¿Qué hará Valerio ahora?
Temblorosa, Livana se levantó de la cama para verse al espejo, notando que como por arte de magia sus golpes habían desaparecido. —Pe-pero ¿Cómo es posible? —susurró. La sangre de su amo debería curarla al ser ingerida, por el vínculo que tenían, pero no de esa forma. Ella frunció el ceño dándose cuenta de que algo muy extraño estaba ocurriendo. —¿Quién eres realmente Valerio? * —¿Qué demonios te pasa? —le preguntó Eric a su mejor amigo al ver lo furioso que estaba. No entendía qué le estaba sucediendo a Valerio, pero de repente parecía ser otra persona. Una que él desconocía. El Áyax clavó su mirada letal en él. Cualquier otra persona se estremecería al ver esos ojos bravíos del Áyax, sin embargo, Eric lo conocía demasiado bien. —Reune a las mujeres del Harem. Las quiero a todas allí. Su órden gélida lo sorprendió enseguida. —¿Qué es lo que pasa, Valerio? ¿Pasó algo con las mujeres? —Ya lo sabrás. Valerio se sentó en su trono intentando controlar la furia que le ardí
—Date la vuelta, mujer. Su poderosa voz causaba estragos en el cuerpo de la Thalassi, incluso cuando no alzaba la voz él seguía siendo imponente. Y aunque no lo buscara, seductor. Livana se mordió el labio inferior antes de darse la vuelta lentamente como él había pedido. Lo sintió acercarse a su espalda erizándole la piel, su aroma masculino llegó a sus fosas nasales casi derritiéndola, logrando que la excitación palpitara en su interior pero se dio una bofetada mental por esos tontos pensamientos que estaba teniendo. Pensamientos que no tenían cabida en su vida. —Ah... Un jadeo escapó de sus labios en el momento en el que Valerio se inclinó sobre ella rozando con su nariz su cuello. "¿Qué demonios me está pasando?" Pensó ella afligida por las emociones que cada vez experimentaba con más fuerza con la cercanía de ese macho. Livana intentó dar un paso adelante para no tocarlo, para no sentirse tentada por él, sin embargo, Valerio no tenía los mismo planes. —Quieta —ordenó dom
"¿Quién demonios se cree que es para despreciarme?"Rugió Valerio en su interior.Estaba más que furioso, a pesar de que se había descargado en su cuerpo descubrió que no era una vez que la necesitaba y eso lo irritaba mucho más."¿Es una maldita hechicera?"—Si le pediste a esa mujer que fuera una de tus concubinas es porque sientes algo por ella.Eric intentó golpear a Valerio, sin embargo, ni siquiera logró alcanzarlo.Que tuviera guardias por todo el castillo solo era un protocolo de la realeza.Él era perfectamente capaz de cuidarse a sí mismo.De hecho, siempre lo hacía cuando debía enfrentarse a enemigos fuertes.Eso lo hacía diferente a otros Áyax como el del Tercer Reino, o como el maldito Davc, antiguo gobernante de Arion, quienes se refugiaban a las espaldas de su manada esperando que pelearan por ellos.El Alfa se giró proyectando un sonoro golpe en las costillas de su oponente, logrande que este contuviera el aliento.—Deja de decir estupideces, Eric.Valerio se apartó de
Livana se estremeció ante el tono demandante y seductor que usó el Áyax.Cada célula de su cuerpo respondió a su toque pero ella estaba en contra de lo que estaba experimentando. Era inaceptable que se sintiera así gracias a él.—S-señor, aquí no podemos.Puede entrar cualquiera.Isadora vendrá.Estaba profundamente avergonzada.Si alguien la veía en esa situación sería espantoso.Ella, una Thalassi, humillada de tal manera.Estaba tratando de ignorar el calor que sintió entre sus piernas nada más al ver al Alfa entrenando con su Beta.Valerio tenía un aura seductora, que atraía a cualquier mujer. Era un hombre endiabladamente guapo, pero también muy peligroso como para caer en sus encantos y ella ya lo había hecho una vez, resultando un error garrafal.—Yo dictamino el lugar donde te follaré, mujer.Tu deber es servirme, lo dijiste bien.Ahora quiero darte una recompensa por ser una buena esclava.—Pe-pero...–Silencio —la demanda fue peligrosa.Livana cerró los ojos sintiendo como
