CAPÍTULO 28

Valerio tocó su frente y la sintió ardiendo.

—Despierta.

Su demanda fue ignorada y él no supo que hacer.

Reconoció el sentimiento de la preocupación dentro de él.

Tomó su cara entre sus manos moviéndola suavemente necesitando ver esos fieros ojos violetas suyos.

—¡¿Liv?! Maldita sea, mujer ¡Ábre los ojos!

Se sentó en su cama tomándola en sus brazos para colocar su pecho sobre sus piernas.

Por un momento no supo que hacer pero después pensó en utilizar su sangre.

—¿Valerio?

La puerta se abrió mostrando a una preocupada Isadora que corrió en su dirección.

—No despierta.

La loba lo miró por un momento detallando todas las emociones que mostraba su Áyax y por un instante se olvidó de la chica convaleciente gracias a la felicidad que experimento por Valerio.

—La curaré yo...

—No querido, si viertes tu sangre en ella solo cerrarás las heridas, pero no llegarás a la raíz de la infección.

—Mi sangre es curativa —gruñó Valerio en un tono que jamás había escuchado de su parte.

Era desesperaci
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