Úrsula abrazaba a Calvin quien, en un intento por mantenerse calmado en la sala de cine, miraba su teléfono para entretenerse en tonterías.
-Clavin- La voz de Úrsula era un susurro. -Concéntrate en la película, desde que empezó ni le has prestado atención.
-Úrsula es una cursilería, ella está a punto de morir, así que lo mejor que puede pasar es que descanse en paz- Dicho esto hacia señal de persignarse con su mano derecha.
-Calvin deberías tener algo de respeto, así sea una película…es una historia real…tan real como la nuestra, solo que no me estoy muriendo y tú eres casado, eso sí…en vías de divorciarse nunca-
-Te crees la perfección en pintura, siempre lo mismo Úrsula, si gustas hasta aquí llegamos-.
-Calvin cariño, no te molestes conmigo-.
-Ya te dije que las cosas con calma… si no la tienes entonces busca otro-
-No…no volveré a molestarte-. Úrsula se acomodaba en la silla, en aptitud de distancia de Calvin, su rostro se tornó inexpresivo, con una mirada que en realidad era hacia el vacío, porque no enfocaba en especial nada, absolutamente nada.
Calvin era astuto y sabía que no podía darle espacios a que Úrsula se molestara, o lo peor aún, se distanciara acosada por aquella sensación de arrepentimiento y culpa y corriera a hablar con Madelin.
-Úrsula perdóname, sabes que estoy perdidamente enamorado de ti, solo que me colocas en una posición algo difícil, sabes que Madelin no quiere el divorcio, y me esta sobornando, pero claro…no podía decírtelo, no quería que te colocaras a la defensiva con tu prima, ni que dejes de verle, pero es verdad, tu prima la buena, la intachable sufrida, me chantajea con dejarme en la calle, es más esta mañana tuvimos una discusión, porque le pedí me dejara libre…-.
-No sabía que las cosas estaban difíciles, aunque la vi muy tranquila hoy que nos cruzamos unos minutos, la veo tan lejos de saber en qué andas, que es un comentario algo extraño-.
-Mira Úrsula piensa lo que quieras, Madelin es una persona que no demuestra todo lo que es, así que mejor quédate viendo tu escena de romance y lágrimas, la verdad me aburre, después no digas que no salimos, que no comparto contigo, hice un gran esfuerzo de venir esta noche, tenía miles de cosas que hacer-.
Abandonaba la sala de cine con bastante fastidio, una vez fuera del cine se dirigía a su coche.
-Calvin, llévame a casa, ni creas que voy a irme sola, si no quieres que te haga un reclamo en tu casa, delante de tu familia, será mejor que me lleves a mi casa-.
-No me amenaces Úrsula-.
-Entonces tomaré un taxi, puedo pagarlo, a esta hora aun Madelin esta despierta…un café me vendrá muy bien-.
Calvin se aproximaba a paso rápido a Úrsula.
-Vamos… ¿Pensaste que era cierto que te dejaría aquí sola? No seas tonta…creo que yo no soy el hombre que tú necesitas, quizás estas perdiendo la oportunidad de conocer alguien mucho mejor-.
-No digas eso Calvin-. Úrsula le abrazaba, no podía vivir sin él. Le amaba de verdad, no era una invención. Sentía que su corazón se partía en dos cuando él hablaba de terminarla.
Llegaban a casa de Úrsula, ella se acercaba para besarle.
-Aquí no podemos estar en estas escenas, así que ve mañana a la oficina, podemos pasar un buen rato juntos…-. Úrsula le miró con aquellos ojos que sencillamente se conformaban con lo poco, en realidad migajas.
-Te deseo una feliz noche cariño, mañana nos vemos-. Úrsula bajó del auto, entrando en casa se despedía agitando su mano.
En el camino Calvin se soltaba su corbata, Úrsula era una verdadera pesadilla, una completa tonta, y una ilusa. Se reía para sus adentros, encendía el cigarro para relajarse.
Cuando llegaba a casa era pasadas las diez de la noche. Abriendo la puerta descubrió que Pamela aún no se había ido a dormir.
- ¿Crees que la luz me la regalan? Apaga todo y ve a dormir, se supone que madrugas a estudiar-.
-Papá, escuchaba un poco de música, es que en el campamento nos regalaron un cd, y mamá dijo que podía escucharlo, no estoy gastando luz, no seas exagerado, es una pequeña lampara de mesa-.
-No me interesa si es luz de lampara, acuéstate, hay que madrugar-.
-Es viernes, no tendré clases, mañana iremos a un ensayo de la banda-.
