Con torpeza abrió la puerta, empujándonos a trompicones, mientras yo le besaba con una necesidad dolorosa, penetrando nuestras bocas con voracidad, mientras me despojaba de mis prendas mojadas, al intentar quitarme el camisón cubrió mi cara mojándola. Cuando por fin pude ver su expresión, solté una carcajada. —¿Ahora de qué te ríes? —Es que… es que… si vieras tu expresión de apuro, parece que no lo estás pasando bien —volví a sonreír viendo su expresión incómoda. —Joder… como puedes estar riéndote en esta situación, ¡pues normal que esté tenso! No quiero que tu primera vez conmigo… sea una completa m****a —dijo pasando su mano por su cabello mientras las gotas del agua se deslizaban por su rostro, una sonrisa de ternura en mi boca dándome la confianza que necesitaba para tomar el primer paso. —Ven… —tome su mano y la pase por mis pechos, mi cuerpo tembló presa del placer de sentir el toque de su mano fuerte, como si un botón que estuviera ansioso por ser tocado, se hubiera encendid
—Está conmigo, Gaspar, solo fue un día… volveremos hoy.—¿Acaso crees que le haría daño? Ángela no es una niña —abrí mis ojos adormilada escuchando aquella discusión en la lejanía, me quejé con dolor al sentir el cansancio de mi cuerpo, anoche me sentía como una flor revitalizada, ya ahora parece que doble mi espalda en dos.—¡Ya sé que es la alcaldesa, pero quiero pensar que también tiene derecho a tener un poco de vida fuera de sus labores! —Me erguí, miré la hora y era medio día, había muchas cosas que necesitaban mi atención hoy.—¡Crees que quiero disuadirla de hacer su trabajo! —me levante y enrollándome la sabana, salí dirigiéndome al salón.—¡No vine a joder todo el trabajo del pueblo, quiero lo mismo que todos! —tomé el celular de su mano y entonces dije.—¿Gaspar que ha pasado?—Señorita alcaldesa, se supone que tenía que estar aquí temprano para la reunión del comité, tenemos que detallar el tema del festival de la cosecha.—Lo sé, Gaspar, no me he olvidado… solo estaba tom
—Muchas gracias, por venir. Sé que está investigando el atentado de la bomba. Al principio no quise hablar del tema, porque pensé que todo había sido obra de las bestias, pero creo que esta es la única manera de saber la verdad —dijo mientras me entregaba una taza de café. —Como se lo dije, señora Deniz, queremos encontrar la verdad de este caso, yo sé lo que es perder una familiar de forma injusta, así que haré todo lo que esté en mi mano por encerrar a los culpables, pero necesito que me cuente cualquier detalle extraño de su marido días posteriores a su muerte —Entre lágrimas, bebió de su taza temblorosa. —Ya le dije lo mismo a la policía. Todo fue normal, él iba a su trabajo como todos los días, y volvía con su familia a la misma hora. —¿Está segura? No vio que algo cambio en él, por muy sutil que le parezca. —pensativa me miro y dijo. —Ahora que lo pregunta... una semana después mi esposo llego de su trabajo de camionero, se veía preocupado más de lo normal. A veces le bajaba
—Te estás equivocando… —increpo Galaxy mientras me preparaba para la reunión. Guarde silencio y me mire al espejo, no me reconocía con aquella barba desprolija y larga, me había descuidado demasiado.—¿No sabemos con qué intenciones realmente se quieren unir con nosotros, solo piénsalo, ¿qué ganaría? ¡Nada! Nos quieren convencer y cuando tengan la oportunidad nos apuñalarán como en el pasado. —Suspire alto viendo una de las hermanas de la manada vestirme en supervisión de la gran sabia. Las telas de aquel conjunto de toga y pantalón de estilo nórdico eran de un color verde pasto apagado, dorado y rojo. Cada una de las telas que, acomodaban sobre mí, llevaba dibujos triviales de runas, con decorados y hebillas de plata, con tantos ardimientos que empezaba a sentirme otra persona, pero como siempre era tradiciones que no se podían romper, cuando terminaron de vestirme salieron de la carpa y solté mirándome en el espejo.—Basta… por favor, Galaxy… no lo hagas más difícil.—Entonces porqu
