POV ELENA PETROVAUn día antes—Nos iremos a Rusia en unas horas, ¿viajas con nosotros o por aparte? Aunque debo decirte que la opción dos no le gustará, ni a mí. Preferiría que viajaras con nosotros.Puse los ojos en blanco y bufé. Quería golpear algo al ver el desastre que había creado.—Misha, no quiero ir a Rusia y todavía estoy enojada con Darko.Retiré el teléfono y lo puse en altavoz mientras trataba de arreglar el desastre.—Supe que te retuvo con tu, ¿novio? ¿Qué era ese chico?—¡Ni siquiera éramos novios aún! —chillé indignada—. Nos estábamos conociendo y lo asustó hasta la mierda. El maldito no aguantó el interrogatorio y prometió alejarse de mí.—Entonces no es merecedor de ti, Lena. No vale la pena.—Siempre dicen lo mismo, lo único que quieren es que muera sola. —Los acusé con un falso odio—. Creo que quemé las pastas.Hubo un silencio en la línea y después se escuchó una gran carcajada.—¿Cómo demonios quemas las pastas?—El agua se evaporó y están pegadas...quemadas.—
Para la reunión con el jefe de la mafia irlandesa, me aseguré de elegir un atuendo que reflejara mi posición como reina de la mafia rusa. Opté por un elegante conjunto negro, una elección clásica y poderosa que transmitía autoridad y respeto.El vestido, confeccionado a medida, era de un negro intenso y seductor. Su corte ceñido resaltaba mis curvas con elegancia y sin exageración, lo combiné con unos tacones negros de aguja que añadían centímetros a mi altura. El cabello lo llevaba recogido en un moño bajo, y unos pendientes de diamantes colgaban de mis orejas. Mi maquillaje, en tonos oscuros y dramáticos, realzaba mis ojos y acentuaba mi mirada. Finalmente, cubrí mis hombros con un abrigo negro a juego, que le daba el toque final al atuendo. Cada paso que daba con ese conjunto era una afirmación de mi poder y confianza. Estaba lista para la reunión, lista para representar a la bratva rusa con la fuerza y la seriedad que merecía.Sonreí viendo mi reflejo.Habían pasado tres días desd
POV DARKO ROMANOVCuatro días. Cuatro largos días sin mi Isa, y cada día que pasaba aumentaba mi furia hacia la maldita Camorra. Juré que Bastián sufriría una muerte lenta y dolorosa. Mis hombres y yo estábamos en una de las propiedades de Alessandro, el bastardo nos la proporcionó junto con su territorio, facilitando así nuestros planes.—Darko, Alessandro acaba de llegar con Xander Konstantinou y una mujer —informó Pasha.Fruncí el ceño de inmediato y me levanté, siguiendo a Pasha fuera de mi oficina.—¿Por qué diablos el jefe de la mafia griega está aquí? —pregunté, dejando escapar mi desagrado.Hoy no era un buen día para mí. Mi autocontrol dependía de un hilo. —Me estaba preguntando lo mismo —respondió.Cuando llegamos a la sala, ambos hombres se pusieron de pie de inmediato. No me pasó desapercibida la expresión adolorida de Xander ni la mano que sostenía su abdomen.—¿Qué demonios haces aquí, Alessandro? —inquirí en tono brusco—. Jodidamente no me importa que sea tu propiedad.