-Mas te vale que traigas buenas notas-.
Cerraba la puerta con algo de fuerza. Seguramente Madelin, le reprocharía como siempre.
-Hola, llegué tarde porque se me presentó algo a última hora, pero si deseas…solo si deseas, puedes levantarte y atender tu esposo, traigo un hambre voraz, claro que eso si es que lo quieres hacer-.
-Calvin, buenas noches, mañana tengo que ir a buscar unos documentos, madrugaré…tu cena está en el horno, no hace mucho la calenté. Puedes servirte tú mismo…buenas noches-.
-Bien, veo que estas molesta por no llevarte a ver tu película, otro día será-.
La camisa de Calvin era arrojada sobre la silla del comedor,
-Me acostaré, deseo que descanses-. Y dicho esto apagaba la lamparita de su mesa de noche, cerrando sus ojos, se entregaba al sueño.
Madelin soñaba con un camino que le conducía a un gran jardín lleno de flores blancas, tan hermosas, tan tranquilas. Ella no podía decir lo mismo de su vida.
Los huevos revueltos con salchicha estaban en su punto, Madelin le servía a su hija el desayuno acompañado de una porción de fruta, ese día en la tarde le llevaría al salón de belleza. Un corte en las puntas le sentaría bien, ese día su turno terminaba seis en punto.
Madelin empacó para su hija un exquisito almuerzo, irían a una actividad del colegio, y estaría de regreso a las cinco y media. Se sentía esa mañana extraña, cansada y agotada, ante lo cual Louis le indicó que fuera al médico, eso no era normal.
Miró a Mai quien agitaba su cola, ante lo cual le daba una galletita al abrirle la puerta de la cocina, le hizo señas que le esperase fuera.
El huraño Calvin no demoraría en hacer su aparición en la cocina.
Y es que parece que su mente lo hubiera percibido, porque ella que cierra la puerta y gira para darle a su hija su lonche, y Calvin que ingresaba a la cocina.
-Buen día, espero buenas notas tuyas, y que contribuyas en esta casa con algo, vete a buscar algo que hacer-.
-Papá, eres ofensivo-.
-Soy como me da la gana, es mi casa, si no te gusta búscate un marido-.
- ¡Calvin basta! No pienso permitir que insultes a Pamela, mucho menos que la empujes a buscar un marido, ella está en edad de buscar su futuro, estudiar y tener éxito en su vida-.
-Claro…supongo que no deseas que sea una fracasada como tú, cual mayor logro es ser una simple señora en la estafeta de correo-.
-Yo no tuve oportunidades, pero Pamela las tendrá-.
-Sueñen las dos-. Comenzaba a desayunar. Pamela le hizo un gesto a su madre que no le prestara atención, ella se marchaba ya. Se verían en el correo. Después harían sus compras juntas.
En la puerta principal le esperaba Brandon, compañero de clase, vivía enamorado de Pamela, se habían criado desde muy chicos, vivía a dos cuadras de allí. Era sobrino de Edna, un buen chico, guapo, apuesto, inteligente, con muchas aspiraciones, sus padres eran detectives de homicidios.
Pamela vivía suspirando por Darel, un chico que era del equipo de baloncesto, rico, hijo del senador Meyer, su madre empresaria de la moda, vanidosa, creída y soberbia.
Pamela le contaba a Brandon que esa tarde Darel jugaría y ella iría a verle.
-La verdad él no te merece, solo vive de su físico y nada más-.
-Pero es lindo y me encanta, solo verlo te roba suspiros-.
-Bien, pero a mí no ha robado ningún suspiro-. Reía con aquella sonrisa hermosa. Brandon le tomaba del brazo para agilizar su paso, en su interior tenía un sentimiento hacia ella, aunque ella suspirara con el más superficial.
Edna estaba en cama con un tremendo resfriado, tomaba su teléfono para ver las llamadas perdidas y mensajes.
Llamadas perdidas de Madelin, varias por decirlo de mejor manera.
Se incorporaba en cama para tomar el té que su madre le traía.
-Gracias mamá, llamaré a Madelin debe estar preocupada, mira-.
El teléfono indicaba unas cincuenta llamadas perdidas.
-Mejor comunícate con ella-.
-Lo haré, ahora que me sienta un poco mejor, le llamaré-.
Edna buscaba las pastillas en su bolso con suprema urgencia, quería superar el resfriado e ir a casa de Madelin, las llamadas correspondían a algo urgente, Madelin no insistiría si fuera una trivialidad.