—Veo que le proporcionaste a mi esclava la ropa que te pedí... ¿Le gustó?Valerio no miró Isadora intentando parecer ocupado con los documentos que tenía en la mano pero lo cierto es que estaba a la espera de la respuesta de Isadora.La mujer alzó su cabeza mirando boquiabierta al Áyax.¿Estaba él preocupado por lo que le gustara a una esclava?Isadora reprimió una sonrisa a duras penas y se las arregló para responderle con voz tranquila.—Le gustó mucho, Á... Valerio.Pero el vestido que más le fascinó fue ese rosa que tenía hoy.Aunque esa niña es preciosa con todo lo que se ponga.Luce tal y como lo haría una Thalassi.Valerio arrugó el ceño e Isadora continuó.—Como usted me pidió Áyax.Ella no sabe que esa ropa la mandó a fabricar usted para ella.Piensa que es cosa mía.El Áyax asintió pensativo antes de mover su mano.—Bien.Puedes irte Isadora.Una cosa más, mantenla dentro dentro del castillo.Los guardias se distraen con mucha facilidad.—Sí, tienes razón, Á... Valerio —se c
—¿Qué averiguaste sobre mi esclava? —Áyax, fui a Arion como me pidió. Debo decirle que seguramente no le gustará esta información sobre su esclava. —Habla —gruñó cansado de que diera vueltas al asunto. Quería saber sobre su esclava. Había algo misterioso que la rodeaba y no quería recibir más sorpresas. No le gustaba nada. Kailan le tendió un papel con unos papeles que Valerio leyó con rapidez sin poder evitar que un músculo en su mandíbula palpitara. "¿Así que has mentido, esclava? Realmente estabas huyendo de tu compañero." El Áyax sintió algo extraño en su pecho al conocer la verdad de la mujer. —¿Dóndd está ese macho? —Me temo que la mujer lo mató. —¡¿Qué demonios estás diciendo?! —rugió ahora con violencia levantándose para mirar lleno de cólera a su investigador. Kailan se echó a temblar consciente de la furia de Valerio. –¡Áyax, no me lastime! Muchas personas me lo confirmaron en Arion, si quiere podemos ir... El macho golpeó su puño contra su escritorio rompiend
Valerio apretó los puños demasiado furioso.La mujer todo ese tiempo había estado ocultándole su verdad.Estaba casada.Su mandíbula se tensó y el Áyax no supo por qué eso le molestaba más que la incertidumbre de si era ella la culpable de la muerte de su marido."Su inocencia es falsa.Todo lo que ella estaba interpretando era un papel." Ahora mismo podía ver sus ojos lloroso pero el macho se cuestionó si no le estaba mintiendo otra vez.No podía confiar en ella.No ahora que había descubierto su verdad.Isadora estaba a su lado aferrando su mano al brazo de ella y Valerio se sintió molesto por la cercanía de la mujer a la que secretamente consideraba como su madre y esa ex curandera mentirosa.–El robo por ley en el reino y la manada de Arkalla es penado con 50 latigazos.Valerio ignoró el jadeo de Isadora clavando los ojos en la rubia quien pareció estremecerse con su voz. Sin embargo, notó la valentía en ella.Al parecer era algo que se esperaba.No obstante, sabía que no cualqui
Valerio tocó su frente y la sintió ardiendo.—Despierta.Su demanda fue ignorada y él no supo que hacer.Reconoció el sentimiento de la preocupación dentro de él.Tomó su cara entre sus manos moviéndola suavemente necesitando ver esos fieros ojos violetas suyos.—¡¿Liv?! Maldita sea, mujer ¡Ábre los ojos!Se sentó en su cama tomándola en sus brazos para colocar su pecho sobre sus piernas.Por un momento no supo que hacer pero después pensó en utilizar su sangre.—¿Valerio?La puerta se abrió mostrando a una preocupada Isadora que corrió en su dirección. —No despierta.La loba lo miró por un momento detallando todas las emociones que mostraba su Áyax y por un instante se olvidó de la chica convaleciente gracias a la felicidad que experimento por Valerio.—La curaré yo...—No querido, si viertes tu sangre en ella solo cerrarás las heridas, pero no llegarás a la raíz de la infección. —Mi sangre es curativa —gruñó Valerio en un tono que jamás había escuchado de su parte.Era desesperaci