—¿Por qué hay tanto trabajo? —me quejé, soltando los documentos que había estado leyendo durante la última media hora.—A veces se vuelve peor. Dirigir no es cosa fácil, y menos cuando hay tantas cosas que requieren de tu observación —respondió con seriedad.En ese momento, estábamos revisando los informes que él mismo había elaborado sobre los flujos de los clubes, haciendo recomendaciones sobre áreas que necesitaban mejoras. Luego, tendríamos que lidiar con los asuntos de la empresa petrolera. No sabía cómo lo haría, pero estaba dispuesta a enfrentar el reto.—¿Cómo pueden ganar tanto con estos clubs? —me sorprendí, al ver la cantidad de ceros en el total de los ingresos—. Esto ya es una fortuna.Vova sonrió con orgullo, aunque cansado.—Y no es nuestro mejor mes —añadió, levantando una ceja—. ¿Vas a autorizar las remodelaciones?Asentí con determinación.—Sí, viendo los meses anteriores, las ganancias están disminuyendo, aunque solo sea un cinco por ciento, pero será más evidente c
POV DARKO ROMANOVMientras acomodaba los cuchillos en la mesa, no podía evitar tatarear una antigua canción. Mis posesiones eran escasas, así que tenía que ser creativo.—Quería hacer una fogata… ya saben, hacerlo a la manera antigua, pero el humo sería un problema. Este calentador servirá —expliqué a mi compañía improvisada. Conecté el calentador a una toma y coloqué una especie de plancha de hierro junto a un cuchillo sobre él—. Me fascina leer sobre guerreros de siglos atrás. La medicina de esa época era impresionante, especialmente diseñada para guerreros como nosotros.Volteé a verlos a los tres y agarré dos cuchillos. Caminé hasta la nonna, quien tenía su rostro totalmente pálido.—Esto es entre tú y yo, Darko. Por favor, déjalas ir —me suplicó, y no pude evitar recordar todas las veces que este hijo de perra se había arrastrado frente a mí en la última media hora.—Te equivocas, Bastián. Esto es entre la Camorra y yo —le dije con una sonrisa retorcida mientras me acercaba aún m
Ni siquiera había podido ir a ver a mi hijo. La noticia de la muerte de Misha golpeó mi corazón con una fuerza abrumadora. Aunque nuestra relación no era tan cercana como la que compartía con Lena, Misha siempre fue una presencia amable y protectora en mi vida. Las lágrimas llenaron mis ojos, y un nudo se formó en mi estómago al pensar en la pérdida de alguien tan joven. Tenía tanto por delante, y la idea de su ausencia dejaba un vacío palpable.Mis pensamientos se dirigieron rápidamente a sus hermanos, a Lena y a Darko. Imaginé el dolor y la devastación que estarían experimentando. Misha era más que un hermano; era un pilar en sus vidas, alguien que había estado allí en los momentos buenos y malos.Aunque mi deseo era estar con ellos, también sabía que necesitaba ser fuerte para enfrentar las posibles consecuencias futuras. Darko, en particular, estaba al borde de la oscuridad, y este golpe podría desencadenar algo más profundo en él. Conocía su naturaleza, su lucha interna constante
Cuando empecé a sentir algo removerse a mi lado y abrí los ojos de golpe, me di cuenta de que debí haberme quedado dormida en algún momento. No estaba durmiendo muy bien estos últimos días.Fruncí mi ceño al ver a Darko quitándose el catéter e intentando levantarse de la cama.—No —susurré, levantándome y acostándolo nuevamente. Cuando sus ojos me observaron, tuve que reprimir el jadeo que estaba por brotar por la impresión de su mirada. Jesús—. Necesitas descansar.Algo en su mirada había cambiado, y ahora se veía más terrorífico.—Y… —carraspeó al notar su voz rasposa y seca. Me apresuré a servirle un vaso de agua. Lo bebió rápidamente, casi gimiendo en el proceso—. Y una mierda. Necesito cremar a mi hermano.Tragué duro y apreté mis labios, no sabiendo cómo decirlo.—Lo siento, amor, pero han pasado cuatro días. —La sorpresa lo arropó—. Lena y yo ya nos hemos encargado; sus cenizas esperan por ti.Asintió lentamente y exhaló.—¿Cómo está Lena?—Recuperándose. —Asintió nuevamente y
—Artem RomanovDesvié la mirada de la ventana y lo observé, mientras fruncía mi ceño un poco confundida.—¿Qué?—Así se llamará nuestro hijo. Significa Saludable y fuerte, y él lo es. —Se inclinó hacia mí, sus labios rozaron mi cuello—. Ahora, tú elige el nombre de la niña —susurró.Sonreí, decidida, sin pensar mucho, ya que su nombre estaba grabado en mi mente desde hace años.—Lia, Lia Romanova. —Artem y Lia Romanov —una pequeña sonrisa adornó su rostro.Me recosté a su lado y suspiré, había esperado que él tomara la iniciativa para hablarme sobre la condición de Artem, pero nunca lo hizo.—Sé que algo pasa con Artem, lo supe el primer día que lo vi, y sé que crees que me proteges, pero soy médico, sé lidiar con enfermedades.Darko me miró fijamente durante unos segundos antes de asentir.—Quería decirte cuando…cuando ya lo hubiera vencido. —Tragué con dificultad y me enderecé en mi lugar—. Tiene leucemia mieloide aguda. Sofia te pondrá al tanto de los detalles.Mi corazón se resqu