POV DARKO ROMANOV—Encontré un sospechoso, se encontraba cerca del lugar donde abordaron a nuestros hombres, no tenía por qué estar allí, así que el hijo de puta sabe algo.Me recosté en el asiento y cerré mis ojos, sintiendo el estrés acumulado.—Lo necesito para cuando llegue a Rusia, tengo demasiada tensión, así que yo mismo extraeré la información que necesito —apreté el teléfono en mis manos, anticipando la excitación que se avecinaba.—Le informaré a Yarik, el maldito ya estaba ansioso por hacerlo.—¿Algo más? —pregunté, notando la ira en su voz.Dima era uno de mis mejores hombres y jamás había tenido problemas en su trabajo. El asalto a uno de nuestros envíos y el asesinato de nuestros soldados era un golpe bajo tanto para su ego como para la organización.—Lo lamento, Pakhan. No volverá a ocurrir un incidente como ese, y si es así, dispárame —declaró con determinación.—Claro que lo haré, Dima —aseguré antes de colgar.Cuando volví mi atención al interior del avión, Isabella
Apreté instintivamente mis piernas, abrumada por la sensación que empezaba a invadirme. Esto no estaba bien; no podía permitirme disfrutar mientras alguien era torturado. Contenía el aliento de vez en cuando, mirando fijamente el suelo para distraerme del torbellino que se estaba formando en mi interior.El desgarrador grito de Lenard me sacudió hasta la médula, alce mi mirada y mis ojos se abrieron de par en par. Un escalofrío recorrió todo mi ser, y durante unos breves instantes, pude apartar de mi mente el caos que ocurría más abajo. La expresión de Darko era radicalmente distinta; tenía un parecido a cuando estaba en trance, justo antes de alcanzar el clímax, pero más intensa.—¡Detente! ¡Por favor! ¡No hice nada! —sus súplicas llenaban la habitación.—Oh, claro que sí. —La sonrisa encrespada en el rostro de Darko mientras trazaba una línea con el filo del cuchillo sobre la piel de Lenard desde su hombro hasta su antebrazo era aterradora, y la crueldad de la escena me hizo temblar
—No bajaste a cenar, ¿sucede algo?Levanté mi mirada hacia él. Estaba en el umbral de nuestra habitación, recostado en el marco de la puerta, con las piernas cruzadas y los brazos doblados sobre su pecho, completamente limpio. No quedaba rastro de los acontecimientos de horas atrás, ninguna mancha de sangre, nada que delatara lo que había sucedido.Si no lo conociera, podría haberlo visto en cualquier lugar y jamás habría sospechado que acababa de arrebatar una vida. No obstante, bastaba con observar su mirada, esa mirada sombría que siempre parecía absorberte y que, por extraño que pareciera, ya no me asustaba tanto; en cambio, comenzaba a parecerme casi acogedora.—Aparte de que mataste a mi ex enfrente de mí y luego tuvimos sexo al lado de su cadáver, no, todo está en orden —respondí con sarcasmo.Él suspiró y se aproximó.—Eso no es lo único, ¿qué te preocupa?Maldito, ¿por qué tenía que ser tan perspicaz?—Estoy asustada —asintió, mientras se sentaba al borde de la cama—. Debería
—Solo quiero entenderte, llegar a conocerte completamente, y sé que me falta esa parte.—¿Estás segura de que puedes manejarlo? —Asentí de inmediato. Él dejó un beso en mi hombro y continuó—. Mi madre era una puta. Tenía un amo. Ella era su sumisa y ambos compartían fetiches muy excéntricos. Desde que tengo memoria la vi teniendo sexo con personas.» Crecí con ello, viendo como era denigrada, golpeada, asfixiada hasta la inconciencia y como ambos gozaban de placer, por muchos años pensé que así era el sexo, a base de golpes, tortura. Aprendí del sexo mucho antes de que pudiera limpiarme el culo.Se detuvo unos segundos y su mano empezó a recorrer una y otra vez mi espalda. Pensaba que necesitaba consuelo, joder, era todo lo contrario. No podía imaginar a un bebé tan pequeño presenciado actos tan fuertes. Quería retroceder en el tiempo y abrazar a Darko de niño, asegurarle que todo mejoraría y que no tenía la culpa de lo que vivió.—¿Cómo permitían que los descubrieras teniendo sus sec