—Vamos, Jouna, me conoces… déjame entrar con el preso un rato, solo quiero comprobar algo. —Ya le dije que no puedo, señor Paul, si se enteran de que el preso tuvo visitas antes de su juicio me echaran a mí. —Respire hondo apoyándome en el cristal del segurata. —Solo necesito esos minutos con él… y te juro que te recompensaré —dije deslizándole algunos billetes, alzo su mirada y dije. —Serás recompensado, sé que te juegas tu puesto, pero necesitó este favor —debatiéndose aceptarlos o mandarme a la m****a. Tomo el dinero e indico nervioso. —E-está bien… pero que sea rápido, señor Paul, no podré dejar la cámara en bucle por mucho tiempo. —Asentí con una sonrisa mirando a nuestro alrededor, abrió las puertas y le seguí con agilidad hasta la celda del preso, tomo las llaves tecnológicas y abrió el pabellón, empujo la reja dejándome entrar y en un pasillo de puertas blancas, la sección de máxima seguridad, se puso frente a una de las puertas, e introdujo la llave. Escuchando el bip de l
—¿Alfa se encuentra bien? —inquirió Makena con preocupación, intentando seguirme el paso, cuando de repente me derrumbe en el suelo.—¡Alfa! —Alce mi mano con rapidez en el suelo, impidiendo que se acercaran, algo quería brotar de lo más profundo de mi ser. Tembloroso enterré las uñas de mis manos en mi pecho, reteniéndolo con el dolor físico.—¡Aléjense! —increpé con una voz profunda mientras mis garras se enterraban en la tierra y mi respiración era incontrolable. Mis dientes empezaron a salir perdiendo totalmente el control de mi cuerpo.—Ya oyeron, alfa, ¡Largo! Escolten a su luna a la manada, yo me encargaré de esto —increpo Makena y los demás se alejaron cumpliendo sus órdenes. Peguen un grito que se trasformó desgarrando mi piel mientras impedía que saliera. De repente mis huesos empezaron a romperse, eran como puñaladas una tras otra, me revolqué en el suelo intentando soportarlo, pero era algo que jamás había sentido. ¿Qué mierda me pasaba…?—¡Beliat, para! —grite intentado q
—¡Gran sabia, el alfa no se encuentra bien, ha perdido el control! —increpo Makena entrando a mi carpa con la respiración acelerada.—¡¿Qué ha pasado Makena?!—Ha perdido el control de su lobo después de la reunión, no sé qué le pasa, pero está sufriendo.—¡Magda, apúrate, toma mis runas y todas mis herramientas! ¡Makena, llévanos donde se encuentra el Alfa, y trae dos hombres de tu confianza por si nos ataca!—¿Atacarnos? ¡El alfa jamás nos atacaría, eso que dice es una blasfemia, gran sabia! No es mejor traerlo aquí.—La sangre de alfa nubla el Juicio, le advertí que pasaría esto… y lo mejor será no traerlo a la manda, nadie puede verlo en ese estado.—¿De qué hablan? ¿Qué estado…? ¿Han estado escondiéndonos algo?—El alfa no está en su mejor momento, y no ayudará en nada que su manada lo sepa. Deja de preguntar Makena y apúrate —el chico salió con preocupación, tome las cosas que Magda me alcanzo y murmure.—Sabía que este momento pasaría, tenemos que ir rápido.Cuando abrí mis ojo
«—La vi en mi sueño… y me pidió que te dijera que seas feliz sin ella» Aquellas palabras de Matt cargaban hacia mí con tanta contundencia que me sentía sin aire al cual meter a mis pulmones. Eran tan sencillas y cortas, sé feliz… ¿Cómo diablos se podía serlo? ¿Cómo? Si a duras penas podía caminar sin desmoronarme, sino fuera por Matt, y lo mucho que me rogó que me necesitaba a su lado. Cuál es la mejor forma de vivir…—Porque le dejaste verte, y a mí no Sky… he deseado tanto volver a verte, aunque sea en mis sueños, y llorado tanto a la diosa luna porque me lleva a tu lado, solo escucharte una última vez… aunque sea un segundo. —Seque aquellas lágrimas traicioneras murmurando en voz baja.—Como se supone que sea feliz, si la persona que te arrebato de mi lado sigue viva… ¡Que se supone que debo hacer si no estas! —grite con fuerza frente al lago, los pájaros salieron despavoridos. De repente sentí los pasos de alguien, y el olor de Makena me vino, intenté calmar mis ánimos girándome h