido un gusto atenderle-.
Aida estrechaba la mano de la afable mujer, saliendo se colocaba sus lentes para cruzar la calle, era el regalo perfecto de aniversario.
Los días transcurrieron rápidamente entre trabajo, llamadas, preparativos, Keila llamaba a Horacio para confirmar esa noche la cena que tendrían previa al día siguiente.
-Entonces confírmame, ya sabes que iré con Michael-.
-Sí, ocho de la noche en punto, llega puntual-.
-Lo tengo agendado hace días, estaré en punto, quizás diez minutos que me retrase-.
-No es novedad-.
-Te amo hermanito, cuídate-.
Horacio dio una última mirada a sus documentos que estaban sobre el escritorio, eran las cinco de la tarde, ya iba de salida, quería estar en punto en el restaurante.
La noche llegó serena, elegantemente la familia hacia su entrada en el amplio salón, su mesa reservada hacia el fondo junto a los ventanales que daban a la terraza era formidable, tan solo faltaban diez minutos para que el reloj diera las ocho en punto.
Una brisa cálida en la gran terraza del hermoso restaurante entraba tranquila en la “Giovanna”, toda la familia se encontraba reunida en torno a la mesa adornada con un bello ramo de rosas al centro, luego las servilletas y tenedores perfectamente alineados.
-Es hermoso este lugar, oh…Horacio, has acertado en todo-.
-Todo para mi bella esposa esta noche-.
-Vamos papá, di la verdad, te lo tenías guardado hace tiempo-.
-Hermoso, elegante y sofisticado, no esperaba menos de ti-. Keila hacia su entrada tomada de la mano de su novio, quien esa noche vestía de traje gris oscuro, ella con un vestido azul oscuro a quien un hermoso collar blanco hacia resaltar.
-Keila cariño, estas hermosa-.
-Gracias mamá, bien familia les presento a Michael-.
-Es un placer conocerlos-.
-Igualmente es un gusto, soy Horacio hermano de Keila-.
-Un gusto, Keila habla mucho de su familia-.
-Espero que bien-. Kat reía mirándole con ojos fijos.
-Oh, si… me ha contado muchas anécdotas, sé que es una familia muy unida-.
-Y también de muchas reuniones, en especial a comer-. Martin soltaba la carcajada, ante lo cual Ciara afirmaba lo mismo.
-Gracias a todos por estar con nosotros en esta hermosa noche, a nuestros hijos, padres, mi querida hermana, así que levanten sus copas y digan salud!
-Por el amor, ¡Salud! - la voz de todos sonó al unísono, la música en el lugar amenizada por el piano inundaba el lugar, de pronto Horacio se colocaba en pie caminando hasta el lugar de los músicos, y allí de un momento a otro y sorpresivamente interpretaba una hermosa canción para Aida.
Al finalizar le leía unas palabras para la mujer que durante años le había acompañado, la mujer que amaba con todo su corazón, quien le había dado alas a cada sueño, construido una hermosa familia, y en los días oscuros había sido su apoyo incondicional.
-Por todo lo que hemos vivido; Feliz Aniversario mi vida-. Aida y Horacio se daban un beso con el cual todos aplaudieron con efusividad.
-Familia, quiero decirles que Michael y yo, pronto les daremos una grata noticia-.
-Hija, las emociones fuertes son siempre mejor pasarlas con un vino-. Katia miró a George guiñando su ojo derecho.
-Sí, mamá tiene razón-.
-Papá, paciencia, paciencia-.
La cena continuó entre risas, anécdotas de muchas cosas que a lo largo de los años habían vivido, la cena concluía con un postre de fresas, que los deleitaba a todos.
Saliendo del lugar se despedían entre sí, los abuelos fueron los primeros, querían descansar, era seguro que el siguiente día les esperaba una fiesta única e irrepetible, era la primera la segunda vez que festejaban de aquella forma, la primera fue cuando celebraron sus diez años de casados.
Keila se despedía de Horacio, Michael agradecía la noche estupenda que había pasado, tomando la mano de Keila se despedían.
Horacio y familia iban también rumbo a casa, quizás tomaría un café y a dormir plácidamente. Llegando a casa los chicos se despedían dando las buenas noches.
Horacio y Aida fueron directo a la cocina, un café no estaría mal, Aida preparaba las dos tazas humeantes de café, Horacio le dijo que se adelantaría la esperaba con el café.
-Tengo que hacer algo cariño, no tardes-.
Se dieron un tierno beso, mientras Horacio subía a prisa por las escaleras, Aida pensaba en como tomaría el plan del viaje.
El café estaba listo y su punto, subía con las dos tazas humeantes y al llegar las colocaba en la mesa de noche.
-Fue una noche maravillosa, aunque tengo una sorpresa para ti-.
Aida se quitaba sus zapatos que dejaba al costado de la alfombra, se soltaba el vestido para tomar una bata de seda cómoda que ahora la cubría. Horacio se desataba la corbata buscando su pijama azul ocre, la comodidad era alentadora después de un arduo día.
