Úrsula avanzaba por el amplio corredor en dirección a la oficina de Calvin, su vestido de flores azules era realmente hermoso, el cabello rubio recién cepillado había quedado perfecto, un corte arriba de los hombros le hacía lucir sensual, sabría apreciarlo el hombre que ahora estaba detrás del archivo revisando unos documentos.
Se detuvo y con suma delicadeza cubría sus ojos.
-Oh…creo que eres un fantasma, hazte visible ante mi-.
Las carcajadas no se hicieron esperar.
-Veo que has acertado, soy tu fantasmita travieso-.
- ¿Que tan travieso será este fantasma? Calvin recorría sus caderas, alzando la amplia falda de Úrsula acariciaba su piel.
-Es enloquecedor tu perfume-.
-Deja, podrían vernos…eres un hombre casado con promesas que no cumplirás nunca-.
-No empieces de nuevo, hasta cuando te tendré que repetir que no puedo divorciarme aun, Madelin… tu no tan tonta primita me dejaría en la calle, ¿Crees que se va quedar sin nada? La casa y la mitad de esta empresa le pertenecería…no seas incauta ridícula-.
-Calvin, ¿Por qué siempre me ofendes? -.
Calvin le miraba con fastidio absoluto.
-Mira Úrsula es mejor que te vayas acostumbrando a mi tono de voz, no estoy para cursilerías, si deseas alguien cursi, búscate un chiquillo que te lleve serenatas y flores, yo te doy lo que tú quieres-.
-Perdón-.
Calvin se acercaba a ella para llevarla sobre el escritorio y allí darle un par de caricias, sus manos bajaron su ropa interior y le dio el placer que ella requería, una vez que concluía se alejaba con dirección al baño, se limpiaba el rostro, y acomodaba su ropa, Úrsula acomodando su vestido, se sintió embargada por una profunda decepción, amaba inmensamente a Calvin, pero le destruía a la misma vez. Calvin notó que su rostro tenía culpa y quizás esa estupidez de la decepción, tenía que tenerla de su parte, Úrsula era dueña de un gran negocio de materiales para construcción, dos casas y un buen seguro que su marido le había dejado. Era viuda, treinta y dos años, algo tonta, ingenua y carente de malicia, que mejor plato servido para Calvin que una verdadera rubiecita, sexy y nada más, eso sí con dinero en su cuenta personal.
Úrsula tomaba su bolso, mientras una pequeña lagrima rodaba por su mejilla, se despedía con poca efusividad lo que captó la atención en Calvin, le hizo además que le mirase, ella levantaba su rostro con ojos enrojecidos.
-Creo que lo nuestro no va a ningún lugar, es una relación donde solo me quitas la ropa y una vez concluida la sección, vete Úrsula, me abrumas…no tienes tiempo-.
-Vaya, y yo te pensaba decir lo contrario…. Te amo, solo que no sé cómo expresarlo de mejor manera, no tuve padres cariñosos como los tuyos, abrazos, besos, solo golpes, un padre alicorado que solo sabia golpear y gritar…pero tú no entiendes eso-.
-Lo siento mucho-. Úrsula se disculpaba-
-Claro que no lo sientes, yo era maltratado mientras tu quizás eras cubierta de vestidos y caricias de tu madre-. Calvin ahora miraba por la ventana, apoyando su mano sobre el amplio cristal, se lamentaba de no poder abrazar a su padre y decirle cuanto le amaba.
-Debiste sufrir mucho-.
Calvin la tomaba en brazos.
-Es muy serio lo que hablo Úrsula, es muy serio-.
-Lo sé...-.
El la soltaba dándole un beso en su frente.
-Esta noche para que veas que puedo llegar a ser romántico, iremos a ver una película-.
-Oh, que hermoso detalle de tu parte-.
-Quizás te lleve alguna flor del jardín de la señora Madelin, tiene bonitas flores, y siempre vives hablando de su encantador jardín-.
Úrsula soltaba una pequeña risa apagada.
Se despidieron con un beso lleno de pasión.
Madelin tomaba sus llaves mientras Mai la seguía, entraron en el auto el cual se colocaba en marcha por la amplia carretera hasta llegar a su destino. Mai saltaba de alegría, era evidente porque su cola no paraba de agitarse, se acercaba a ella por una galleta, le daba la mano. Mai era mejor compañía que Calvin.
-Compañerito te has ganado esta enorme galleta, daba la galleta con efusivas palabras de recompensa.
