Un pasado oscuroAgosto/15/1980«Mi abuelo y mi padre siempre parecían esconderlo todo, controlaban cada aspecto de sus vidas, de sus relaciones…. Y sobre todo de la familia, lo que harían, lo que serían, lo que estudiarían, y con quien nos familiarizaríamos. Así que cuando el abuelo murió, mi madre siempre me repetía las mismas palabras del abuelo, “las mujeres Hakett somos más importantes que los hombres, lleva con orgullo tu apellido” y eso hice… porque la perfección en mí fue tallada al dedillo para ser la siguiente sucesora de la familia. Pero eso solo era el inicio de un peso más grande que tendría que cargar, que cargábamos… pecados, oscuros pecados que trascendían de generación en generación, marcando nuestra familia de una sangre indeleble»Pare de leer el diario de mi madre al oír el llamado del metro abriendo sus puertas, lo cerré y me baje pensativa, abstraída en los más recónditos pensamientos de una Clara Hackett en sus inicios universitarios, muy lejanos de la mujer que
El apellido maldito.«La familia Hackett descubrió una rara enfermedad o maldición como lo llamaba en uno de sus miles de ideas paranoicas, él creyó fervientemente en dios… así que aquel comportamiento de aquella tribu, lo enfermo de miedo a lo que no podía hallar explicación. Así que una noche en la que se encontraba despierto de nuevo murmurando, hundido en sus delirios, decidió romper el tratado de paz y apresar a todos y cada uno de aquellos nativos. Uno por uno fueron cazados y tratados como animales… y cuando los tuvo en su poder como simples herramientas, utilizo a mujeres, niños y hombres como sus experimentos, pero no eran experimentos cualesquiera… eran torturas, varias sacadas de sus más retorcidos pensamientos. Se decía que por las noches, con tan solo acercarte a las rejas de la barda, podías oír los nítidos gritos de una persona antes de morir. Cansado de no encontrar respuestas ni alivio a su locura, vendió a todos los sobrevivientes como esclavos a casas de aristócrat
Ha vuelto—Aun cuando mi madre me contó todo lo que pasaba, no le creí… pero aquella parte que la ha admirado desde pequeña, decidí que tenía que creerle y que ella no me mentiría porque no habría razón para hacerlo. Pero la verdad es que vengo de una familia de tiranos, esclavistas y asesinos. Es… decepcionante, ya no sé ni quien soy. Normal que me odies…—Lo que yo piense sobre toda tu estirpe es cosa mía que no te tiene que afectarte, y tampoco sé que tengo que decirte. Así que no llores más…. Odio ver a una mujer llorar, y más si siento que es mi culpa. —dije incómodo a punto de darle una calada a mi cigarro, me quito el cigarro de la mano, la miré y le dio una calada con los ojos, echo dos rebanadas de tomate hinchados. Empezó a toser y se lo arrebaté.—Eres tonta, si no sabes no lo hagas.—Es asqueroso, no sé por qué os gusta a los tontos.—Habla la que lo acaba pegarle una calada a mi cigarro.—¿Y qué más da? Hoy me siento más tonta que otros días… y para colmo —¡Bueno ya bast
El delgado telón cae Cuando terminé de alistarme ya atardecía, me dirigí con Paul al gimnasio, no sé qué tan bueno idea era tener como trabajo a Matt todos los días, intentaba centrarme en mi vida y dejarlo a un lado, pero necesitaba un trabajo. No había opción, o por lo menos hasta que consiguiera otro trabajo, así que cuando llegamos nos pusimos manos a la obra a adelantar todas esas facturas y crear un buen balance de cuantos gastas necesitábamos hacer el próximo mes. Paul era rápido y era gratificante trabajar con alguien así. —Lo mejor será coordinar esas dos cifras y meterlas directamente en balance. —¡¿Es verdad?! Con razón no me daban los datos…. ¿Cómo te das cuanto tan rápido de esos detalles? Siempre tardo unos minutos, me pasaba mucho cuando estaba en la universidad. —A veces es mejor tenerlo todo en una lista. Aquí… y aquí… ¿Lo ves? —dijo inclinándose hasta mí, mientras me señalaba en el papel. Sonreí sorprendida e inquirió. —¿Ahora que te pasa…? —Es solo que me gusta