-Cielo, siéntate aquí cómodamente, te tengo una gran sorpresa-.
-Vaya cariño, siempre me sorprendes-.
Aida le hizo ademan que tomara lugar en el sofá ante lo cual Horacio se acercaba, ella le hizo ademan que cerrara sus ojos, sin ojos cerrados no habría sorpresa.
-Bien cariño ojos cerrados-.
Aida colocaba un sobre en sus manos, Horacio abría sus ojos, y miraba el sobre azul que había despertado totalmente su curiosidad.
-Ábrelo, te sorprenderás-.
Horacio abría el sobre, mientras miraba las fotos sorprendido, era de observarse que le había seducido cada detalle que ahora leía.
-Es magnífico-.
-Entonces… ¿Te gustó cariño? Aida esperó la respuesta.
-Déjame pensar…- Cerraba sus ojos por instantes, sonriendo.
-Sorprendido, me encanta la idea de irnos por varios días solos, completamente solos-.
La tomaba en sus brazos mientras sus bocas se unían en besos tiernos y apasionados, las últimas noches habían estado algo distantes, no era para menos, trabajo que adelantar, una que otra reunión, sus horarios habían estado algo cruzados, pero, jamás dormir sin quedarse abrazados. Los besos subían aquella pasión que los unía, se despojaban de sus ropas para quedar piel con piel.
-Señora Kent, un baño en la tina de espumas seria seductor-
-Oh, leyó mi pensamiento señor Kent-.
Y abrazados iban hacia su sala de baño
-Sorpresa señora Kent, esta tibio, con espumas, sales de baño, aceites, todo lo que desee-.
-Es justo lo que necesito-.
Entraban en la comodidad del agua que estaba tibia, acariciadora para una noche de besos-.
Se entregaban dandose al deseo, sus corazones latían fuerte, el amor seguía vigente, sus almas unidas se hacían una sola.
Unas horas después ya bajo sabanas y abrazados hablaban de sus próximas vacaciones las cuales llegaban en un momento propicio.
Aida apagaba la pequeña lamparita de la mesa de noche para quedar bajo el pequeño rayo de luna que se filtraba por las cortinas de la habitación, dándole un toque bastante enternecedor.-Creo que lo necesitamos, desconectarnos de todo, no tendré problema mayor, dejaré a Jim encargado del proyecto -.-Yo hablé con mi jefe, no habrá mayores inconvenientes, dejaré todo listo en una semana, portadas cubiertas, dos artículos que debo entregar, tendremos esos días sin llamadas de trabajo, imagino una que otra para los chicos, tus padres…--Entonces no se diga más cariño, iremos a renovar nuestros votos matrimoniales, alguna capilla en un lugar pequeño, discreto, solos tu y yo--Nuestra fiesta de mañana será perfecta, compartiremos con todos, señora Kent nos aguardan días de pasión, besos, aventuras, y mucho am
Katia miró de costado hacia donde Leila tomaba lugar en la pista, su mirada no dejaba de ver a Horacio, le daba la impresión que cierto mal se envolvía en el ambiente. Ambiente que parecía opacar esa noche, podía ser tan solo una leve impresión, Leila era amiga de la familia, compañera de Aida hacia un buen par de años, Katia conocía a su madre Olivia, solían verse de tanto en tanto.-Horacio, he notado que Leila te mira con ojos hermosamente llamativos, debes ser cuidadoso, lo noté, pero pensé que eran cosas de madre con algo de intriga, ya sabes uno ve cosas a veces donde no las hay, o hay cosas que no se ven objetivamente-.-Madre creo que son impresiones, no me interesa Leila en lo absoluto, pero estaré en alerta-.-Te haría bien que estes alerta hijo, un traspié siempre trae complicaciones en la vida-.En ese instante George se acerc
Tenía una extraña sensación de temor, se cuestionó por unos segundos mientras estacionaba el auto, podía ser por Leila, estaba seguro que deseaba tener una seria relación con ella, aunque ella le generaba aquella extraña sensación,se sentía feliz, casi que no lo creía, pero sin embargo aquellos pálpitos fuertes estaban allí, sin irse, sin ausentarse, --La felicidad también da pálpitos…Pensaba-.Desde la primera vez que le conoció le gustó de tal manera que se quedó prendado, siempre que se cruzaban en algunos eventos o lugares, ella le miraba con aquella picardía, con aquellos ojos que le sugerían más, ahora era real, mejor dejar los pálpitos y ser feliz, había aguardado tanto tiempo por este momento y ahora se presentaba, como si todo estuviera hecho para que fuera as&iacu
