Sucumbir Nuestras respiraciones se acompasaban volviéndose una, rosamos nuestras narices, lo tome con fuerza de la camisa empujándolo a mi cama, mientras el deseo burbujeaba partiéndome en dos débiles camine hasta el sin saber cómo controlarme, me asustaba lo que sentía. Matt de repente tomo mi mano mientras no podía restablecer mi respiración.—No te contengas… utilízame para saciarte.—No quiero sentir esto… no soy yo—Jadee mientras él me posaba entre sus piernas mirándome desde la cama.—Si no quieres sentirlo déjalo salir… obtenerte te está haciendo daño, no te avergüences de ti misma, de lo que desea tu cuerpo. —Estire mi mano posando mis dedos en sus labios provocando que callara, los deslice lentamente hasta su cuello y poco a poco hasta llegar a su duro pecho tapado por aquella camisa blanca. Le alce con rapidez por encima de sus brazos musculosos, una sonrisa surcaba en su rostro. Me dejaría hacer lo que quisiera… y sin remordimientos me arrodille frente a él desapuntando su
Un nuevo comienzo.De camino al apartamento de Sky y Galaxy leí último mensaje que me dejo Bleick. Decía que me daría el adelanto de dos meses por mi trabajo, uno por lo que me correspondía, y otro por cerrar el trato para módico y Salvar la empresa. Una sonrisa se formó en mi semblante guardando mi celular, de alguna manera sentía que me encontraría con él nuevamente… así que no era un adiós. De reojo vi alguien caminando a la par que yo, cuando me gire para echar un vistazo, me sonrió, era el escolta que mamá me había puesto, suspire sintiéndome un poco segura, después de lo que había visto alto no me sorprendía. No estaba muy lejos del edificio de apartamentos, aprovecharía para saquearles toda la información que pudieran darme sobre Matt y el incidente en el evento.¶Abrir la puerta y al cerrar detrás de mí, me giré y las chicas me miraron en silencio dejando de servir la mesa, se miraron entre ellas y con una sonrisa me incitaron a sentarme, Galaxy me sirvió un plato y sky una t
Un pasado oscuroAgosto/15/1980«Mi abuelo y mi padre siempre parecían esconderlo todo, controlaban cada aspecto de sus vidas, de sus relaciones…. Y sobre todo de la familia, lo que harían, lo que serían, lo que estudiarían, y con quien nos familiarizaríamos. Así que cuando el abuelo murió, mi madre siempre me repetía las mismas palabras del abuelo, “las mujeres Hakett somos más importantes que los hombres, lleva con orgullo tu apellido” y eso hice… porque la perfección en mí fue tallada al dedillo para ser la siguiente sucesora de la familia. Pero eso solo era el inicio de un peso más grande que tendría que cargar, que cargábamos… pecados, oscuros pecados que trascendían de generación en generación, marcando nuestra familia de una sangre indeleble»Pare de leer el diario de mi madre al oír el llamado del metro abriendo sus puertas, lo cerré y me baje pensativa, abstraída en los más recónditos pensamientos de una Clara Hackett en sus inicios universitarios, muy lejanos de la mujer que
El apellido maldito.«La familia Hackett descubrió una rara enfermedad o maldición como lo llamaba en uno de sus miles de ideas paranoicas, él creyó fervientemente en dios… así que aquel comportamiento de aquella tribu, lo enfermo de miedo a lo que no podía hallar explicación. Así que una noche en la que se encontraba despierto de nuevo murmurando, hundido en sus delirios, decidió romper el tratado de paz y apresar a todos y cada uno de aquellos nativos. Uno por uno fueron cazados y tratados como animales… y cuando los tuvo en su poder como simples herramientas, utilizo a mujeres, niños y hombres como sus experimentos, pero no eran experimentos cualesquiera… eran torturas, varias sacadas de sus más retorcidos pensamientos. Se decía que por las noches, con tan solo acercarte a las rejas de la barda, podías oír los nítidos gritos de una persona antes de morir. Cansado de no encontrar respuestas ni alivio a su locura, vendió a todos los sobrevivientes como esclavos a casas de aristócrat