Se quedó mirando a Mai quien había devorado su premio, y le miraba con aquellos ojos profundos, ¡como diciendo… ¡Vamos Madelin, el tiempo apremia! Tenía razón y prisa, les esperaba un lugar con vistas preciosas, era un descanso bien merecido.
Como Calvin no tendría tiempo para ella, entonces ella se daría un buen espacio de tiempo, tomando la cesta y las botellas de refrescos, guardó todo, regresaba para asegurar la casa, al girar sobre sus talones Úrsula hacia su aparición frente a ella.
-Madelin…te tomé por sorpresa lo sé, pero podemos tomar un café, traje pan y pastel de fresas-. Úrsula le miraba con bastante inocencia.
-Uh…bien, un café no está nada mal para esta belleza que ven mis ojos, eso sí, no podré quedarme mucho tiempo, Pamela llegará en unas dos horas, así que te hará linda compañía-.
-Pensé que quizás te darías unos minutos para charlar-.
-Lo siento, estoy aprovechando estos días al máximo-. Madelin tomaba su cesta, bolso, y llaves del auto, era un perfecto plan que no pensaba cambiar por nada del mundo, ni siquiera por Úrsula y un pastel.
-Bien mejor me iré, esta noche tomaré un poco de aire ya que…-.
-Qué bueno por ti cariño, me parece bien, lamento que sientas que me deshago de ti a prisa, pero debo aprovechar mis días de descanso, Calvin tendrá mucho que hacer, el pobre solo trabaja-. Los ojos de Madelin hicieron un gesto de tristeza.
-Calvin quizás esté pasando un mal momento-.
-Siempre tiene malos momentos querida, aunque es su excusa preferida, siempre tiene excusas, algún día lamentará su vida, pero será algo tarde-.
- ¿Porque lo dices?
-Porque al final la maldad es devolutiva-.
Madelin subía al auto y se marchaba, dejando a Úrsula con una gran cantidad de miedos y temores. Salia del sendero para subir a su auto, aun pensativa, ella amaba perdidamente a Calvin, quizás decidiera divorciarse de Madelin, por lo que observaba el matrimonio no iba bien, en cualquier momento ellos terminarían. Colocaba en marcha su auto, tenía tres horas para dejar todo acomodado en su tienda, cambiarse, y estar lista para ir a cine, por fin Calvin accedía a un detalle como este, le encantaba el cine, el romance, las flores, pero Calvin no era de esos.
En un instante sus hermosos ojos, lucieron tristes, era un papel que le quedaba bastante mal…el papel de la amante.
Calvin realizaba varias llamadas, estaba molesto en gran manera, los trabajadores le habían dejado a medio terminar los detalles, se quejaban por el pago, cierto era que les debía una semana, pero tampoco era para que hicieran tanto lio, se aprovechaban que los requería, salió rumbo a la construcción, conducía con verdadera rabia, y fastidio. Una auto venia hacia él, era el auto de Madelin, ¿Qué demonios estaba haciendo por esos lados, y hacia dónde iba?, se atravesaba un poco obligándole a detenerse.
Se acercaba a su auto.
-Veo que vas de paseo-. Miraba la cesta y el perro atrás.
-Te dije que entregues ese perro, no es nuestro, aunque desde que no tenga que alimentarlo, ni me interesa-.
-Voy a un día de paseo, creo que no tiene nada que ver contigo, pero si con mi descanso, bien Calvin que tengas un buen día, llegaré en la tarde, te preparare la cena, así que llega temprano por una vez en tu vida…pareces el hombre más ocupado del mundo-.
-Lo soy-. Su risa era irónica. -Además iré a caminar por ahí y tomar algo con los chicos, no me guardes cena-. Se alejaba.
-Mai, no haremos cena, espero que no llegue con otra idea, siempre lo hace-.
Mai ladraba fuerte, quizás en aprobación a sus palabras.
-Buen chico, siempre entiendes todo-.
Seguía conduciendo, en el camino se cruzaba con Candela quien le saludaba desde su coche.
-Hola Madelin, que ven mis ojos, ¿Acaso descansando? -.
-Si, así es, y en buena compañía, iré a tomar aire fresco, me encanta-.
-Pues me parece una estupenda idea, hay que hacerse sentir, Calvin no se porta muy bien a veces, tu disfruta tus días de sol-. Agitaba la mano y continuaba su camino. Respiraba el fresco aire, esa noche tenía una tarea que hacer, localizar el dueño de Mai, aunque se estaba encariñando con la mascota, y por lo que se veía, él también estaba entretejiendo un lazo de amistad con ella.
