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Capítulo 5 Los Hechos

El día domingo como de costumbre Madelin despertaba seis en punto, asistía con puntualidad al servicio de la mañana, ese momento de paz y comunión le daba las renovadas fuerzas para seguir adelante, últimamente el dolor en algunas zonas de su cuerpo se intentaba agudizar, pero no sería el motivo que ella faltase al servicio. El reverendo Jake y su esposa Mía, eran dos personas agradables, serviciales, y siempre al tanto de todos, eran alrededor de trecientas personas quienes asistían a los servicios de la mañana, luego siempre se ofrecía un desayuno, allí podían hablar y compartir de sus experiencias y situaciones.

Edna se sentía mucho mejor, y asistiría también, le había telefoneado para decirle que almorzaran juntas. Pamela era del coro de la iglesia, ese día cantaría como solista. Madelin se sentía feliz, allí estaría con su amiga un buen par de horas.

Esa mañana estuvo el sermón como hecho para ella, el reverendo había dado su sermón sobre el amor, el amor que podía perdonar, que podía pasar la hoja, aquel que dada sin esperar nada a cambio.

Cuando llegó la hora del coro hacer su entrada, veía con ojos relucientes a Pamela, aquella versión de “Oh happy days” le había hecho llorar. Edna le abrazó con cariño, al tiempo que miraba a Brandon a quien consideraba como su hijo, sus padres eran detectives, siempre estaban viajando, o en sus trabajos, Edna lo había criado, no era solo un sobrino, era como su hijo. Él siempre le llevaba a las reuniones de padres, siempre en los deportes presentes, en todo momento, mami, como solía decirle, estaba presente.

Eso producía que su hermana se colocara celosa, Brandon se dirigía a su madre por su nombre. Total, Edna era quien le había criado, y Janet estaba agradecida, sin su ayuda su carrera no hubiera despegado.

Cuando terminaba el servicio fueron hasta la cafetería, Pamela y Brandon, se unían a un paseo en bici con los demás chicos del coro.

Las dos amigas tomaron lugar en las cómodas sillas del café.

-Madelin, algo te inquieta, así que no puedo esperar más, cuéntamelo todo-.

-Es solo una pequeña tontería… ¿Crees que Pamela estaría bien con sus tíos? Quiero que vaya a la universidad, no deseo que se quede en la estafeta de correos-.

- ¿Y porque piensas que lo haría? Esa atrevida chica tiene aspiraciones-.

-Pues estaré tranquila, sé que le gusta la fotografía, pero quiero que estudie una buena carrera, a lo mejor escoja…-.

-Escogerá lo que le guste, es buena para enseñar, quizás sea maestra, o bióloga marina, quizás enfermería, o medicina…en fin lo que escoja será lo mejor para ella… ¿No piensas así? -.

-Si, tienes razón, lo que ella decida estará bien ¿Sabías que el diseño de modas es algo que siempre le encantó? Me gustaría que hiciera lo que mejor se le da-.

-Brandon quiere ir a “Le Cordon Bleu” en Madrid; desea obtener, el Grand Diplöme, y estoy segura que lo podrá lograr, es el programa más completo y con mayor reconocimiento en la actualidad, está compuesto por el diploma de cocina, y el de pastelería,, podrá dominar ambas disciplinas, Brandon es habilidoso, disciplinado, ha hecho varios cursos, pero nada comparado con el hecho que estudie allí, es un chico creativo, y sé que le irá bien. Sus padres lo apoyan, nuestra bella Pamela puede estudiar diseño, y Brandon convertirse en todo un chef, se harían compañía, Pamela puede buscar una beca, es excelente estudiante ¿Qué piensas Madelin? -.

Pero Madelin miraba en aquel momento al jardín de la iglesia.

-Pienso las horas invertidas en el jardín, las flores son hermosas… dejaba escapar un suspiro. -Pamela puede lograrlo, si se lo propone lo hará-.

-Estará bien cariño, al final todo se resume a un principio, crecen, y se marchan de casa, crecen asumiendo sus vidas, Brandon tendrá un bonito futuro, estoy segura totalmente, convencida y nadie me quitará este pensamiento, sus padres solo viven para su trabajo, creo que les falta comunicación, afecto, cariño, la profesión parece hacer tu efecto contrario…en fin, pero el tema que nos trae aquí no es ese…¿O sí?-.

-Iré a un chequeo médico, últimamente mi agotamiento suele ser muy abrumador, ya sabes…algunas vitaminas y reposo harán lo suyo-.

-Mi trabajo como tu amiga es estar contigo, así que dime ¿Cuándo es la cita? -.

-Será en una semana, el día viernes a las cuatro de la tarde, nos podemos quedar y retornar el sábado. ¿Podrás? -.

-Por una amiga como tu…disponible siempre-.

Al salir del café las nubes ocultaban el sol, Edna tomaba un cigarro y lo encendía ante la sombrosa mirada de Madelin.

--Jajaja…no te extrañes tanto, tengo mis vicios, sé que debo mandarlos al calabozo, pero querida… ¿Quién es perfecto en esta vida? -.