Ha vuelto—Aun cuando mi madre me contó todo lo que pasaba, no le creí… pero aquella parte que la ha admirado desde pequeña, decidí que tenía que creerle y que ella no me mentiría porque no habría razón para hacerlo. Pero la verdad es que vengo de una familia de tiranos, esclavistas y asesinos. Es… decepcionante, ya no sé ni quien soy. Normal que me odies…—Lo que yo piense sobre toda tu estirpe es cosa mía que no te tiene que afectarte, y tampoco sé que tengo que decirte. Así que no llores más…. Odio ver a una mujer llorar, y más si siento que es mi culpa. —dije incómodo a punto de darle una calada a mi cigarro, me quito el cigarro de la mano, la miré y le dio una calada con los ojos, echo dos rebanadas de tomate hinchados. Empezó a toser y se lo arrebaté.—Eres tonta, si no sabes no lo hagas.—Es asqueroso, no sé por qué os gusta a los tontos.—Habla la que lo acaba pegarle una calada a mi cigarro.—¿Y qué más da? Hoy me siento más tonta que otros días… y para colmo —¡Bueno ya bast
El delgado telón cae Cuando terminé de alistarme ya atardecía, me dirigí con Paul al gimnasio, no sé qué tan bueno idea era tener como trabajo a Matt todos los días, intentaba centrarme en mi vida y dejarlo a un lado, pero necesitaba un trabajo. No había opción, o por lo menos hasta que consiguiera otro trabajo, así que cuando llegamos nos pusimos manos a la obra a adelantar todas esas facturas y crear un buen balance de cuantos gastas necesitábamos hacer el próximo mes. Paul era rápido y era gratificante trabajar con alguien así. —Lo mejor será coordinar esas dos cifras y meterlas directamente en balance. —¡¿Es verdad?! Con razón no me daban los datos…. ¿Cómo te das cuanto tan rápido de esos detalles? Siempre tardo unos minutos, me pasaba mucho cuando estaba en la universidad. —A veces es mejor tenerlo todo en una lista. Aquí… y aquí… ¿Lo ves? —dijo inclinándose hasta mí, mientras me señalaba en el papel. Sonreí sorprendida e inquirió. —¿Ahora que te pasa…? —Es solo que me gusta
Un tormentoso día. —Vaya… pero miren a quien nos vinimos a encontrar, Al sucio desertor… el que le dio la espalda a su gente. —Un intenso flechazo ilumino la habitación provocando que las luces se fueran y luego el estruendoso sonido de un trueno retumbo el cielo. —¿Qué queréis? No buscamos problemas lárguense. —Queremos a la iluminada, nos la habéis robado y ella pertenece legítimamente a la manada. —¡No es vuestro objeto para que dispongáis de ella! Hace tiempo dejamos de ser parte de la manada, no tenemos por qué seguir las órdenes de un tirano sediento de venganza… —grito después Galaxy. —Súmete a las órdenes del verdadero y única alfa. Ella debe volver a donde pertenece. —No sé irá de este lugar… —Y también sabemos que escondéis al enemigo, no solo sois desertores asquerosos… sino unos sucios traidores a sus antepasados y la mismísima diosa luna. —¡No! Jamás he traicionado mis principios a la diosa luna, he entregado mi vida a ella para seguir sus designios. —Increpo sky
Ha vuelto ¿Berenice…? Mi respiración se cortó al instante con solo mirar la expresión de sorpresa de Matt, era ella… era la mujer que siempre permaneció en su mente. Mi garganta se cerró, sintiendo un duro insoportable. No podía fingir ni siquiera una expresión de indiferencia, a pesar de que ya sabía que otra mujer era la dueña de su corazón, mi mente no concibió que un día los tendría que ver juntos, era real… ahora tenía que obligarme a dejar de sentir estos sentimientos. —¿qué pasa…? Se les apareció un fantasma acaso… —con rapidez, Matt tomo su mano llevándola afuera. —Vámonos… —Porque tanto apuro, acaso escondes algo de mí. ¿Qué has hecho matt? —dijo con diversión lanzándome una mirada antes de salir juntos —Si Berenice volvió es porque el padre de matt la mando —dijo sky provocando que la mirara en silencio. —Sé lo que sea trabajaremos hasta donde podamos. Así que empecemos… —dijo Paul con su seria expresión dirigiéndose a su puesto de trabajo. Pensativa caminé como autóno