POV ELENA PETROVAUn día antes—Nos iremos a Rusia en unas horas, ¿viajas con nosotros o por aparte? Aunque debo decirte que la opción dos no le gustará, ni a mí. Preferiría que viajaras con nosotros.Puse los ojos en blanco y bufé. Quería golpear algo al ver el desastre que había creado.—Misha, no quiero ir a Rusia y todavía estoy enojada con Darko.Retiré el teléfono y lo puse en altavoz mientras trataba de arreglar el desastre.—Supe que te retuvo con tu, ¿novio? ¿Qué era ese chico?—¡Ni siquiera éramos novios aún! —chillé indignada—. Nos estábamos conociendo y lo asustó hasta la mierda. El maldito no aguantó el interrogatorio y prometió alejarse de mí.—Entonces no es merecedor de ti, Lena. No vale la pena.—Siempre dicen lo mismo, lo único que quieren es que muera sola. —Los acusé con un falso odio—. Creo que quemé las pastas.Hubo un silencio en la línea y después se escuchó una gran carcajada.—¿Cómo demonios quemas las pastas?—El agua se evaporó y están pegadas...quemadas.—
Para la reunión con el jefe de la mafia irlandesa, me aseguré de elegir un atuendo que reflejara mi posición como reina de la mafia rusa. Opté por un elegante conjunto negro, una elección clásica y poderosa que transmitía autoridad y respeto.El vestido, confeccionado a medida, era de un negro intenso y seductor. Su corte ceñido resaltaba mis curvas con elegancia y sin exageración, lo combiné con unos tacones negros de aguja que añadían centímetros a mi altura. El cabello lo llevaba recogido en un moño bajo, y unos pendientes de diamantes colgaban de mis orejas. Mi maquillaje, en tonos oscuros y dramáticos, realzaba mis ojos y acentuaba mi mirada. Finalmente, cubrí mis hombros con un abrigo negro a juego, que le daba el toque final al atuendo. Cada paso que daba con ese conjunto era una afirmación de mi poder y confianza. Estaba lista para la reunión, lista para representar a la bratva rusa con la fuerza y la seriedad que merecía.Sonreí viendo mi reflejo.Habían pasado tres días desd
POV DARKO ROMANOVCuatro días. Cuatro largos días sin mi Isa, y cada día que pasaba aumentaba mi furia hacia la maldita Camorra. Juré que Bastián sufriría una muerte lenta y dolorosa. Mis hombres y yo estábamos en una de las propiedades de Alessandro, el bastardo nos la proporcionó junto con su territorio, facilitando así nuestros planes.—Darko, Alessandro acaba de llegar con Xander Konstantinou y una mujer —informó Pasha.Fruncí el ceño de inmediato y me levanté, siguiendo a Pasha fuera de mi oficina.—¿Por qué diablos el jefe de la mafia griega está aquí? —pregunté, dejando escapar mi desagrado.Hoy no era un buen día para mí. Mi autocontrol dependía de un hilo. —Me estaba preguntando lo mismo —respondió.Cuando llegamos a la sala, ambos hombres se pusieron de pie de inmediato. No me pasó desapercibida la expresión adolorida de Xander ni la mano que sostenía su abdomen.—¿Qué demonios haces aquí, Alessandro? —inquirí en tono brusco—. Jodidamente no me importa que sea tu propiedad.
—¿Por qué hay tanto trabajo? —me quejé, soltando los documentos que había estado leyendo durante la última media hora.—A veces se vuelve peor. Dirigir no es cosa fácil, y menos cuando hay tantas cosas que requieren de tu observación —respondió con seriedad.En ese momento, estábamos revisando los informes que él mismo había elaborado sobre los flujos de los clubes, haciendo recomendaciones sobre áreas que necesitaban mejoras. Luego, tendríamos que lidiar con los asuntos de la empresa petrolera. No sabía cómo lo haría, pero estaba dispuesta a enfrentar el reto.—¿Cómo pueden ganar tanto con estos clubs? —me sorprendí, al ver la cantidad de ceros en el total de los ingresos—. Esto ya es una fortuna.Vova sonrió con orgullo, aunque cansado.—Y no es nuestro mejor mes —añadió, levantando una ceja—. ¿Vas a autorizar las remodelaciones?Asentí con determinación.—Sí, viendo los meses anteriores, las ganancias están disminuyendo, aunque solo sea un cinco por ciento, pero será más evidente c