Madelin terminaba su turno en la estafeta, iría con Pamela al salón, luego tomarían algún helado, quería compartir con su hija, en casa nadie le esperaba más que Mai quien siempre tenía aquella propiedad de ser un amigo fiel, leal, siempre le esperaba. Madelin se miró al espejo, su rostro lucía algo pálido, así que un poco de color le daría vida. Pero esa noche hablaría con Calvin, una seria conversación, como ya le conocía, él haría todo lo imposible por evitarla. Calvin siempre tenia las excusas perfectas, y las respuestas preparadas.
El día domingo como de costumbre Madelin despertaba seis en punto, asistía con puntualidad al servicio de la mañana, ese momento de paz y comunión le daba las renovadas fuerzas para seguir adelante, últimamente el dolor en algunas zonas de su cuerpo se intentaba agudizar, pero no sería el motivo que ella faltase al servicio. El reverendo Jake y su esposa Mía, eran dos personas agradables, serviciales, y siempre al tanto de todos, eran alrededor de trecientas personas quienes asistían a los servicios de la mañana, luego siempre se ofrecía un desayuno, allí podían hablar y compartir de sus experiencias y situaciones.Edna se sentía mucho mejor, y asistiría también, le había telefoneado para decirle que almorzaran juntas. Pamela era del coro de la iglesia, ese día cantaría como solista. Madelin se sentía feliz, allí estaría con su amiga un buen par de horas.Esa mañana estuvo el sermón como hecho para ella, el reverendo había dado su sermón sobre el amor, el amor que podía perdonar, que
Varios días transcurrieron desde aquel domingo en familia, Úrsula pasaba alguna tarde por casa para saludar, siempre era quien tomaba la iniciativa de preparar el café, hasta ofrecerse para quedarse a preparar la cena.Madelin viajaría con Edna a Austin para su chequeo médico, pero por alguna razón su madre estaba llegando a casa, ese era el mensaje que Pamela le daba, aún tenía tres horas disponibles antes de viajar, irían en su auto, Mai las acompañaría, seria bien recibido en casa de su hermano y su esposa.Sus pequeña maleta y bolso de mano con todo lo necesario estaba listo, Pamela en esos días estaría con la abuela, estaría tranquila, igual el viaje solo tomaría dos días.El timbre sonó y Pamela dando dos saltos de alegría abrazaba la abuela.-Abue…que bien que decidiste venir, así me harás pastel de zarzamoras, es mi preferido-.-Oh, querida claro que sí, pero eso sí, no creas que te escaparás de lavar los platos y dejar la cocina impecable-.-No cambias abue.-.La mujer soltó
Madelin caminaba por el amplio pasillo de la clínica acompañada de Edna, solo tendrían que esperar tres pacientes para su turno. Podían ir por un café y alguna galletita, estas eran una completa tentación para Madelin.Edna hacia el pedido conocía de sobra los gustos de su amiga, las galletas estaban recién salidas del horno y el olor a coco, canela, vainilla, inundaba todo el lugar. Madelin miró su reloj, estaba segura que en pocos minutos le llamarían.-Edna, gracias por este exquisito café, las galletas son cortesía-.-Es grato saberlo…-.Caminaron sonriendo hacia la sala de espera y tomar sus lugares, la enfermera ingresaba al consultorio, al cabo de diez minutos invitaba a Madelin a seguir.-No tardaré-.-Entraré contigo de ser necesario-.-Quédate tranquila, es solo una cita de rutina-.-Eso dices siempre-.-Porque siempre es así…creo que quieres controlarme y no lo permitiré-. Le miraba con aquella seriedad…para después soltar una risa que logró hacerle escupir el café a Edna d
Calvin miró a Úrsula mientras su voz era algo tensa. La conocía bien, siempre buscando oportunidad de algún numerito de esos característicos de ella.-Gracias Úrsula, siempre tan atenta y amable-.-Haré el almuerzo-.-Vaya que ayuda la que me brindas, iré por unas cosas para la ensalada, ahora regreso, puedes ir adelantando-.-Claro tía-. Sonreía con aquella picardía tan suya, inocencia y juego en su mirada, como en sus palabras.Calvin tomaba el periódico para darle un vistazo a los clasificados, deseaba encontrar un lugar más grande para mudar las oficinas de Victoria, cada día llegaban más clientes, nuevos proyectos, y requería una bodega, su oficina también estaba sujeta a cambios.-Bien Úrsula espero que cocines algo delicioso…me iré al estudio a leer mi periódico-.Ella le salia a su encuentro.- ¿Dónde crees que vas? -.-A leer, hay que estar atento a las noticias ¿Qué, no lees noticias? -.-Claro que no, son tristes y caóticas, no me gustan-.-Deberías alimentar tu cerebrito c