Un tormentoso día. —Vaya… pero miren a quien nos vinimos a encontrar, Al sucio desertor… el que le dio la espalda a su gente. —Un intenso flechazo ilumino la habitación provocando que las luces se fueran y luego el estruendoso sonido de un trueno retumbo el cielo. —¿Qué queréis? No buscamos problemas lárguense. —Queremos a la iluminada, nos la habéis robado y ella pertenece legítimamente a la manada. —¡No es vuestro objeto para que dispongáis de ella! Hace tiempo dejamos de ser parte de la manada, no tenemos por qué seguir las órdenes de un tirano sediento de venganza… —grito después Galaxy. —Súmete a las órdenes del verdadero y única alfa. Ella debe volver a donde pertenece. —No sé irá de este lugar… —Y también sabemos que escondéis al enemigo, no solo sois desertores asquerosos… sino unos sucios traidores a sus antepasados y la mismísima diosa luna. —¡No! Jamás he traicionado mis principios a la diosa luna, he entregado mi vida a ella para seguir sus designios. —Increpo sky
Ha vuelto ¿Berenice…? Mi respiración se cortó al instante con solo mirar la expresión de sorpresa de Matt, era ella… era la mujer que siempre permaneció en su mente. Mi garganta se cerró, sintiendo un duro insoportable. No podía fingir ni siquiera una expresión de indiferencia, a pesar de que ya sabía que otra mujer era la dueña de su corazón, mi mente no concibió que un día los tendría que ver juntos, era real… ahora tenía que obligarme a dejar de sentir estos sentimientos. —¿qué pasa…? Se les apareció un fantasma acaso… —con rapidez, Matt tomo su mano llevándola afuera. —Vámonos… —Porque tanto apuro, acaso escondes algo de mí. ¿Qué has hecho matt? —dijo con diversión lanzándome una mirada antes de salir juntos —Si Berenice volvió es porque el padre de matt la mando —dijo sky provocando que la mirara en silencio. —Sé lo que sea trabajaremos hasta donde podamos. Así que empecemos… —dijo Paul con su seria expresión dirigiéndose a su puesto de trabajo. Pensativa caminé como autóno
—¡Oye espera! Te digo… ¡Que esperes! —exclame enojada, soltándome de su agarre, con agilidad me empujo con su cuerpo hacia la puerta, provocando que cerrar la puerta tras de mí, quedando a unos centímetros de nuestros rostros.—¿Podemos hablar ahora?—Para que me lo preguntas, si harás lo que te dé la gana. —Sonrió levemente y apoyando su mano a mi lado, encerrándome entre la puerta y él. Le parecía muy gracioso jugar conmigo, de esta manera, hacía unos minutos estaba con su novia.—Matt, no estoy para tus juegos… No tienes — indiqué con desdén apartándolo. Todo en él me llamaba… y los intensos impulsos que susurraban mi mente, venían de ella… de esa loba.—Necesito… que me prometas algo.—¿Yo? ¡Jah! Porque tendría que prometerte algo a ti… —dije con nerviosismo intentando mantener la calma. Me crucé de brazos apartando mis ojos débiles de él.—Angela… estás en peligro —le miré con rapidez y pude ver la seriedad en su mirada.—Por esa mujer… —dije con—Si… y más. Por eso debes manten
—¡No! No quiero que me confundas más… si estás con esa mujer, soluciona tus problemas con ella. —Inquirí levantándome de la silla de los vestuarios.—¡Ángela no están fácil! —le mire incrédula y señalándolo con mi dedo propine.—¿Que no es fácil? Es tan simple como ser sincero… si sientes algo por mí me lo dices sin tonterías. No te das cuenta de que esto es real… Lo que siento por ti. —dijo esas últimas palabras en voz baja.—Solo intento por una vez en mi vida hacer las cosas bien, sin sentir que he defraudado a gente importante para mí. Eres importante para mí Ángela… y sé que cuando estés con tu alma gemela no abra cabida para lo que sientas por mí, funciona así… estasis unidos. Y yo también lo estoy… ¡Es una maldición! —increpo alterado como jamás había visto a Matt, aquella sonrisa que siempre quitaba hierro a las circunstancias, hoy había desaparecido. Se veía—¿Y qué pasa si no quiero seguir esos designios? —me miro con frialdad y soltó.—No puedes ir contra la propia naturale