Leila despertaba con rapidez mirando su reloj en la mesa de noche, las copas de la noche anterior fueron demasiadas, más de una botella.Caminando a paso algo lento, llegaba al baño en el instante que cerraba la puerta, miró de reojo hacia la cama, Jim dormía profundamente.En que estaba pensando en invitarle a su cama, estaba loca quizás.Se quedaba sentada allí mientras sentía como descansaba su vejiga.Se lavaba las manos, recogía su cabello para ir directo a la cocona por una buena taza de café.Colocaba la cafetera y esperando tomó lugar en uno de las sillas de la barra, entre las cosas que recordaba, tenía presente la pasión, el placer y los deseos con los cuales habían hecho el amor, no ocultaba que era atractivo, sensual, y muy pasional…ella también lo era, pero no era más que un deseo carnal que pensaba seguir mientras todo siguiera.Le gustaba Horacio, era algo que la estremecía de pies a cabeza, no podía mantener por mas tiempo su fidelidad por amistad, su objetivo era desf
-Oh que exquisito día que hemos pasado, la verdad sea dicha que todo te quedó de maravilla hija mía, pasado mañana volveremos a casa, y dos días después nos iremos de crucero con Marla, al final esta inquietante mujercilla me ha convencido, aquí ya terminó nuestro viaje de aventuras, así que hija fue maravilloso compartir en familia-.-Mamá tengo que hacerte una confesión-.Todos miraron a la pareja con curiosidad.-Nos tomaremos un año sabático para viajar, y regresando nos casaremos, estamos comprometidos oficialmente, en este viaje iremos a casa de los Dublín, padres de Michael para visitarles… mi anillo de compromiso señoras-. Extendía la mano con una gran sonrisa.Los aplausos y abrazos surgieron, Kat estaba feliz aquella noche, la felicidad visitaba su familia, sus hijos estaban con las personas que habían escogido para pasar el resto de sus días, era motivo para brindar y desear lo mejor, era motivo para no preocuparse de algún viento gris en el horizonte de sus vidas.George f
Kate y George se despedían con miles de abrazos y besos para todos, Marla cerraba su cosmetiquera revisando que nada faltara. Los días habían pasado a velocidad.-Todo está en orden…cariño deseo que tu viaje sea placentero, y lo importante…felicidad-.Horacio y Aida despedían a sus padres respectivamente, quedando en verse nuevamente en unos meses, Kate, había dado un giro a su look, corte nuevo, color.-Te ves hermosa mamá- Keila abrazaba a su madre.-Tu padre esta de seductor-.-Eso es perfecto, tendrán mucho tiempo en el crucero para jugar a perseguirse por todos los rincones-.-Es un divertido juego-.-Hijo cuídate… te llamaremos desde el crucero, aunque tan pronto estemos en casa te avisaremos que llegamos bien-.-Eso me deja más tranquilo, igual llama por el camino…mamá te extrañaré mucho, me harás una enorme falta-.-Cariño…. En pocos días ya ni te acordaras de nada, estarás rumbo a tus codiciadas vacaciones, y ni echarás de menos a esta vieja gruñona-.-Ni digas eso en broma m
Horacio reaccionando de manera algo abrupta soltaba a Leila.-Esto es nefasto Leila, estoy en mi oficina-.-Y eso lo hace más excitante Horacio, es así, nada está mal, es un romance pequeño, no pasará más allá de esto, ven aquí-.Su blusa era soltada por sus manos, ella se acercaba de aquella manera tan seductora y voraz que le hizo cerrar los ojos, en ese instante el timbre del teléfono le traía al presente.Abrió sus ojos de golpe, Leila venia hacia el para tomar la copa de sus manos, en aquel instante Horacio miraba su traje, y la veía ahora con verdadero rostro de asombro, ella estaba vestida, su cabello en orden…cuando hace solo unos minutos estaban en una escena totalmente indecorosa, había algo en ella que le atormentaba los sentidos, ya hasta tenía alucinaciones, esas eran de temer podían llegar a volverse una completa realidad.Horacio le dejó la copa sobre la mesa, para caminar hacia su escritorio con rapidez, su rostro había dado un cambio de expresión.-Horacio… ¿Te siente
Kat y George bajaban sus maletas, colocando en orden algunos paquetes, la casa era hermosa, amplia, con iluminación, acogedora, y con sus grandes espacios verdes, tenían una hermosa huerta, un vivero y un estudio armado al fondo para Kat, le gustaba pintar en sus ratos libres, la verdad era que tenía el talento, sus cuadros plasmaban cada detalle con sumo cuidado.Marla y su marido, estaban acomodando sus maletas en la habitación de huéspedes, tenía un balcón amplio y con una vista increíble.Marla tomaba un confortable baño en la amplia tina, las salas, y la espuma lograban darle ese confort, su esposo estaba en la terraza platicando con George, en dos días ellos estarían en un crucero fabuloso, un viaje necesario.Kat se había colocado un holgado vestido y se encontraba preparando la cena, no llamaría si no hasta el siguiente día, George había hablado con Keila para decirle que estaban en casa.La pasta emanaba un olor exquisito. Mientras hacia la salsa y cortaba el pan, un pensamie