-Seremos muy buenos amigos Mai, siempre quise un amigo como tú, especial, confidente, cariñoso, tierno y protector-.
Continuaba hasta llegar al lugar, descendieron del auto para tender en el verde prado su mantel y disfrutar del día.
Pasaron el día caminando, corriendo, tomando sol, Mai jugó a recoger las pelotas que ella le lanzaba. Luego cuando el atardecer llegaba, el sol se ocultaba dando unos colores esplendidos.
Madelin sonreía, ese día, había sido uno especial. Regresarían a casa, y otra noche de descanso la invadiría. Después de cenar iría a dormir.
Úrsula abrazaba a Calvin quien, en un intento por mantenerse calmado en la sala de cine, miraba su teléfono para entretenerse en tonterías. -Clavin- La voz de Úrsula era un susurro. -Concéntrate en la película, desde que empezó ni le has prestado atención. -Úrsula es una cursilería, ella está a punto de morir, así que lo mejor que puede pasar es que descanse en paz- Dicho esto hacia señal de persignarse con su mano derecha. -Calvin deberías tener algo de respeto, así sea una película…es una historia real…tan real como la nuestra, solo que no me estoy muriendo y tú eres casado, eso sí…en vías de divorciarse nunca- -Te crees la perfección en pintura, siempre lo mismo Úrsula, si gustas hasta aquí llegamos-. -Calvin cariño, no te molestes conmigo-. -Ya te dije que las cosas con calma… si no la tienes entonces busca otro- -No…no volveré a molestarte-. Úrsula se acomodaba en la silla, en aptitud de distancia de Calvin, su rostro se tornó inexpresivo, con una mirada que en realidad era
El día domingo como de costumbre Madelin despertaba seis en punto, asistía con puntualidad al servicio de la mañana, ese momento de paz y comunión le daba las renovadas fuerzas para seguir adelante, últimamente el dolor en algunas zonas de su cuerpo se intentaba agudizar, pero no sería el motivo que ella faltase al servicio. El reverendo Jake y su esposa Mía, eran dos personas agradables, serviciales, y siempre al tanto de todos, eran alrededor de trecientas personas quienes asistían a los servicios de la mañana, luego siempre se ofrecía un desayuno, allí podían hablar y compartir de sus experiencias y situaciones.Edna se sentía mucho mejor, y asistiría también, le había telefoneado para decirle que almorzaran juntas. Pamela era del coro de la iglesia, ese día cantaría como solista. Madelin se sentía feliz, allí estaría con su amiga un buen par de horas.Esa mañana estuvo el sermón como hecho para ella, el reverendo había dado su sermón sobre el amor, el amor que podía perdonar, que
Varios días transcurrieron desde aquel domingo en familia, Úrsula pasaba alguna tarde por casa para saludar, siempre era quien tomaba la iniciativa de preparar el café, hasta ofrecerse para quedarse a preparar la cena.Madelin viajaría con Edna a Austin para su chequeo médico, pero por alguna razón su madre estaba llegando a casa, ese era el mensaje que Pamela le daba, aún tenía tres horas disponibles antes de viajar, irían en su auto, Mai las acompañaría, seria bien recibido en casa de su hermano y su esposa.Sus pequeña maleta y bolso de mano con todo lo necesario estaba listo, Pamela en esos días estaría con la abuela, estaría tranquila, igual el viaje solo tomaría dos días.El timbre sonó y Pamela dando dos saltos de alegría abrazaba la abuela.-Abue…que bien que decidiste venir, así me harás pastel de zarzamoras, es mi preferido-.-Oh, querida claro que sí, pero eso sí, no creas que te escaparás de lavar los platos y dejar la cocina impecable-.-No cambias abue.-.La mujer soltó
Madelin caminaba por el amplio pasillo de la clínica acompañada de Edna, solo tendrían que esperar tres pacientes para su turno. Podían ir por un café y alguna galletita, estas eran una completa tentación para Madelin.Edna hacia el pedido conocía de sobra los gustos de su amiga, las galletas estaban recién salidas del horno y el olor a coco, canela, vainilla, inundaba todo el lugar. Madelin miró su reloj, estaba segura que en pocos minutos le llamarían.-Edna, gracias por este exquisito café, las galletas son cortesía-.-Es grato saberlo…-.Caminaron sonriendo hacia la sala de espera y tomar sus lugares, la enfermera ingresaba al consultorio, al cabo de diez minutos invitaba a Madelin a seguir.-No tardaré-.-Entraré contigo de ser necesario-.-Quédate tranquila, es solo una cita de rutina-.-Eso dices siempre-.-Porque siempre es así…creo que quieres controlarme y no lo permitiré-. Le miraba con aquella seriedad…para después soltar una risa que logró hacerle escupir el café a Edna d