Madelin acomodaba algunas cosas esa mañana en el refrigerador, eran las seis en punto. Su madre y pamela dormían plácidamente.Su maleta estaba en el vestíbulo aun sin ser llevada a la habitación, para sorpresa de ella notó que Calvin no estaba en casa, no era extraño para ella, siempre encontraba alguna excusa de peso para tales ausencias a ciertas horas.Pero llegaría a solicitar desayuno, ella preparaba su almuerzo, los días de placidez habían terminado.Las palabras del buen doctor le resonaban en sus oídos, debía tomar decisiones drásticas y medidas extremas sobre sí misma.Pasos silenciosos en la cocina le hicieron girar con serenidad.-Madelin que bueno que estás de regreso, no te imaginas estos días, tu marido pobre…tuvo que trabajar tanto este fin de semana que debió quedarse dormido en su oficina anoche, bien Madelin te estaba esperando, quiero saber si iras a ver a tu padre, en cualquier momento podría detonarse algo, y ya sabes…-.-Madre eres asombrosa, lo primero que espe
La semana transcurrió sin muchas novedades, salvo, aquella carta que tenía en manos, dos días atrás, su padre le había escrito, no podía evitar sentir la curiosidad de leerla, pero a la vez no se sentía capaz de hacerlo. Aunque era mejor saber su contenido, comenzaba a abrir el sobre cuando la llamada en la estafeta detuvo sus manos, tomaba la llamada.-Buenas tardes estafeta de correo Victoria Texas, ¿En qué puedo ayudarle? -.-Si, buenas tardes, por favor deseo tener información sobre una carta que recibí-.-Bien, cuénteme al respecto-.-Soy la persona que perdió a Mai hace un tiempo, así que en la carta dice que está a salvo-.-Oh, ya veo…por supuesto, le daré la información, Mai estaba en la carretera y yo lo encontré, ahora está viviendo conmigo. Pero cuando guste puede venir por él, será triste despedirme, pero me alegra que se reencuentre con el-.-Estaré el fin de semana en Texas, ahora estoy en los Ángeles, pero viajo el viernes ¿Le parece bien darme una hora y donde puedo ir
En la estafeta Madelin adelantaba el libro de recibos, una mañana con bastantes cosas, correos para entregar, paquetes y sobres.Por suerte era viernes y pronto llegaría el domingo, ir a la iglesia le reconfortaba.Pamela asistiría al cumpleaños de Paty, una de sus compañeras, el hecho que Brandon estuviera en dicha fiesta le daba tranquilidad, Calvin al final no había viajado, así que estaría el fin de semana entero en casa.En aquel instante se quedó mirando hacia la amplia ventana, Úrsula caminaba en dirección a la oficina de correo.Algo extraño en aquel momento, ingresando titubeaba por algunos segundos.-Madelin…que sorpresa verte, no estaba segura que estuvieras de turno-.-Hola Úrsula, ya casi saldré, la mañana transcurre a prisa-.-Necesito enviar unas cartas…tía Cori pasó a verme, llevó varias pinturas, creo que hará una remodelación en su casa, me pidió que fueras conmigo almorzar hoy-.-Lo siento, no puedo, debo hacer unas compras-.Madelin tomaba las cartas de mano de Úrs
Rick lanzó una carcajada al mismo momento que le daba un toque de fijador al cabello de Madelin.-Los dos exageran, no suelo sentirme así, pero es lo que me apasiona, aunque eso me coloca en desventaja con mis padres-. Colocaba el fijador sobre el tocador.-Eres increíble, por eso te admiro, siempre te he admirado-. Fred lanzaba una cálida mirada a Rick.-Yo creo que ustedes dos se colocaron de acuerdo hoy, están empalagosos de halagos-. Rick le indicaba a Fred una revista para que echara una mirada, quizás le gustaría algunos de los cortes que estaban de moda. Madelin extendía su tarjeta para el pago, ante lo cual Rick se acercaba a la caja para realizar la operación.Rick se había dado a conocer logrando ser solicitado por artistas, cantantes, y personalidades del espectáculo, pero la insistencia de sus padres le obligó a regresar, razón por la cual compró una propiedad a un precio muy bajo, logrando hacer realidad uno de sus sueños, su salón de belleza en la primera planta, con su