-Diremos, nadie…. absolutamente nadie-.

Tomando las llaves del auto de su bolso de despedían con un abrazo, Edna miró por segundos el auto mientras se alejaba.

-Está pálida, cansada, extenuada, algo está pasando en su casa, ese desdichado de Calvin que no cambiará nunca, me pregunto ¿En qué hora se convirtió en el monstruo que ahora es? -.

Sacudía sus cabellos, el reverendo y su esposa venían hacia ella, antes que notaran, arrojaba el cigarro, y tomaba una menta de su cartera de mano. -Aliento fresco, palabras frescas-. Reía con sarcasmo. Aun el reverendo no era perfecto y su atractiva esposa tampoco.

Madelin giraba a un costado de la carretera, por un extraño motivo, tomaba el camino al cementerio. Al llegar notó algunos que visitaban las tumbas de sus parientes. Las flores adornaban mientras podía apreciar las lágrimas que rodaban por sus rostros. Se quedó allí prendada de aquel momento, prendada de los momentos que ella misma tenía presentes, sus abuelos habían partido, su padre ya no estaba, pero su madre era una distancia la cual a veces no comprendía del todo bien.

La vida misma daba y por momentos quitaba, Madelin respiró, la lluvia comenzaba poco a poco, mejor ir a casa, Calvin estaría hecho una furia.

Se alejaba del lugar con aquella sensación de tristeza, con aquel sinsabor en su boca, con las emociones encontradas y los sentimientos remolcados. Condujo a casa sin prisa alguna, no sería un domingo en familia. Solo un domingo más en el calendario.

Aparcaba su auto y notó que tenían visitas en casa, un mal día para tenerlas, quería comer algo e ir a su habitación a descansar.

Al abrir la puerta notó que las voces provenían de la cocina, al llegar la sorpresa fue algo abrumadora.

-Prima, que suerte que llegaste, ya estaba por irme…cociné algo para todos, un estofado de pollo, pastas, ensalada… ¿Qué te parece? -.

-Que sorpresa, no debiste molestarte…gracias-.

Madelin tomaba lugar en el comedor, Calvin colocaba la mesa, habló sobre el viaje que haría en la semana, debería supervisar unos trabajos, y le tomaría dos o tres días, además el negocio comenzaba arrojar sus frutos, dos casas estaban listas para cerrar la venta, una buena noticia sin lugar a dudas.

-Espero que mi esposa esté feliz, es bueno para la empresa… ¿No crees? -.

-Si, es bueno-.

Madelin lo miró algo desconcertada, ¿Desde cuándo acá, Calvin colocaba la mesa, y ayudaba a cocinar? No recordaba algo parecido a la escena frente a sus ojos, pero no quiso decir nada, no generar un clima tenso ya era buena decisión, se divertiría también con el escenario que todos de una u otra manera actuaban. Ella seria también un personaje, esta vez haría de esposa serena y tranquila.

Úrsula colocaba los platos en el comedor, una amplia sonrisa que traspasaba todo el ambiente ¿Tanta felicidad le producía cocinar? No estaba segura, pero lo tomaría como un sí.

Hizo que todos se tomaran de las manos para la oración de gracias, al finalizar un amén hacia el cierre.

Pamela ingresaba en aquel instante con Brandon.

-Qué bueno que llegaron a tiempo, pasen a la mesa-. Úrsula estaba ese día feliz, como nunca antes Madelin le había visto.

-Querida, todo está delicioso, es bueno contar contigo-.

-Claro…cuando gustes puedes llamarme…no sé qué piense Calvin…pero será un gusto ayudarles-.

-Por mi está bien Úrsula, además serias buena compañía para mi Madelin, su vida solo gira en torno a la estafeta, clientes, e iglesia, es una pena podríamos aprovechar el tiempo como una bonita familia, y por cierto…recuerda que eres parte de esta casa-.

-Calvin tantos halagos…terminaré ruborizándome-. Úrsula suspiró.

-Merecidos… ¿Qué piensas tu cariño? -.

-Muy merecidos-. Madelin sintió que algo no encajaba ese día, pero para que hacer preguntas, algunas ni respuestas tenían, otras quizás serian confusas respuestas, además no tenia deseos de gastar energía en ninguno de los dos, Úrsula con aquella generosidad repentina, Calvin con una hipocresía tan genuina que ni el mismo podía creerse tanta basura que hablaba, eso era lo que Madelin pensaba.

Los chicos hicieron comentarios sobre la universidad, Calvin intentó molestarse cuando Pamela dijo dudar entre estudiar diseño de modas, o biología marina, pero Madelin dio un giro a la conversación.

Los hechos hablaban por si solos, era una familia totalmente disfuncional, el amor era fingido, por lo menos sabía que ese Calvin tan amable, sutil, y de palabras generosas, no era más que una actuación. Úrsula parecía ser parte del circo, y ella era como la extraña sensación, la mujer barbuda sería un excelente papel para ella.

Terminaron de comer para ir al jardín, el café con galletitas de coco logró sorprenderla.

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