Calvin miró a Úrsula mientras su voz era algo tensa. La conocía bien, siempre buscando oportunidad de algún numerito de esos característicos de ella.-Gracias Úrsula, siempre tan atenta y amable-.-Haré el almuerzo-.-Vaya que ayuda la que me brindas, iré por unas cosas para la ensalada, ahora regreso, puedes ir adelantando-.-Claro tía-. Sonreía con aquella picardía tan suya, inocencia y juego en su mirada, como en sus palabras.Calvin tomaba el periódico para darle un vistazo a los clasificados, deseaba encontrar un lugar más grande para mudar las oficinas de Victoria, cada día llegaban más clientes, nuevos proyectos, y requería una bodega, su oficina también estaba sujeta a cambios.-Bien Úrsula espero que cocines algo delicioso…me iré al estudio a leer mi periódico-.Ella le salia a su encuentro.- ¿Dónde crees que vas? -.-A leer, hay que estar atento a las noticias ¿Qué, no lees noticias? -.-Claro que no, son tristes y caóticas, no me gustan-.-Deberías alimentar tu cerebrito c
Madelin acomodaba algunas cosas esa mañana en el refrigerador, eran las seis en punto. Su madre y pamela dormían plácidamente.Su maleta estaba en el vestíbulo aun sin ser llevada a la habitación, para sorpresa de ella notó que Calvin no estaba en casa, no era extraño para ella, siempre encontraba alguna excusa de peso para tales ausencias a ciertas horas.Pero llegaría a solicitar desayuno, ella preparaba su almuerzo, los días de placidez habían terminado.Las palabras del buen doctor le resonaban en sus oídos, debía tomar decisiones drásticas y medidas extremas sobre sí misma.Pasos silenciosos en la cocina le hicieron girar con serenidad.-Madelin que bueno que estás de regreso, no te imaginas estos días, tu marido pobre…tuvo que trabajar tanto este fin de semana que debió quedarse dormido en su oficina anoche, bien Madelin te estaba esperando, quiero saber si iras a ver a tu padre, en cualquier momento podría detonarse algo, y ya sabes…-.-Madre eres asombrosa, lo primero que espe
La semana transcurrió sin muchas novedades, salvo, aquella carta que tenía en manos, dos días atrás, su padre le había escrito, no podía evitar sentir la curiosidad de leerla, pero a la vez no se sentía capaz de hacerlo. Aunque era mejor saber su contenido, comenzaba a abrir el sobre cuando la llamada en la estafeta detuvo sus manos, tomaba la llamada.-Buenas tardes estafeta de correo Victoria Texas, ¿En qué puedo ayudarle? -.-Si, buenas tardes, por favor deseo tener información sobre una carta que recibí-.-Bien, cuénteme al respecto-.-Soy la persona que perdió a Mai hace un tiempo, así que en la carta dice que está a salvo-.-Oh, ya veo…por supuesto, le daré la información, Mai estaba en la carretera y yo lo encontré, ahora está viviendo conmigo. Pero cuando guste puede venir por él, será triste despedirme, pero me alegra que se reencuentre con el-.-Estaré el fin de semana en Texas, ahora estoy en los Ángeles, pero viajo el viernes ¿Le parece bien darme una hora y donde puedo ir
En la estafeta Madelin adelantaba el libro de recibos, una mañana con bastantes cosas, correos para entregar, paquetes y sobres.Por suerte era viernes y pronto llegaría el domingo, ir a la iglesia le reconfortaba.Pamela asistiría al cumpleaños de Paty, una de sus compañeras, el hecho que Brandon estuviera en dicha fiesta le daba tranquilidad, Calvin al final no había viajado, así que estaría el fin de semana entero en casa.En aquel instante se quedó mirando hacia la amplia ventana, Úrsula caminaba en dirección a la oficina de correo.Algo extraño en aquel momento, ingresando titubeaba por algunos segundos.-Madelin…que sorpresa verte, no estaba segura que estuvieras de turno-.-Hola Úrsula, ya casi saldré, la mañana transcurre a prisa-.-Necesito enviar unas cartas…tía Cori pasó a verme, llevó varias pinturas, creo que hará una remodelación en su casa, me pidió que fueras conmigo almorzar hoy-.-Lo siento, no puedo, debo hacer unas compras-.Madelin tomaba las cartas de mano de Úrs